16 DE JUNIO, DÍA DEL NIÑO AFRICANO: UNA OPORTUNIDAD PARA LA REFLEXIÓN

Los niños y niñas africanos se enfrentan cada día a problemas tan graves como la pobreza extrema, el VIH/SIDA, los conflictos o la inestabilidad política. La complejidad de este panorama se ve agudizada por la falta de financiación. En el Día del Niño Africano UNICEF insta a los países ricos a incrementar los fondos para las emergencias silenciosas

En Soweto, Sudáfrica, miles de escolares negros tomaron las calles en 1976, en una marcha de casi un kilómetro de largo. Protestaban por la inferior calidad de su educación y para reclamar su derecho a ser educados en su propia lengua. Cientos de chicos y chicas fueron tiroteados y en las dos semanas de protestas que siguieron al suceso, mas de cien personas murieron y más de mil resultaron heridas.

Para honrar la memoria de los que murieron y el coraje de los que participaron en la marcha, el Día del niño Africano se celebra el 16 de junio de cada año desde 1991. El día quiere centrar la atención pública sobre las vidas de los niños y niñas africanos hoy en día, haciendo especial énfasis en la protección de sus derechos.

Los niños y las niñas en las emergencias olvidadas de África

 

Acercándonos ya a la mitad de 2005, algunas de las emergencias más complejas de África tienen una grave falta de financiación. Sólo dos de los diez países que se enfrentan a emergencias recurrentes están en camino de alcanzar los objetivos de financiación de UNICEF. El resto apenas alcanzará la mitad. Los cinco países con emergencias recurrentes que presentan una peor situación en este aspecto son: Angola (14% de los fondos necesarios), Burundi (19%), Guinea (20%) y Eritrea (24%). En países en los que la supervivencia misma se ve en peligro ante la falta de financiación, los niños y niñas pueden llegar a ver como la protección de sus derechos parece quedar en un segundo plano. Sin embargo el cumplimiento y la garantía de estos derechos es fundamental para el progreso de los países más castigados de África.

Los peores vacíos de recaudación afectan a países que sufren o se están recuperando de un conflicto civil. Ninguno de estos países aparece en los titulares, pero están en una situación extrema y requieren atención urgente”, afirma Dan Toole, Director de Programas de Emergencia de UNICEF, “En todos y cada uno de estos países las mujeres, los niños y las niñas sufren antes y sufren por más tiempo”.

Liberia

En 2003 se ponía fin a un conflicto de 15 años tras el que Liberia intenta recuperarse. Un análisis de los fondos de emergencia de UNICEF en los últimos 5 años ha concluido que Liberia nunca ha sobrepasado el 50% de los que necesita.

Esto tiene importantes repercusiones sobre los niños y niñas. Por ejemplo:

•  Se ha liberado a más de 40.000 niños y niñas soldado, pero hay una escasez crónica de fondos para desarrollar programas que les permitan reintegrarse en la sociedad.

•  La necesidad más acuciante es la escolarización. Más de medio millón de niños y niñas han perdido varios años de escuela a causa del conflicto. Se necesitan fondos para establecer programas acelerados de enseñanza que les ofrezcan la mejor esperanza de futuro.

Burundi

A pesar de las conversaciones de paz, Burundi continua padeciendo luchas intermitentes. Los ocho años de conflicto han llevado al continuo reclutamiento de niños y niñas soldado. Además, la malnutrición en la infancia ronda el 50% y sólo el 50% de los niños y niñas asiste a la escuela.

Guinea

Guinea sufre los efectos de los conflictos armados en los países vecinos. Las guerras en Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona se han desbordado hacia Guinea, obligando a un gran número de personas a abandonar sus hogares para vivir en campos de desplazados internos con gran escasez de recursos.

Eritrea

Los desastres naturales tienden a recibir más fondos que los países debilitados por una inestabilidad social y política de larga duración. La excepción a esta regla es Eritrea”, afirma Dan Toole.

Cinco años de sequía y malas cosechas han asolado Eritrea. Actualmente 2,3 millones de personas necesitan ayuda alimentaria, incluyendo 300.000 niños, niñas y mujeres embarazadas. La vecina Etiopía también se encuentra afectada por la sequía. Más de 150.000 niños y niñas se encuentran severamente malnutridos, y casi medio millón más sufren de algún tipo de malnutrición. Sin embargo, hasta el momento los fondos destinados a Etiopía tan sólo han alcanzado un 32% del objetivo establecido para este año.

Angola

A pesar de su riqueza en recursos naturales, las secuelas de un conflicto civil de 27 años continúan cobrándose un alto precio. Angola tiene la tercera peor tasa de mortalidad infantil en el mundo. Casi un tercio de los niños y niñas están malnutridos y la mitad de la población no tiene acceso a agua potable.

El reciente brote del mortal virus de Marburg se ha sumado a esta preocupante situación. Son necesarias inversiones a largo plazo para sacar al país de la extrema pobreza.

Darfur

El panorama de recaudación de fondos para la crisis de Darfur, que ha contado con una mayor atención informativa internacional, es también sombrío. Casi dos millones de personas han abandonado sus poblaciones para refugiarse en campos de desplazados que ofrecen algo de protección frente a los ataques.

Las enfermedades y la malnutrición se ciernen sobre la población desplazada, que ya ha perdido dos cosechas sucesivas. A pesar de haber ocupado portadas alrededor del mundo, Darfur solo ha alcanzado un 30% de los fondos requeridos en el llamamiento de emergencia para este año.

Otros países que no han conseguido obtener el 50% de los objetivos de recaudación de emergencia este año son la República Centroafricana (17%), Congo Brazzaville (7%), Costa de Marfil (18%), Malawi (0%), Tanzania (16%) y Uganda (48%).

Cancelación de la deuda

UNICEF da la bienvenida a la decision del Grupo de los 8 de cancelar la deuda de los 18 países más pobres del planeta. Sin embargo, de los países africanos con emergencias recurrentes solo Etiopía y Uganda verán su deuda cancelada. UNICEF insta a los líderes del G8 a que consideren incrementar la ayuda a los países africanos, especialmente a aquellos que intentan recuperarse de emergencia tras emergencia.