Un año después en Niger

El verano pasado, Niger sufrió uno de los momentos más difíciles de la situación de profunda pobreza en la que está inmersa. La grave sequía que azotó el país precipitó a la población a una crisis de alimentos que se saldó con las vidas de cientos de personas. La acción de UNICEF en esta crisis permitió paliar los efectos de la desnutrición en miles de niños y niñas

En esta ocasión, la respuesta al llamamiento emitido por UNICEF no se hizo esperar y, en pocos días, la organización recibió cerca de 15 millones de dólares que sirvieron para ayudar a unos 200.000 niños: 32.000 gravemente malnutridos y aproximadamente 160.000 con malnutrición moderada.

Gracias a los fondos recibidos, UNICEF, en colaboración con sus aliados, pudo proporcionar 41 toneladas de leche terapéutica, 6,7 toneladas de alimentos terapéuticos y 190 toneladas de UNIMIX, cereales fáciles de digerir para los niños y niñas afectados por la malnutrición. Además, todos los aliados adoptaron el protocolo nacional de rehabilitación nutricional y 547 agentes de la salud nigerinos recibieron formación acerca de tratamientos contra la malnutrición. Nueve de cada diez niños admitidos en programas de nutrición se recuperaron y la tasa de mortaldjad fue del 3%.

A pesar de que la rápida respuesta permitió alcanzar importantes progresos, la situación que actualmente se vive en Níger continúa siendo preocupante.

La Directora Regional de UNICEF para el Oeste y Centro de África, Esther Guluma, tras su visita a las zonas afectadas un año después de la crisis, hizo un nuevo llamamiento a la comunidad internacional para lanzar una campaña de nutrición infantil en la región del Sahel. Durante su estancia, pudo comprobar la precaria situación en la que los niños y niñas continúan creciendo. “La comunidad internacional debe movilizarse, tanto de manera política como financiera, para luchar contra la pobreza y la malnutrición infantil en la región del Sahel”, declaró Guluma.

Esperanza para Niger

La desnutrición es una plaga que impide el crecimiento y el desarrollo de los individuos y de la población entera. La región de Sahel continúa siendo una de las zonas más pobres del mundo. Más de la mitad de la poblaciónsobrevive con menos de un dólar al día. A esta situación de pobreza extrema le acompaña uno de los índices de mortalidad infantil más altos y más de la mitad de estas muertes están asociadas a la malnutrición.

Mejorar la nutrición de los niños y niñas está inexorablemente unido al progreso en otros sectores como el acceso a unas condiciones sanitarias básicas, el acceso a la salud, la educación y al agua potable. “Una nutrición mejorada puede cambiar la vida de muchos niños y niñas en el Sahel pero esto es sólo posible si la nutrición y la supervivencia de la infancia se reconoce como una de las prioridades de desarrollo del país” enunció Guluma.

Los progresos en materia de nutrición son peldaños básicos que hay que escalar si se quieren alcanzar los Objetivos del Milenio acordados para el año 2015. El ejemplo de Níger demuestra que con el firme compromiso de todos es posible hacer frente al problema que supone el hambre en el mundo.

ACCIÓN DE UNICEF

UNICEF se unió al programa mundial de alimentos del que se beneficiaron cerca de 200.000 personas de las cuales 40.000 eran niños y niñas menores de 5 años. Con este programa se repartieron 187 toneladas de una mezcla de maíz y soja y 614 toneladas de cereales a 62 poblaciones afectadas por la hambruna.

Para hacer frente a la malnutrición crónica, UNICEF apoyó la creación de bancos de cereales y agentes de salud locales. Otra de las iniciativas que se realizaron fue la de la organización de cursos de educación sobre malnutrición y medidas para hacer frente a la hambruna.

La agencia de UNICEF en Níger, quiso poner en marcha otras pautas para luchar contra la escasez de alimentos a largo plazo. Para ello, animó a las mujeres a buscar su autonomía tanto en los periodos buenos como en los malos, apoyó a los bancos de cereales de la comunidad que estaban gestionados por mujeres y proporcionó cabras a las madres de zonas rurales.

También financió proyectos de agua potable que garantizasen la salubridad de las aguas y evitar así enfermedades que, en personas debilitadas por la malnutrición, pueden suponer la muerte.