Ucrania: un año de conflicto en las vidas de 4 niños atrapados por la violencia
Esta semana se cumple un año del inicio de los enfrentamientos entre las milicias y en el ejército en el este de Ucrania. Un año extremadamente duro para 1,7 millones de niños, que siguen sufriendo los efectos más devastadores de esta guerra.
Maksim, Tamara, Bogman y Anna son sólo 4 de estos niños que se encuentran atrapados en zonas en el conflicto. Necesitan urgentemente comida, agua y suministros médicos y de higiene. Conoce sus historias y ayúdanos a llegar a más niños víctimas de la violencia.
Tamara tiene 4 años y vive junto a sus padres y su hermano Nicholas de 6 años en una caravana cerca de la estación de Slavic desde que una bomba destrozó su casa.
Sus ojos azules y saltones siguen llenos de vida a pesar de las condiciones en las que se encuentra. Hace meses que no ve ni la fruta ni la verdura fresca y pasa casi todo el día entre los pocos metros cuadrados de la caravana porque salir a la calle es peligroso. "Si salen y se hacen daño no podemos llevarla al hospital". Además, tienen un acceso muy limitado al agua potable. En la zona afectada por la violencia, cerca de 700.000 niños y adultos necesitan agua potable.

"Nunca olvidaré la explosión. Yo salí volando y caí sobre mi pierna y mi brazo y vi a dos de mis amigos tirados muy lejos y llenos de sangre. Luego vi que estaban muertos". Maksim sigue ingresado en un hospital de Donetsk.
Al menos 109 niños han resultado heridos y 42 han muerto por minas antipersona y municiones sin explotar en las provincias de Luhansk y Donetsk. Desde UNICEF hemos lanzado una campaña de información sobre el riesgo que suponen las bombas de racimo y las minas antipersona. Ya hemos podido explicar a más de 500.000 niños y a sus familias como identificarlas y protegerse ante ellas.

Bogdan era uno de ellos. Un brillante adolescente de 17 años de la ciudad de Snizhne que estudiaba música porque quería convertirse en cantante. Yendo a clase un día vio como un ataque aéreo destrozaba su escuela y varias personas quedaban enterradas bajo sus escombros.
El conflicto en el este de Ucrania ha interrumpido la educación de hasta 25.000 niños, y 82 escuelas permanecen cerradas en las zonas no controladas por el Gobierno en las provincias de Donetsk y Luhansk. Además, durante los momentos de fuertes bombardeos en febrero, todas las escuelas permanecieron cerradas durante varias semanas en la ciudad de Donetsk.

Anna, su hermano Sasha, su madre y su abuela llegaron a este refugio tras un fuerte bombardeo que afectó a su hogar. Han tenido que soportar un invierno extremadamente duro en condiciones insalubres.
Unas 35.000 personas necesitan instalaciones de saneamiento adecuadas en los refugios antiaéreos y centros colectivos para desplazados internos, sobre todo los más próximos a la línea del frente. Los niños como Anna y Sasha están pagando el precio más alto en esta crisis humanitaria que no hace más que empeorar. Sufren enormes niveles de estrés por haber sido testigos de violentos combates y bombardeos.
Los niños en las zonas afectadas por el conflicto están expuestos a enfermedades debido a la falta de suministros de higiene, agua potable y vacunas. Además de los riesgos inmediatos para los niños, está el impacto a largo plazo del conflicto, que amenaza no sólo el bienestar de cada niño, sino también el futuro de toda una generación de niños ucranianos.
Tú puedes ayudarnos a proteger a los niños atrapados en conflictos.