Adriano González-Regueral

 

El español Adriano González-Regueral es licenciado en Ciencias por la Universidad Complutense de Madrid y ha cursado estudios de postgrado en Desarrollo Económico y Social en la Universidad de La Sorbona. En julio de 2005 asumió el cargo de Representante de UNICEF en Haití. Anteriormente ha sido Representante en Paraguay y en Panamá, y ha trabajado para UNICEF en distintas partes del mundo, como el norte de Irak, México, Madagascar, Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona

La historia de Haití en los últimos 200 años es una historia marcada por sucesivos conflictos internos ¿En qué sentido afecta a los niños y niñas esta constante inestabilidad política?

La inestabilidad política ha supuesto un retroceso muy importante en el acceso a los servicios públicos, y esto tiene un impacto directo en la supervivencia de los niños y niñas. Por ejemplo, la violencia en las zonas marginales genera un abandono de los centros de salud por parte de los trabajadores sanitarios. La violencia supone también que los padres dejen de enviar a sus hijos a la escuela, sobre todo en zonas urbanas. La violencia además tiene un impacto directo en la supervivencia. Esta violencia además genera la migración, y en consecuencia un empobrecimiento del país. En todo este tiempo se ha desarrollado una cultura de la violencia como forma de resolución de conflictos y como forma de acceder a recursos. Es por ello que los adolescentes tienden a menudo a adoptar actitudes violentas porque no hay una alternativa de vida o de trabajo, y así muchos son reclutados por las bandas.

Sin embargo, en el pasado, algunos aspectos todavía eran peores. Aunque ahora la cobertura educativa es solo del 54%, en los años 60 y 70 era prácticamente inexistente. Siempre en la historia de Haití la pobreza extrema ha marcado la vida de la inmensa mayoría de la población.

¿Cuáles son las principales amenazas a la salud y el bienestar de los niños y niñas de Haití?

La primera amenaza determinante es la violencia. La violencia debilita enormemente al estado porque éste no puede cumplir con su rol esencial: asegurar los derechos de los ciudadanos, en este caso de los niños y niñas. En este sentido, apenas el 6% de los niños y niñas en edad escolar están cubiertos por el sistema oficial de educación. Por su parte, aunque la tasa de vacunación se ha doblado durante el último año, sigue siendo una de las más bajas del mundo, con una vacunación contra el sarampión del 54% frente al 66% que se registra en África Subsahariana.

Otra amenaza puede ser no recibir la inversión necesaria para apoyar al nuevo gobierno a responder a las expectativas y que vuelva a reproducirse el ciclo de violencia. Naciones Unidas ha fijado unos mínimos financieros de mil millones de dólares hasta finales de 2007. Si no se obtiene el dinero a tiempo, la población que votó masivamente por la vuelta a la democracia y a una vida pacífica, se sentiría frustrada y se produciría un nuevo ciclo de descontento social y político y un deterioro de una situación ya muy degradada.

Haití es el país del hemisferio occidental donde mueren más niños antes de los cinco años ¿Qué iniciativas lleva a cabo UNICEF para hacer frente a este problema?

UNICEF, con el apoyo del Gobierno de Japón y los Comités Nacionales de Alemania y España, ha reforzado enormemente en los últimos tiempos todo el sistema de vacunación, en particular la cadena de frío. Por primera vez en muchos años se ha realizado una gran campaña de vacunación en Cité Soleil, con 35.000 niños y 60.000 mujeres vacunadas contra enfermedades prevenibles. El total de niños inmunizados con alguna vacuna está alrededor del 70%.

Por otra parte, también llevamos a cabo programas de lucha contra el VIH/SIDA. Aparte del acceso a antiretrovirales, trabajamos también en la lucha contra la transmisión de madre a hijo y la prevención entre adolescentes y jóvenes. El sida es un problema de primer orden, hay alrededor de 200.000 niños y niñas, casi el 18% del total de menores de 18 años, que han perdido a uno o dos de sus progenitores por causa del sida.

En educación hemos empezado el programa “Vuelta a la escuela” en zonas de Belair, un barrio relativamente pacificado desde finales de 2005, donde hemos distribuido material escolar a alumnos, profesores y escuelas. A nivel nacional estamos promoviendo programas de resolución pacífica de conflictos.

UNICEF también trabaja en la dimensión de protección. Por lo menos existen 600 niños en grupos armados y alrededor de 2.000 niños de la calle. Se calcula que otros 300.000, sobre todo niñas, son restavek , trabajadoras domésticas, que no tienen acceso a la educación, que están mal alimentadas y a menudo son abusadas sexualmente. Un mínimo de 2.000 niños y niñas son objeto de trata y tráfico hacia República Dominicana cada año. UNICEF apoya a grupos de derechos humanos de ambos lados de la frontera.

El nuevo presidente René Préval, elegido el pasado mes de febrero, ha asumido una serie de compromisos públicos a favor de la infancia haitiana ¿En qué medidas concretas se traducen estos compromisos?

