Niños rohingya en Bangladesh siguen necesitando ayuda



Los niños rohingya necesitan protección
Los niños y niñas rohingya siguen atrapados en el limbo, como parte de una minoría étnica sin Estado, y sin poder decidir su propio futuro.
En agosto de 2017 fuimos testigos del éxodo de los rohingya, que escapaban de la violencia de Myanmar hacia Bangladesh. Más de 920.000 personas están acogidas en 33 campos del distrito de Cox´s Bazar y en la isla de Bhasan Char. Más de la mitad, el 51%, son niños y niñas.
Los niños rohingya y sus familias llegaron a Bangladesh aterrorizados, agotados y hambrientos, después de un peligroso viaje y con una vida en el exilio por delante. Siguen necesitando ayuda en forma de refugio, alimentos, agua potable, saneamiento y atención médica. Llevan con ellos terribles historias de lo que han visto y sufrido: niños asesinados, mujeres maltratadas y pueblos enteros incendiados.
A pesar de que el Gobierno de Bangladesh ha respondido a la masiva llegada de refugiados, los rohingyas continúan en una situación dramática. Muchos están alojados en campamentos temporales o asentamientos improvisados. Viven en frágiles cabañas de bambú y plástico, sin acceso a agua, saneamiento ni servicios de salud.
A pesar de la provisión de servicios básicos, los niños se enfrentan a brotes de enfermedades, desnutrición, oportunidades educativas inadecuadas y a los riesgos relacionados con el abandono, la explotación y la violencia, incluida la violencia de género.
En estas circunstancias tan adversas, también está presente la COVID-19. En los campamentos, aproximadamente el 42% de los refugiados rohingya recibieron la 1ª dosis de la vacuna y el 35% ya tiene dos dosis.
En 2021, entre incendios, fuertes lluvias, deslizamientos de tierra, tormentas de viento, rayos e inundaciones, más de 44.000 hogares quedaron afectados (más de 100.000 niños y niñas). Esto provocó más desplazamientos.
Además, viven con la amenaza constante de las fuertes precipitaciones e inundaciones que deja el monzón.
En UNICEF estamos trabajando para garantizar que ningún niño se vea privado de su infancia. Nos preocupamos de su supervivencia y protección.
"Cuando empezó el fuego, me dio fiebre porque hacía mucho calor... Estaba muy asustada." Llorando, cuenta Jamila.
Jamila (Cox,s Bazar, Bangladesh).
El miedo se apoderó de Jamila, de 5 años, y de otros miles de niños y niñas refugiados rohingya, cuando un incendio mortal arrasó los campamentos el pasado mes de enero.
El fuego destruyó servicios esenciales, como las instalaciones de agua y saneamiento, centros de aprendizaje apoyados por UNICEF, y puntos de distribución de alimentos.
UNICEF se movilizó de inmediato para atender las necesidades urgentes de los niños afectados y garantizar su protección.



Niños rohingya: un futuro incierto
- COVID-19: la llegada de la pandemia afectó directamente la vida de los niños y sus familias, aunque poco a poco se va recobrando la normalidad en los campamentos rohingyas y comunidades de acogida.
- Riesgo de tensiones entre refugiados y comunidades de acogida: la población de Cox´s Bazar, con indicadores muy bajos en salud y educación, está acogiendo generosamente a los refugiados. Pero su población sigue aumentando y los servicios públicos están sobrecargados.
- Agua, higiene y gestión de residuos: para garantizar la continuidad de los servicios críticos en los campamentos, se restauró el acceso al saneamiento para más de 38.000 refugiados rohingya afectados por las inundaciones (más de 20.000 mujeres y niños) mediante la rehabilitación de espacios, letrinas, pozos, etc.
- Enfermedades: las condiciones higiénicas son todavía precarias y no hay suficiente atención sanitaria. Esto es un caldo de cultivo para que los niños enfermen. En Cox's Bazar se observó un aumento de los casos de cólera en el último semestre de 2021, con una tendencia a la baja a partir de noviembre. A finales de 2021, se llevaron a cabo dos campañas de vacunación contra el cólera.
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