El poder en las relaciones personales
El poder se define como capacidad para influir en otra persona, para promover su desarrollo o para hacerle daño. Y aunque parezca que en los menores la violencia no conlleve un abuso de poder por el hecho de ser menores, esta no tiene que ver tanto con la edad, como con la relación entre personas.
De hecho, hay cuatro formas de adquirir poder, y todas ellas pueden darse entre niños, niñas y adolescentes:
1. El afecto
Cuando un niño es amigo de otro, ambos se influyen en positivo, haciéndose sentir queridos y valorados, reconocidos... O todo lo contrario.
3. La fuerza física
Los niños, niñas y adolescentes suelen agredir a los más débiles. Y cuando quieren agredir a los más fuertes, buscan aliados para hacerlo en grupo.
2. La autoridad
Es donde más cuesta ver en la violencia entre niños, pues es difícil apreciarla al estar en edades similares. Pero los líderes de los grupos sí tienen autoridad, y su liderazgo les brinda poder y capacidad para promover el respeto y el apoyo entre sus miembros, o la exclusión.
4. La diferencia social
Los niños, niñas y adolescentes agreden al diferente, pues ven la diferencia como amenaza a la que necesitan reducir: colectivos vulnerables o con discapacidad, pero también diferentes por características físicas, de forma de ser, económicas o familiares.
Para lograr convertir un niño en víctima, primero se ha de tener una posición de poder sobre él. Por eso, siempre deberemos abordar estas relaciones de poder, en cualquier contexto (la escuela, la comunidad, las redes sociales).
Tenemos que mostrarles una dimensión consciente y responsable que el poder tiene sobre las personas; enseñarles a usarlo en positivo, vinculándolo al cuidado y al reconocimiento del otro como sujeto de derechos humanos.