Habrá un seguimiento de compromisos, una experiencia que tiene UNICEF en otros países. Este seguimiento no solamente lo tiene que hacer UNICEF, sino también la ciudadanía y los instrumentos del estado democrático. El votante debe recordar esos compromisos, y UNICEF apoyará dando información sobre cómo avanzan los compromisos sobre el terreno. Otro de los campos de trabajo de UNICEF es poner a la infancia en mitad del debate político, recordar los compromisos políticos, porque UNICEF no es una organización apolítica sino apartidista, y cada vez más en todo el mundo está utilizando los mecanismos de un estado de derecho, el poder judicial, el poder legislativo y el ejecutivo, para que se cumplan los derechos humanos de los niños y niñas.

Las catástrofes naturales han asolado también al país. La última de ellas fue en septiembre de 2004 con el paso del huracán Jeanne ¿Cómo trabajó UNICEF en la reconstrucción?

Fue una catástrofe terrible donde se perdieron miles de vidas en cuestiones de minutos por una subida repentina de las aguas. UNICEF, en sus compromisos en salud, agua y saneamiento, dio apoyo a ONG nacionales e internacionales en los servicios del país, servicios nutricionales, servicios educativos, kits de agua potable y se reinició la rehabilitación de unas 50 escuelas.

Haití tiene una fuerte degradación medio ambiental que se inició ya en el siglo XVIII con el sistema de explotación masiva de la caña de azúcar. Esta degradación tiene varios efectos. Por un lado, un empobrecimiento del suelo que provoca que no sólo la producción agrícola se vea afectada en cantidad sino también en calidad, ya que los alimentos no tienen sales minerales y se dan carencias de micronutrientes. Por otra parte, Haití es un país muy densamente poblado, con 8,5 millones de habitantes en 27.750 km 2 y las poblaciones a menudo están habitando en zonas muy vulnerables a los corrimientos de tierras durante las lluvias.

Una de las pesadillas para todos los que trabajamos en Haití en ayuda humanitaria es imaginar qué hubiera pasado si el huracán Katrina, que asoló Nueva Orleáns este pasado verano, hubiera entrado en Haití, puesto que siempre hay más víctimas en los países menos desarrollados que en los países más desarrollados, debido a las condiciones de hábitat y a la capacidad de respuesta. Estos dos ejes, junto con la violencia, ponen en riesgo continuo toda inversión, todo logro de desarrollo en el país.

¿Puede contarnos alguna historia que le haya impactado especialmente desde su llegada a Haití?

La verdad es que a mi me impactó mucho cuando en una reunión con el colectivo niños de la calle, una niña que parecía que tendría unos 6 o 7 años, nos contó su historia. La contó en su lengua. Había estado con un hombre para mantener una relación sexual y el hombre le había prometido que le iba a dar chocolate. Al final no le había dado chocolate y ella quería decirnos que eso le había parecido muy mal, que ese hombre era malo y que debía ser denunciado. A pesar de todos los años que llevo trabajando en ayuda humanitaria esta historia me impactó; una niña quejándose de que no le habían dado chocolate, pero en este caso por haber mantenido una relación sexual.

Sin embargo, también hay anécdotas positivas. Por ejemplo, la atracción que tienen los sistemas regulares de vacunación de UNICEF. Tenemos campañas en zonas que no han sido cubiertas anteriormente donde van niños de sólo uno, dos, tres o cuatro días, porque las madres quieren vacunarles enseguida. En uno de los países más pobres del mundo ver que todos estos niños y madres, a menudo con rasgos de malnutrición, están limpios y bien vestidos indica que el pueblo haitiano no pierde su autoestima en ningún momento y por eso creo que Haití saldrá adelante.

Hay una oportunidad, aunque hay mucho trabajo por hacer y se necesita que se movilicen recursos. Pero hay una posibilidad de cambio. Las gigantescas colas para votar la noche del 6 al 7 de febrero demostraron que la gente quiere cambiar. El pueblo haitiano es un pueblo enormemente trabajador, es un pueblo pacífico, aunque haya violencia. Si se le da la oportunidad de la paz y el fin de la violencia, se podrán producir cambios muy importantes en los próximos años. Pero si no el riesgo puede ser llegar a unos niveles de violencia y desesperación imposibles de imaginar en un país que tan sólo se encuentra a una hora y media de Miami.

¿Qué mensaje quisiera hacerle llegar a la sociedad española con el fin de solicitarle su ayuda para apoyar a la infancia de Haití?

Le pediría que sigan las noticias que llegan de Haití y que huyan de la imagen distorsionada que tiene el país por culpa de la violencia. Les diría a los españoles que pensaran en la infancia y en Haití, y que hablen sobre la infancia haitiana y sobre el pueblo haitiano que quiere paz y democracia para poder desarrollarse. También que empujen para que se invierta en Haití a todos los niveles, porque se necesitan fondos. Es cierto que hay corrupción en Haití, pero la mejor forma de frenarla es teniendo programas bien diseñados, con controles estrictos. Los donantes y las poblaciones tienen que controlar qué pasa con esos fondos, pero si no hay fondos va haber mucho que reconducir.