Vuelta al cole en Haití

Miles de niños y niñas de Puerto Príncipe han comenzado esta semana a volver al colegio, cuando apenas han pasado tres meses del violento terremoto que hizo trizas sus vidas y las de sus familias. El objetivo es conseguir que más de 700.000 menores regresen a las aulas durante los dos próximos meses, superando incluso esta cifra cuando comience el año lectivo en septiembre

El hecho de retomar las clases no sólo permite que los menores continúen con su educación, sino también que recuperen una cierta sensación de seguridad y normalidad. Así lo entiende UNICEF y también los propios niños y jóvenes. La mayoría asegura que volver a la escuela es su mayor deseo, junto a la mejora de las viviendas y los servicios de agua, salud y transporte, según una reciente encuesta realizada por la ONG Plan y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.

“Hay un gran deseo de aprender, tanto entre los niños como por parte de sus familias. Las familias valoran muchísimo la educación, por encima de cualquier otro servicio. Hoy estamos dando un importante primer paso hacia el logro de nuestros objetivos, que pasan por garantizar la seguridad de las instalaciones escolares y crear un sistema educativo para todos. Este paso dará esperanza a muchos de los afectados por el desastre”, indica la Representante de UNICEF en Haití, Francoise Gruloos-Ackermans.

Esperanza es la que representa Taïma Celestin, una niña de 10 años cuyos pequeños ojos marrones se iluminan como una bombilla con sólo escuchar la palabra “escuela”. La operación de reescolarización puesta en marcha el 5 de abril, merced a la iniciativa del Ministerio de Educación con el apoyo de UNICEF y sus aliados, supone su primera oportunidad de salir de la que hoy es su casa: un pequeño cobertizo cubierto por una lona azul en un antiguo campo de fútbol a las afueras de Puerto Príncipe. Allí, en una comunidad bautizada como Dadadou, vive junto a sus abuelos y más de 7.000 personas aterrorizadas por un seísmo que dejó unas 220.000 víctimas mortales.

"Va a ser un gran día para mí, especialmente por las clases de matemáticas y francés”, señala en referencia a sus asignaturas preferidas. Taïma no sabe ocultar su emoción y ya tiene preparado su antiguo uniforme escolar, recuperado de entre los restos del edificio donde vivía y que ahora ha colocado con mimo en una esquina de su tienda. Sin embargo, también es consciente de que será un momento duro: “Cuando llegue a la escuela, sabré cuáles de mis amigos están vivos, y cuáles perdieron la vida”.

 ‘El señor Gudoo-Gudoo’

Hasta el 5 de abril, Taïma asistía, junto a centenares de niños, a clases impartidas por profesores voluntarios en dos enormes tiendas de campaña blancas de UNICEF, que también ha proporcionado numerosas escuelas en una maleta y kits recreativos.

Las clases son ruidosas, pero siempre impera el buen ambiente entre todos. En una de las pausas, los miembros de una ONG local reparten bocadillos y zumos a los niños. “Las clases me ayudan a olvidar lo que pasó, aunque sólo sea por un rato. Cuando hablamos de ello (el terremoto) entre nosotros, lo llamamos ‘el señor Gudoo-Gudoo’, porque ése era el ruido que hacía”, dice mientras escenifica la escena agitando los brazos en el aire. Se trata de una de las actividades de recuperación psicosocial puestas en marcha para suavizar los perniciosos efectos anímicos que tuvo el seísmo entre la población más vulnerable, los niños.

El terremoto del 12 de enero causó la muerte de unos 38.000 estudiantes y de más de 1.300 maestros y personal docente, y destruyó más de 4.000 escuelas y el edificio del Ministerio de Educación. Todos los archivos y registros del sistema educativo se perdieron y se calcula que unos tres millones de estudiantes vieron interrumpida su educación o dejaron de asistir a la escuela por completo.

UNICEF y sus aliados han estado trabajando junto al Gobierno haitiano para habilitar 3.000 escuelas en tiendas de campaña, kits con materiales educativos y recreativos para alumnos y docentes, así como mobiliario para apoyar a aquellos niños y niñas cuyas escuelas resultaron destruidas o están viviendo en asentamientos temporales porque perdieron su hogar. Los maestros y voluntarios han recibido un curso rápido para poder reemprender la labor educativa con un currículo provisional que incluye habilidades fundamentales para la vida diaria, apoyo psicológico y preparación ante desastres naturales.

UNICEF ha proporcionado siete oficinas temporales al Ministerio de Educación haitiano, con el que está colaborando además en la creación de un modelo de construcción de escuelas que las haga resistentes a los terremotos.

El Gobierno haitiano ha anunciado que el ciclo lectivo en curso se extenderá hasta agosto para dar a los alumnos la oportunidad de ponerse al día después de haber perdido tres meses de clases.