Neumonía infantil: ¿podemos evitar que muera un niño cada 39 segundos?

La respuesta es SÍ, en mayúsculas. A pesar de que es la enfermedad infecciosa que más muertes infantiles ocasiona en todo el mundo, se puede prevenir y se puede tratar. Juntos, podemos evitar muchas muertes.

Neumonía infantil: salvar vidas con UNICEF

02/07/2020

Cada año, más de 800.000 niños menores de cinco años mueren de neumonía, de los cuales más de 153.000 son recién nacidos, un grupo especialmente vulnerable a la infección. Esto significa que cada 39 segundos muere un niño a causa de la neumonía, y casi todas esas muertes son prevenibles.

Niños como Abinet en Etiopía, uno de los 5 países del mundo donde las tasas de mortalidad en neumonía son las más altas. 

Los países que registran el mayor número de muertes infantiles por neumonía se concentran en África Subsahariana y Asia: en concreto, Etiopía, India, Nigeria, Pakistán y la República Democrática del Congo. En conjunto, en estos cinco países se registran más de la mitad del total de muertes de niños menores de cinco años por neumonía.

Las muertes de niños por neumonía se concentran en los países más pobres del mundo. En esos países, los niños más desfavorecidos y marginados son los que más sufren. Suelen tener acceso limitado o nulo a servicios básicos de salud y tienen más probabilidades de sufrir otras amenazas, como la desnutrición, las enfermedades infecciosas o el aire contaminado. Generalmente, viven en entornos frágiles o humanitarios donde hay más factores de riesgo y los sistemas de salud están colapsados.

Dicen que para vencer a tu enemigo, has de conocerle bien. En UNICEF llevamos muchos años trabajando para acabar con estas muertes prevenibles a causa de la neumonía, y conocemos bien a lo que nos enfrentamos.

¿Cuál es la causa?

La neumonía es una infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. No existe una sola causa, pero puede desarrollarse por la presencia de bacterias, virus u hongos en el aire. Cuando un niño se infecta, los pulmones se le llenan de fluidos que le dificultan la respiración.

Los niños con sistemas inmunológicos inmaduros (como, por ejemplo, los recién nacidos) o débiles (a causa de la desnutrición o de enfermedades como el VIH) son más sensibles a la neumonía.

¿Cuáles son los síntomas?

Dado que se trata de una infección de los pulmones, los síntomas más comunes de la neumonía son la tos, las dificultades para respirar y la fiebre.

Los niños que padecen neumonía suelen tener una respiración acelerada y cuando inhalan se les hunde o retrae la parte baja del pecho (el pecho de una persona sana tiende a expandirse con la inhalación).

¿Se puede contagiar?

La neumonía es contagiosa y puede transmitirse por partículas suspendidas en el aire (con la tos o un estornudo).

También puede contagiarse por otros fluidos, como la sangre en un parto, o a través de superficies contaminadas.

¿Cómo se le diagnostica a un niño?

Los profesionales de la salud pueden diagnosticar la neumonía realizando un reconocimiento físico; por ejemplo, analizando patrones respiratorios atípicos o auscultando los pulmones de un niño. En algunos casos, también pueden diagnosticar la enfermedad con rayos X o análisis de sangre.

En los países que carecen de sistemas sólidos de atención médica (por falta de médicos o acceso limitado a rayos X y laboratorios), muchos profesionales de la salud solo pueden diagnosticar la neumonía contando las veces que el niño respira por minuto. Por ejemplo, si un niño de cinco meses respira 50 veces por minuto, se consideraría que respira demasiado rápido y que podría tener neumonía. El número de respiraciones con el que se considera que la respiración es acelerada depende de la edad del niño: los niños más pequeños suelen respirar a un ritmo más rápido que los mayores.

¿Cómo se trata?

El tratamiento de la neumonía depende de su tipo. En los países en desarrollo, la causa de un gran número de casos de neumonía se debe a las bacterias y puede tratarse con antibióticos de bajo coste

Aun así, solo una tercera parte de los niños que padecen neumonía reciben los antibióticos que necesitan porque carecen de acceso a una atención médica de calidad. Otros factores causantes de la neumonía son los virus o las micobacterias (como las causantes de la tuberculosis) que requieren otro tipo de tratamientos. 

Los niños que padecen neumonía grave suelen necesitar oxígeno, ya que la inflamación de los pulmones impide el paso de suficiente oxígeno al torrente sanguíneo. Sin embargo, en muchos países que carecen de sistemas médicos sólidos, el oxígeno solo está disponible en centros de salud y hospitales de mayor nivel.

¿Se puede prevenir?

La neumonía puede prevenirse con un refuerzo de las medidas de protección, como, por ejemplo, una nutrición adecuada, así como con la reducción de factores de riesgo como la contaminación del aire (que hace que los pulmones sean más sensibles a la infección) y la adopción de prácticas de higiene adecuadas. Numerosos estudios demuestran que lavarse bien las manos con jabón reduce el riesgo de contraer neumonía en más de un 50%, ya que disminuye la exposición a las bacterias. 

