La Plataforma de Infancia, Save the Children, UNICEF y Fundación ANAR piden políticas de infancia más fuertes ante la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica

 

Madrid, viernes, 29 de mayo. Las organizaciones de infancia se han reunido esta mañana con el Grupo de Trabajo de Políticas Sociales y Sistemas de Cuidados de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica para abordar la necesidad de reforzar las políticas de infancia con el fin de reducir las desigualdades ya existentes antes de la crisis del COVID-19 que se han incrementado durante el estado de alarma. Se trata de la primera comparecencia con este nuevo grupo de trabajo a la que han asistido el director de la Plataforma de Infancia, Ricardo Ibarra Roca, el presidente de UNICEF España, Gustavo Suárez, Pertierra, el director general de Save the Children, Andrés Conde, y el director de Programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros.

La crisis derivada de la pandemia por COVID-19 ha tenido un gran impacto sobre toda la sociedad pero especialmente sobre los niños y niñas, que han sufrido un confinamiento muy severo, permaneciendo muchos de ellos más de 40 días sin salir de sus hogares, sin poder jugar o correr al aire libre, sin ver a sus amigos y, en muchas ocasiones, con problemas para ejercer su derecho a la educación al no disponer de los medios y el apoyo adecuados. A todo esto hay que sumar posibles pérdidas familiares, las preocupaciones económicas de sus familias y el miedo y la angustia generados por la propia pandemia.

España ya tenía grandes retos pendientes para garantizar el bienestar de los niños y niñas. Retos que se han vuelto aún más urgentes por los efectos de esta crisis que ha aumentado las desigualdades ya existentes fruto de un Estado del Bienestar poco protector hacia la infancia. Por ello, las organizaciones de infancia han señalado durante esta comparecencia que la reconstrucción debe asegurar políticas de infancia fuertes que protejan los derechos de los niños y las niñas, especialmente los de los más vulnerables.

Si no se toman medidas a medio y largo plazo, va a ser difícil revertir problemáticas como el aumento de la pobreza infantil que antes del COVID-19 se situaba ya en el 26,8%, la segunda tasa más alta de pobreza infantil de Europa, solo por detrás de Rumanía; el aumento de la brecha educativa, de la tasa de abandono escolar, que se sitúa en el 17,3%, la más alta de Unión Europea; el aumento de la violencia contra la infancia o el empeoramiento de la salud física y mental de los niños y niñas, han señalado.

Esta crisis ha visibilizado, como nunca, las grandes dificultades que existían en España para conciliar. “El confinamiento y el cierre de los centros escolares ha depositado en las familias unas cargas excesivas, al no poder cuidar de sus hijos a la vez que desempeñar sus trabajos; sobre todo en el caso de las familias más vulnerables, como las monomarentales, de las cuales el 50% se encuentra en situación de pobreza y exclusión” ha explicado Ricardo Ibarra, director de la Plataforma de Infancia. Por ello piden permisos retribuidos hasta que se retome la actividad normal de los centros educativos que permitan la reducción de la jornada de hasta el 50% para cada uno de los dos progenitores, a partes iguales, que en el caso de familias monomarentales y monoparentales pueda llegar al 100% de la jornada.

“La experiencia nos dice que para tener la capacidad de afrontar las crisis y emergencias y responder de forma eficaz es fundamental un sistema de protección social global y sólido”, ha afirmado el presidente de UNICEF España, Gustavo Suárez Pertierra. Las medidas que se desplieguen para la reconstrucción deben, en ese sentido, “poner el foco en establecer las bases sólidas de una sociedad resiliente, que esté preparada para sobreponerse a nuevas crisis en el futuro, y deben poner en el centro los derechos de los niños y niñas”. Priorizar la inversión en infancia, ha insistido, “es una necesidad, además de una responsabilidad legal y ética”. En su intervención, Suárez Pertierra, insistió en dirigir las medidas de reconstrucción de manera prioritaria a los niños y niñas más vulnerables porque “son quienes más riesgo tienen de sufrir consecuencias irreversibles, quienes más posibilidades tienen de quedarse atrás”.

La educación también se ha visto modificada por la crisis derivada del COVID-19. “El riesgo de no actuar ahora se verá en el medio plazo, con posible un aumento de repetición, fracaso y abandono escolar. No es solo un problema de brecha digital, es un tema de desigualdad y de inequidad que ya estaba y que se ha agravado. Si antes no bastaba con que estuvieran en clase y tuvieran un lápiz y una libreta, ahora no basta con que tengan un ordenador. Antes los niños y las niñas más desfavorecidos necesitaban refuerzo y acompañamiento, pero ahora, después de meses de desconexión, mucho más”, ha asegurado Andrés Conde en nombre de Save the Children. Para garantizar que la brecha entre el alumnado no siga creciendo, la organización considera fundamental destinar recursos extra a los centros educativos con alumnado desfavorecido, aumentar el refuerzo educativo extraescolar y desarrollar sistemas de préstamo de dispositivos con conexión a internet para asegurar el acceso de forma inclusiva.

Fundación ANAR ha venido alertando del aumento constante de la curva de la violencia contra la infancia durante el periodo de confinamiento, donde los menores de edad se han encontrado en muchas ocasiones encerrados con su propio maltratador/a: así, de representar un 36,1% de las peticiones de ayuda recibidas por ANAR en las primeras semanas del estado de alarma han pasado a suponer la mitad de las mismas (50,1%) en esta última. Los casos de maltrato intrafamiliar son los más frecuentes, sobre todo violencia doméstica (física y psicológica), seguidos de violencia de género, abuso sexual, y abandono. Además, las ideas e intentos de suicidio han sido uno de los problemas que más se han incrementado durante el confinamiento pasando del 1,9% de media en el último año a un 8% de media. “ANAR dispone de un observatorio privilegiado para conocer la realidad en la que se encuentran los menores de edad porque hemos sido capaces de entrar en sus casas durante el confinamiento a través de nuestras Líneas de Ayuda, especialmente del Chat ANAR que cuenta con una tecnología silenciosa y segura” explica el director de programas de la Fundación, Benjamín Ballesteros.

Las organizaciones de infancia han coincido en la necesidad de un Pacto de Estado por la Infancia que suponga un compromiso de estabilidad con las políticas de infancia y que se traduzca un aumento progresivo de la inversión real dedicada a la infancia del 1,4% del PIB actual al 2,4% de la media de la Unión Europea, en presupuestos en clave de infancia que permitan la identificación de las partidas destinadas a infancia en los Presupuestos Generales del Estado, en la creación de un fondo social de reserva que garantice la inversión en infancia y en medidas específicas en el ámbito educativo y en el ámbito del sistema de protección que permitan reducir las desigualdades y garantizar el cumplimiento de los derechos de la infancia.