Emergencia en Sudán: combates y escalada de la violencia
¿Qué está pasando en Sudán?
Sudán es un país que lleva años enfrentando diferentes crisis, que en muchos casos se han convertido en permanentes. Desde el golpe militar que hubo en octubre del 2021, el país se ha mantenido en un punto muerto a nivel de política y existen constantes agitaciones civiles. La economía y los servicios básicos no han parado de empeorar. A todo esto, se unen la violencia intercomunitaria, conflictos regionales, la desnutrición, amenazas relacionadas con el cambio climático y brotes de epidemias. Se trata de una tormenta perfecta que amenaza el bienestar y las vidas de los niños y niñas.
En este contexto, después de semanas de estancamiento en las negociaciones entre los principales grupos armados sobre el marco de un acuerdo político, estallaron fuertes combates en Khartoum el 15 de abril de 2023. En Sudán, la violencia se ha intensificado de manera alarmante en las últimas semanas. El 16 de abril, se reanudaron las hostilidades, y la situación sigue siendo sumamente tensa en todo el territorio.
Consecuencias del conflicto en Sudán para la infancia
Esta escalada de violencia se suma a una crisis humanitaria ya insostenible. Hablamos de un país en el que ya antes uno de cada tres niños y niñas necesitaban ayuda humanitaria.
“Se estima que alrededor de 24,7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente en este momento, entre ellas, 13,6 millones son niños y niñas.”
El impacto de la violencia se ha hecho sentir especialmente en la infancia, una de las poblaciones más vulnerables. Según datos del 16 de mayo, 196 niños y niñas han muerto y 1.856 han resultado heridos como consecuencia del conflicto.
A los millones de personas que ya antes estaban desplazadas o refugiadas en otros países, desde el inicio del conflicto se les unen 936.000 personas que han huido de sus hogares para sobrevivir, entre ellas hay 450.000 niños y niñas.
La protección de la infancia se ha convertido en una de las principales preocupaciones ante el riesgo de las graves violaciones de los derechos humanos en los conflictos, como reclutamiento forzado, violencia sexual, ataques a escuelas y hospitales, entre otros.
Otro gran desafío es garantizar el acceso a agua segura, alimentos, atención médica y otros suministros esenciales para la población afectada, lo que se ha visto complicado por el cierre de muchas farmacias y hospitales – el 61% de los hospitales de la capital no están operativos - debido a la violencia. La evacuación de enfermos y heridos también es un problema urgente. Por todo ello, resulta crucial establecer vías seguras para atender a la población.
Ya antes de este conflicto había 7 millones de niños y niñas que no iban a la escuela, esta cifra puede aumentar ahora. Como consecuencia están expuestos a más amenazas físicas y mentales, incluyendo el reclutamiento por los grupos armados
Todas las escuelas e instituciones de educación en las zonas afectadas siguen cerradas. Esta medida priva a los niños y niñas de un espacio de protección, y, además, empeora la ya alarmante crisis de aprendizaje que resultó de años de pandemia, inestabilidad política y huelgas de profesores.
Los cortes de energía, y las hostilidades en el país están provocando interrupciones en servicios esenciales como la vacunación o la atención nutricional.
50.000 niños y niñas con desnutrición aguda grave no están recibiendo el tratamiento que necesitan.
La escasez de agua ha alcanzado niveles críticos, en la capital, 1,5 millones de personas no tienen acceso a este bien tan básico. Además, en medio de los combates resulta muy difícil hacer el mantenimiento adecuado y distribuir los suministros necesarios para hacerlo.
El conflicto aumenta el riesgo de violencia basada en el género.
Las calles y hogares están repletos de minas y artefactos sin explotar que aumentan el riesgo de muertes y heridas o mutilaciones para los niños y niñas.
En resumen, la situación en Sudán es extremadamente crítica y requiere una acción inmediata y coordinada de la comunidad internacional para enfrentar esta crisis humanitaria sin precedentes.
La respuesta de UNICEF en la Guerra de Sudán
Desde UNICEF hacemos un llamamiento a todas las partes en el conflicto para que se respeten los derechos y el bienestar de la infancia.
La estrategia de respuesta a esta crisis se enfoca en tres elementos clave en este momento:
- Servicios esenciales en los puntos calientes del conflicto: Como las regiones de Khartoum, Darfur y Kordofan. Por ejemplo, manteniendo la conexión a la energía del almacén central, salvando unas 40.000 vacunas y otros medicamentos, para que se puedan distribuir a los centros de salud
- Población desplazada: Proporcionando atención básica tanto a las personas que están huyendo ahora de sus hogares, como a las comunidades que les acogen.
- Mantener los servicios básicos: Como el tratamiento de la desnutrición, la atención primaria de salud, servicios sociales de protección de la infancia, educación, ayudas en efectivo a las familias vulnerables…
Con estos tres elementos como centro de todas nuestras actividades, trabajamos para atender a la infancia en las diferentes temáticas que les afectan:
- Protección de la infancia: Atenderemos las necesidades de los niños y niñas que estén separados de sus familias, incluyendo búsqueda y reunificación familiar, o de familias de acogida. proporcionaremos apoyo psicosocial a niños, niñas y adolescentes afectados por el conflicto en los espacios amigos de la infancia.
- Salud: Distribuiremos suministros y equipos médicos. Aseguraremos la continuidad de intervenciones básicas para la supervivencia y de la atención primaria, con especial foco en mujeres embarazadas o lactantes y niños y niñas menores de 5 años. Mantendremos la cadena de frío para garantizar la continuidad de la vacunación.
- Nutrición: Aseguraremos la distribución de suministros de nutrición, incluyendo el alimento terapéutico listo para consumir, fundamental para tratar la desnutrición aguda grave, leches terapéuticas, medicinas suplementación de micronutrientes…También distribuiremos hierro y ácido fólico/suplementación de múltiples micronutrientes a mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.
- Educación: Estableceremos espacios seguros y amigables para el aprendizaje, incluyendo el aprendizaje on-line cuando sea necesario. Distribuiremos suministros de educación a las escuelas. Aseguraremos que los niños y niñas desplazados puedan acceder a las escuelas en los lugares de acogida.
- Agua, saneamiento e higiene (WASH): Proporcionaremos agua a las personas que se han desplazado y a las comunidades que les acogen. También estableceremos saneamiento básico las rutas de huida de la población. Distribuiremos suministros básicos a las familias (jabón, kits de higiene, garrafas…)
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