“Si no estuviéramos aquí, la mayoría de estos niños morirían. No hemos perdido a ningún niño en los últimos 3 meses”. Nos lo cuenta Doris Harman, jefa de las enfermeras pediátricas de un hospital de Liberia apoyado por UNICEF que trata los casos más graves de desnutrición infantil. Doris trabajaba en un banco, pero en 2002 su vida dio un vuelco cuando perdió a su hermana y al bebé que esta esperaba en el parto. “No quería que le sucediese algo así a nadie por no recibir la ayuda adecuada”.
Mahra Abdurahman (50 años) sabe lo importante que son las vacunas. De niña tuvo sarampión, su cuerpo se llenó de cicatrices y sufrió una infección ocular. Por eso ha acompañado a su hija Merdiya, de 23 años, a vacunar a sus nietos, los gemelos Hassen y Hussein, a un centro sanitario. En 2016 apoyamos una campaña del Gobierno etíope para inmunizar contra el sarampión a 24 millones de niños en las zonas más afectadas por la sequía y el fenómeno meteorológico de El Niño.
En 2016 proporcionamos acceso a agua potable a 39,4 millones personas, y a instalaciones de saneamiento adecuadas a 17,4 millones de niños y sus familias. Niños como Fátima, de 10 años, que se lava la cara con agua de un tanque proporcionado por UNICEF en el campamento de Tinah, donde el pasado verano vivían más de un centenar de familias desplazadas de Mosul (Irak) en condiciones muy precarias. Sin agua y saneamiento, la incidencia de enfermedades prevenibles en niños es mucho mayor.
“Esta es la primera vez que voy a la escuela y me encanta porque juego con mis amigos; tengo un montón. Me porto muy bien y hago mis deberes todos los días. Seif-ed-Dien tiene 5 años y va a clase en un colegio temporal apoyado por UNICEF dentro de un almacén en Dar’a, la zona rural de Siria. Seif es uno de los casi 12 millones de niños que han tenido acceso a educación —formal e informal— en una situación de emergencia. Además, hemos entregado materiales educativos a 15,7 millones de niños.
Ashom Fariz, de 4 años, sostiene unas tijeras para cortar papel en uno de nuestros espacios amigos de la infancia del refugio de Principovac (Serbia), que acoge a cientos de refugiados y migrantes que han huido de la pobreza y la violencia en sus países. La familia de Ashom —sus padres, sus dos hermanos y sus dos tíos adolescentes— salió de Afganistán hace más de un año. Él es uno de los 3 millones de niños y niñas que recibieron apoyo psicológico de UNICEF en medio de una crisis humanitaria en 2016.
En 2016 contribuimos a la liberación de más de 21.400 niños y niñas vinculados a fuerzas y grupos armados, una cifra que duplica a la conseguida el año anterior. Una vez liberados, estos niños pasan un tiempo en un centro de tránsito, donde reciben ayuda médica, psicológica y jurídica. Después vuelven a la escuela o conocen un oficio. Finalmente, intentamos la reunificación familiar o les buscamos una familia de acogida, y trabajamos con las comunidades para que los acepten y les den otra oportunidad.
Crecen los municipios donde los niños y niñas cuentan con una política local de infancia y la posibilidad de dialogar con sus alcaldes e influir en su toma de decisiones. 55 nuevos municipios fueron reconocidos como Ciudades Amigas de la Infancia en 2016, por lo que ya son 170 los que tienen esta distinción: el 28% de la población infantil en España.
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“Si no estuviéramos aquí, la mayoría de estos niños morirían”. Nos lo cuenta Doris Harman, jefa de las enfermeras pediátricas de un hospital de Monrovia (Liberia) apoyado por UNICEF que trata los casos más graves de desnutrición infantil. "No hemos perdido a ningún niño en los últimos tres meses”.
Doris trabajaba en un banco, pero en 2002 su vida dio un vuelco cuando perdió a su hermana y al bebé que esta esperaba en el parto.
No quería que le sucediese algo así a nadie por no recibir la ayuda adecuada
Gracias a personas hermosas como Doris, pero sobre todo gracias a ti que haces posible su labor, 2016 fue de nuevo un año de logros para millones de niños.
Vacunamos a prácticamente la mitad de los niños del mundo; llevamos agua potable y saneamiento a casi 57 millones de personas; tratamos a 3,4 millones de niños contra la desnutrición aguda grave; conseguimos que 11,7 millones de niños en situaciones de emergencia pudieran continuar con su educación; contribuimos a la liberación de 21.400 niños soldado; protegimos a cerca de 100.000 niños refugiados y migrantes que huían de la violencia y la pobreza extrema en busca de un futuro en Europa; reunimos a más de 5.000 centros educativos comprometidos con una Educación en Derechos y Ciudadanía Global en España.
Los avances son numerosos y nos llevan a creer que, si seguimos trabajando todos juntos, podemos cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030 y cambiar el curso de la historia. Porque, a día de hoy, necesitamos cambiarla. No podemos permitir que 1 niño muera cada 12 segundos por desnutrición, que 28 millones de niños sean víctimas de desplazamientos forzosos, que 9 millones de niños sirios necesiten ayuda desesperadamente por una guerra que dura ya más de 6 años, que 121 millones de niños y niñas no vayan a la escuela, o que 3 de cada 10 niños vivan en riesgo de pobreza en España.
En UNICEF tenemos la experiencia, el coraje y la determinación para darle a nuestros niños un mundo mejor desde ya, para que puedan crecer, aprender, jugar y ser felices.
Gracias a Doris, y gracias a todos, por vuestro apoyo. ¡Seguimos!