¿Existe una vacuna?

La neumonía causada por bacterias puede prevenirse fácilmente con vacunas. Sin embargo, en 2018, 71 millones de niños no recibieron las tres dosis recomendadas de la principal vacuna para prevenir la neumonía (PCV). En la actualidad, se está elaborando una nueva vacuna para una de las principales causas virales de la neumonía. 

¿Qué relación tiene con la contaminación del aire?

La contaminación del aire puede aumentar significativamente el riesgo de contraer una infección respiratoria como la neumonía. Alrededor de la mitad de las muertes infantiles por neumonía se asocian con la contaminación del aire.

La contaminación del aire exterior entraña un riesgo para los niños, sobre todo dadas las crecientes tasas de urbanización en países con alta carga de neumonía.  Sin embargo, la contaminación del aire interior (generada por combustibles no limpios que se utilizan en la cocina y para las calefacciones) supone una amenaza mundial. La contaminación interior contribuye al 62% de las muertes infantiles por neumonía relacionada con la contaminación del aire.

¿Qué hacemos en UNICEF para combatir la neumonía infantil?

Desde UNICEF llevamos años luchando contra esta amenaza para los niños y salvando miles de vidas. Algunas de las medidas clave que desarrollamos para reducir el riesgo de muertes infantiles por neumonía son las intervenciones sanitarias encaminadas a acelerar la prestación de servicios de prevención, promoción y curación; mejorar la nutrición y el suministro de antibióticos, a incrementar la cobertura de vacunación y a impulsar la lactancia materna.

Entre 2016 y 2019, por ejemplo, logramos que, en 25 países con mayor prevalencia (número de casos infantiles) de neumonía, unos 26 millones de niños y niñas con síntomas de tener la enfermedad recibieran medicinas gracias a los programas que apoyamos. El objetivo es llegar a 30 millones en 2021. Además, entregamos 273,4 millones de pastillas de amoxicilina para tratar a niños menores de un año en 38 países más. Y adquirimos antibióticos para que otros 700.000 niños en contextos de emergencia humanitaria fueran también tratados. 

También trabajamos para conseguir una mayor integración de los servicios de salud y garantizar tanto el suministro ininterrumpido de medicamentos y equipamiento, como la demanda comunitaria de servicios en entornos de desarrollo y humanitarios.

Entre 2016 y 2019, formamos a 190.315 trabajadores comunitarios de la salud para garantizar una atención primaria accesible y de calidad. Está demostrado que el tratamiento en el seno de la comunidad de todos los casos de neumonía infantil podría derivar en una reducción del 70% de la mortalidad de niños menores de cinco años por esta enfermedad.

Además de todo ello, seguimos trabajando con los Gobiernos de todo el mundo para:

  •  Que todo trabajador de salud tenga acceso a vacunas para la prevención, diagnósticos para la detección y antibióticos para el tratamiento.  
  • Que se invierta en la captación, la formación, la retención y la remuneración de los trabajadores de la salud para proteger a las madres, los recién nacidos y los niños de la neumonía
  •  Que se prioricen políticas para que los gobiernos de los países donantes apoyen un aumento de la AOD para la salud infantil. En particular, con la reposición de fondos de Gavi, Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización, para prevenir la neumonía.
  •  Que todas las madres tengan el apoyo de un trabajador de salud capacitado y equipado.
  •  Mejorar el acceso a la atención primaria, sobre todo entre las comunidades más aisladas. Nos centramos en las madres y los recién nacidos, y en el trabajador de la salud como representante de un sistema de salud más amplio. 

Como hemos explicado, también participamos en alianzas internacionales con otras organizaciones líderes en los ámbitos de salud y de infancia. Por ejemplo, este mismo año hemos presentado un nuevo manual conjunto con la OMS sobre dispositivos para las terapias de oxígeno, que dará apoyo al personal de salud y expertos en programas en la selección, adquisición, uso y mantenimiento de productos dispensadores de oxígeno y oximetría.

¿Qué hace falta para ponerle fin?

Lo que hace falta es una respuesta que logre reducir los factores de riesgo, proteger el sistema inmunológico de los niños y garantizar el acceso a una atención médica de buena calidad, que sea gratuita y en la que haya profesionales de la salud con la formación y la preparación adecuadas a disposición de todos los niños.

Es posible prevenir la neumonía si los recién nacidos y los niños más pequeños se alimentan de leche materna desde el principio y si les proporcionamos vacunas, acceso a agua limpia y nutrición adecuada, y limitamos su exposición a la contaminación del aire. 

Cada 39 segundos muere un niño a causa de la neumonía. Es necesario actuar de manera urgente para poner fin a esas muertes prevenibles. Juntos podemos hacerlo, ¿nos ayudas?

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