Resistiendo al cólera   

 La promoción de la higiene cambia el rumbo de la lucha contra el cólera en Burundi. 

Lavado de manos para la prevención del cólera en Burundi.

© @UNICEFBurundi/2022/Hamburger

17/03/2023

Rachelle Nizigiyimana, de 64 años, apenas recuerda los días oscuros en los que casi muere de cólera a pesar de que sucedió hace solo dos meses.

“No esperé mucho antes de pedir ayuda”, dice, sentada dentro de la pequeña casa de adobe en Rugombo, provincia de Cibitoke (Burundi), donde ella y sus dos nietos viven sin agua ni electricidad. “Después de algunas horas de vómitos y diarrea constantes, supe que estaba al borde de la muerte”.

Rachelle recuerda vagamente a su hermano mayor llevándola en moto al centro de salud más cercano. “No recuerdo qué pasó después”, dice.

Deshidratada y apenas consciente, ingresó en el departamento de cólera del centro de salud, donde recibió una vía intravenosa con glucosa, electrolitos y agua. Tan pronto como pudo tragar, tomó un antibiótico y comenzó a beber una solución de rehidratación. A los cuatro días, fue dada de alta.

Sin más opción que beber agua contaminada 

Esta mujer, viuda y a cargo de sus nietos, es extremadamente pobre y depende completamente de los ingresos de su hermano para sobrevivir. Ella y sus nietos a menudo no tienen más remedio que beber de las aguas turbias del lago Dogodogo, a unos dos kilómetros de distancia. Muchos de sus vecinos están en la misma situación.

En áreas con saneamiento deficiente, los ambientes acuáticos son la cuna de la bacteria responsable del cólera. Una vez dentro de los intestinos humanos, emite una toxina tan virulenta que el cuerpo elimina todos sus fluidos.

La deshidratación convierte a sus víctimas en cenizas. Si no se tratan, pueden morir de shock e insuficiencia orgánica, a veces solo unas pocas horas después de que aparecen los primeros síntomas.

“El agua limpia es difícil de conseguir”, dice Rachelle. “Para conseguir un poco, hay que ir al cerro Mparambo, a unos seis kilómetros de aquí. Y no es gratis. Tienes que pagar entre cien o doscientos francos (0,05 a 0,10 dólares) por veinte litros”.

En uno de los países más pobres del mundo, tales costos son prohibitivos para muchos.

Información y formación, clave para reducir riesgos de contagio

En Burundi, la amenaza del cólera tiende a agravarse cíclicamente, surgiendo y desapareciendo entre los muchos casos de diarrea. Las áreas occidentales del país, que abrazan las orillas del lago Tanganica, son particularmente endémicas. Por eso es importante que la población tenga información y formación suficiente sobre los riesgos y las medidas de protección. 

UNICEF está trabajando con autoridades y comunidades de Burundi para prevenir las enfermedades transmitidas por el agua. Este proyecto ha contado con el apoyo de donantes españoles cuya aportación ha supuesto una diferencia para miles de familias1.

Así, en el marco de este proyecto, hemos llegado a casi 60.000 personas que han recibido mensajes clave de higiene, cólera, Ébola y mensajes de prevención sobre la COVID-19. 

UNICEF ha apoyado a las y los trabajadores de salud comunitarios en las comunas endémicas, que van casa por casa para proporcionar a las familias información sobre cómo protegerse limpiando y almacenando agua potable, manteniendo buena higiene y un adecuado lavado de manos y cómo garantizar la seguridad de los alimentos y tratar a un familiar enfermo.

En concreto, 584 líderes comunitarios y trabajadores de la salud recibieron capacitación sobre promoción de la higiene y el saneamiento con énfasis en mensajes clave sobre el lavado de manos y la prevención del cólera, ébola y la COVID-19. También se formó a personal funcionario sobre las mejores prácticas en prevención y control de infecciones. 

Además, en UNICEF, junto a nuestros aliados, estamos llegando a las familias vulnerables de estas áreas, incluida la de Rachelle, con kits de higiene que contienen bidones, jabón, dispositivos para lavarse las manos y tabletas de cloración. Gracias a la contribución de los donantes españoles, más de 500 hogares recibieron estos kits.

“Solía lavarme las manos con ceniza”, dice Rachelle mientras muestra uno de los jabones en barra que recibió recientemente. “Desde que me enfermé, me he vuelto muy consciente de la importancia de una buena higiene. ¡Incluso comencé a concienciar a mis vecinos!”.

1 El proyecto ha contado con la financiación de las siguientes AAPP españolas: Ayuntamiento de Málaga, Gobierno de Canarias, Federación Navarra de Municipios y Concejos, Diputación de Cáceres y Ayuntamiento de Valladolid.

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