La salud mental de 1 de cada 7 niños en riesgo tras un año de confinamiento

Pedimos una mayor inversión en servicios de salud mental.

Una niña rohingya enseña un dibujo en Bangladesh

04/03/2021

Al menos 1 de cada 7 niños y niñas, 332 millones en total, ha vivido bajo políticas nacionales de confinamiento obligatorio (139 millones) o recomendado (193 millones) durante al menos nueve meses desde el inicio de la pandemia hace casi un año —el 11 de marzo de 2020—. Esto ha puesto en riesgo su salud mental y su bienestar.

Son las conclusiones de un nuevo análisis que hemos hecho con datos del Rastreador de las Respuestas Gubernamentales a la COVID-19 de Oxford (en inglés).

“Con los confinamientos nacionales y las limitaciones de movimiento derivadas de la pandemia, ha sido un largo año para todos nosotros, pero especialmente para los niños”, ha señalado nuestra directora ejecutiva, Henrietta Fore.

“Cuando –día tras día- estás lejos de tus amigos y tus seres queridos, y quizás incluso atrapado en casa con un agresor, el impacto es significativo. Muchos niños se han quedado abandonados sintiendo miedo, soledad, ansiedad y preocupación por su futuro. Debemos salir de esta pandemia con una aproximación mejor a la salud mental de los niños y adolescentes, y eso empieza dando al tema la atención que merece”. 

A medida que la pandemia entra en su segundo año, el impacto sobre la salud mental y el bienestar psicosocial de niños y jóvenes empieza a pasar factura. Una reciente encuesta de UNICEF U-Report dirigida a jóvenes en Latinoamérica y Caribe, que obtuvo más de 8.000 respuestas, reveló que más de una cuarta parte de los encuestados había experimentado ansiedad, y el 15% depresión. 

La salud mental infantil en cifras

Incluso antes de la pandemia, los niños y jóvenes soportaban el peso de los riesgos de la salud mental, ya que la mitad de todos los desórdenes mentales se desarrollan antes de los 15 años y el 75% antes de la primera edad adulta. La mayoría de las 800.000 personas que se suicidan cada año son jóvenes, y las autolesiones son la tercera causa de mortalidad entre los jóvenes de 15 a 19 años, con las tasas más altas entre las adolescentes chicas. Se estima que a nivel mundial 1 de cada 4 niños vive con un progenitor que tiene un desorden mental. 

Los confinamientos han dejado a muchos niños que experimentan violencia, negligencia o abuso en el hogar, a merced de sus abusadores y sin el apoyo de maestros, entorno familiar y comunidades. Los niños de grupos de población vulnerables -como los que viven y trabajan en la calle-, los niños con discapacidades y los niños que viven en situaciones de conflicto corren el riesgo de que sus necesidades de salud mental pasen desapercibidas por completo.

Según la OMS, la pandemia de COVID-19 ha alterado o interrumpido los servicios esenciales de salud mental en el 93% de los países de todo el mundo, mientras que la demanda de apoyo a la salud mental está creciendo. En un estudio llevado a cabo en 194 ciudades de China, el 16% de los encuestados reportó síntomas de depresión de moderados a severos durante la pandemia, y el 28% síntomas de ansiedad de moderados a graves.

El trabajo de UNICEF en salud mental

En respuesta a ello, desde UNICEF estamos apoyando a los gobiernos y las organizaciones aliadas para que prioricen y adapten a los niños los servicios que prestan. Algunos ejemplos:

•    En Kazajstán, hemos puesto en marcha una plataforma online de servicios de asesoramiento individual para niños, además de proporcionar formación a distancia para especialistas de salud mental en las escuelas.

•    En China, junto a la empresa de redes sociales Kuaishou, hemos lanzado un reto online para contribuir a reducir la ansiedad en los niños.

•    A finales de 2021 dedicaremos uno de nuestros informes insignia, el llamado Estado Mundial de la Infancia, que se publica cada dos años, a la salud mental de niños y adolescentes. Forma parte de nuestros esfuerzos por aumentar la conciencia sobre este desafío global, proponer soluciones e instar los gobiernos a que presten mayor atención al problema.

"Si bien no apreciamos lo suficiente esta urgencia antes de la pandemia de COVID-19, seguramente sí lo hagamos ahora (…) Los países deben invertir notablemente en la ampliación de los servicios de salud mental y el apoyo a los jóvenes y sus cuidadores en las comunidades y las escuelas. También necesitamos programas de crianza ampliados para garantizar que los niños de familias vulnerables obtengan el apoyo y la protección que necesitan en sus hogares”, ha indicado nuestra directora ejecutiva.

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    La salud mental de 1 de cada 7 niños en riesgo tras un año confinados por COVID-19