Sequía y desplazamiento en Somalia: "no hay a dónde ir"

 Esta es la historia de Khadijo, madre de cuatro niños, que deja atrás toda una vida para salvar y proteger la de sus hijos.

Khadijo busca un lugar para vivir con sus hijos.

Khadijo y Sabirin delante de la tienda improvisada. © UNICEF Somalia/Said

04/11/2022

Khadijo Mohamed, desde una tienda improvisada a las afueras de Mogadiscio, nos relata el viaje que se vio obligada a emprender por la alarmante situación que atraviesa su pueblo natal, que está al borde de la hambruna.

Tiene 40 años y se dedicaba a la agricultura en Dinsoor, en la región de Bay, Somalia. Allí vivía una vida cómoda, como describe ella misma, "porque sembrábamos maíz, frijoles y otros cultivos, y solíamos tener vacas de las que obteníamos leche antes de que llegara la sequía".

Su supervivencia dependía de la agricultura y obtenía ingresos porque luego vendía parte de los cultivos. El resto los almacenaba.

Huida forzosa para evitar el hambre

Al igual que miles de familias en Somalia, Khadijo ha visto cómo las cosechas no salían adelante, su ganado perecía y los suministros de agua de su comunidad se evaporaban. Todo ello, la llevó a tomar la decisión de huir a Mogadiscio en busca de alimentos y agua para sus cuatro hijos pequeños.

"La familia estaba bien, tranquila, pero llegó la sequía", cuenta. "Esperábamos lluvia al año siguiente, pero también se convirtió en sequía... tres sequías consecutivas". En ese momento, ella y los niños subieron a un coche y marcharon rumbo a la ciudad.

El viaje a Mogadiscio fue muy duro. Tuvieron que sobrevivir sin comida durante siete días y sus hijos se enfermaron. Cuando llegaron a las afueras de la ciudad, su hija menor, Sabirin, de dos años, estaba gravemente desnutrida.

Sabirin lucha por sobrevivir

Medición de la circunferencia del brazo de Sabirin para detectar su estado de nutrición.

Una trabajadora mide la circunferencia superior del brazo de Sabirin para detectar su estado de nutrición. © UNICEF Somalia/Said

Cuando Sabirin enfermó, su madre la llevó al centro de salud. Allí la pesaron, pesaba 4 kilos, uno menos de los 5 que había llegado a pesar. Los trabajadores del centro de salud las remitieron al Hospital Banadir.

"Llevé a Sabirin al hospital. Era una niña delgada y estaba paralizada. Allí la ingresaron y le dieron una cama, "sentí que moriría al día siguiente", explica la madre.

Khadijo cuidó a su pequeña hija en la cama del hospital mientras luchaba por sobrevivir. Sus otros hijos permanecieron en su tienda improvisada, cuidada por un vecino.

"Estuve en el hospital de Banadir con la niña durante nueve días. Le dieron alimentos nutritivos y ahora ha aumentado de 4 kilos a 5,7 kilos. Ahora siento que mi hija está sana".

Aunque ha mejorado mucho, Sabirin sigue desnutrida y recibe atención médica continua en un centro de salud cercano apoyado por UNICEF. Ella continúa recuperándose mediante la ingesta de alimento terapéutico listo para usar.

"Cuando nos dieron el alta en el hospital, me pidieron que observara la higiene", dice Khadijo. "Me mostraron cómo darle este alimento terapéutico al bebé. Me dijeron que le diera una bolsita por la mañana, al mediodía y por la noche y que me lavara las manos. Me pidieron que siguiera ese procedimiento de alimentación y me pusiera en contacto con el hospital en caso de que no supiera qué hacer".

UNICEF salvando a la infancia en Somalia

Khadijo y sus hijos visitan un centro de salud apoyado por UNICEF.

Khadijo y sus hijas visitan un centro de salud apoyado por UNICEF. © UNICEF Somalia/Said

Sabirin es una de los 44.000 niños ingresados en agosto de 2022 para recibir tratamiento contra la desnutrición aguda grave. Estamos ante una explosión de casos de desnutrición, actualmente un niño es admitido en un centro de salud por desnutrición aguda grave cada minuto.

La inmediatez de la respuesta es fundamental en esta crisis, y UNICEF está actuando rápidamente en Somalia y en todo el Cuerno de África, asolado por la sequía.

Para llegar a las familias en las zonas de más difícil acceso y a aquellas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares en busca de alimentos y agua, estamos desplegando equipos móviles que van buscando a los niños y niñas con desnutrición para darles el tratamiento que necesitan allí mismo.

Solo este año, UNICEF ha tratado a más de 300.000 niños y niñas contra la desnutrición aguda grave y ha proporcionado suministros de emergencia para dar acceso a agua segura a través de camiones cisterna a 500.000 personas en los últimos tres meses.

Además de los suministros de salud, nutrición y agua, desde UNICEF tenemos previsto dar apoyo psicosocial y acceso a la educación formal o informal a 300.000 niños y niñas. En medio de la sequía, el desplazamiento y la inseguridad, estos servicios esenciales ayudan a los niños a recuperarse del trauma y a pensar en un futuro mejor.

Para Sabirin, su madre tiene grandes esperanzas sobre lo que les depara el futuro ahora que han llegado a salvo a la ciudad.

"Debido a la grave sequía, los animales y los cultivos han muerto, no hay un lugar a dónde ir", explica Khadijo. "Quiero acostumbrarme a la vida de la ciudad para que mis hijos vayan a la escuela y se conviertan en ingenieros, albañiles. Quiero que mis hijos reciban una educación y aprendan todo, que salgan de estas dificultades y me enseñen lo que aprendieron. Y quiero que Sabirin sobresalga en sus estudios y ayude a los pobres".

Una crisis de hambre sin precedentes
amenaza a miles de niños

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