Todos los derechos
para los niños Rohingya
en Bangladesh

A 31 de diciembre de 2019, unos dos años y medio después del éxodo de la comunidad rohingya de Myanmar a Bangladesh, unos 855.00 refugiados permanecen aún solo en el distrito de Cox’s Bazar, de los que más de la mitad son niños y niñas. En total, unos 1,2 millones de personas, tanto en Bangladesh como en las comunidades de acogida, necesitan ayuda humanitaria.
Los niños y niñas rohingya continúan sufriendo altas tasas de desnutrición aguda y el efecto tanto de enfermedades transmisibles por el agua como prevenibles a través de una vacuna. El tiempo ha comenzado a desgastar los mecanismos de supervivencia de las familias, lo que hace que los niños y niñas corran un riesgo cada vez mayor de contraer matrimonio a una edad temprana, de realizar trabajos peligrosos y de ser objeto de trata y ser sacados de la escuela, entre otros efectos negativos.
Junto a la crisis humanitaria por los refugiados rohingya, en 2019 Bangladesh sufrió dos importantes inundaciones que afectaron a más de medio millón de personas, casi 100.000 de ellas niños y niñas.

“¡Puedo hacer reparaciones en casa!”

Puedo hacer reparaciones en casa

Nur, de 16 años, sostiene una bombilla solar en su refugio, tras pasar el día aprendiendo en un taller sobre instalación y reparación de paneles solares portátiles en el campamento de Kutupalong-Balukhali (Cox's Bazar, Bangladesh).

"Estoy aprendiendo sobre esto, así que puedo hacer reparaciones yo misma en mi casa",

nos cuenta orgullosa Nur.

Desde UNICEF estamos apoyando un programa para impartir formación profesional y habilidades para la vida que en 2019 ha beneficiado a un total de 25.740 adolescentes de entre 15 y 18 años en campamentos de refugiados y comunidades de acogida en Bangladesh.

La primera generación de 9.329 adolescentes (el 54% mujeres) se han graduado ya y están recibiendo apoyo para emprender negocios y encontrar un puesto de trabajo.

UNICEF en acción

Desde UNICEF, junto a las autoridades y las ONG locales, mantuvimos la cobertura de servicios que salvan vidas para los niños y niñas rohingya: tratamiento nutricional; atención primaria de salud, inmunización y agua potable y saneamiento. Con ello contribuimos a estabilizar –e incluso reducir levemente– las tasas de desnutrición aguda y reducir la escala de brotes de enfermedades.

Por otra parte, conseguimos que el acceso a la educación de los niños y niñas refugiados rohingya aumentase del 60% de los niños y el 57% de las niñas de 6 a 14 años en 2018, al 76% de los niños y el 70% de las niñas en 2019.