La escasez de alimentos obliga a las niñas a casarse

 La desnutrición es una de las consecuencias graves de la sequía y el aumento del precio de los alimentos. Pero hay más: se dispara el matrimonio infantil a cambio de una dote que ayude a la familia a subsistir.

Amira, de 12 años, de Kenia, obligada a pasar por el matrimonio precoz.

© UNICEFKenya/LucasOdhiambo

22/09/2022

Amira es una niña de 12 años que vive en Kenia. Su historia nos alerta de las terribles consecuencias que está dejando la sequía en este país de África, después de cuatro temporadas fallidas de lluvias, y el aumento del precio de los alimentos.

Como resultado, no solo se incrementan las tasas de desnutrición entre los niños, los riesgos se extienden especialmente a las niñas, que en muchos casos se ven forzadas a casarse para ayudar a su familia. El matrimonio infantil se dispara como una opción desesperada para salir adelante.

Una situación desoladora

En Garissa, en el norte de Kenia que limita con Somalia, corren tiempos difíciles para las familias nómadas de pastores. La pandemia de la COVID-19 ha dejado una huella imborrable a su paso por el país, a lo que se suma la peor sequía que han vivido en los últimos 40 años.

Como si fuera poco, el conflicto en Ucrania también tiene una enorme repercusión en los países de África Oriental, que dependen de Ucrania y Rusia para importar el 90% del grano que necesitan. Y la compra de los alimentos es inaccesible para muchas familias por la explosión de los precios.

Un pacto para subsistir el resto de la familia

Esta es la historia de Amira, cuya boda estaba pactada con un hombre de 70 años a cambio de una pequeña dote de vacas.

Parece joven para sus 12 años de edad, es tímida, y cuando habla solo mira a Jamila Rashid, encargada de infancia a nivel local. Afortunadamente, Amira fue rescatada de este intento de matrimonio infantil, arreglado por su tío en secreto. Ella descubrió el plan el mismo día de su propia boda.

A Amira le dijeron que estaba visitando Garissa durante las vacaciones escolares porque su hermano se iba a casar. Estaba emocionada con el evento. Cuenta que "tenía un vestido nuevo para la ocasión, me ponían henna en las manos. Iba a ser una celebración".

Poco sabía Amira que estaba siendo preparada para ser la novia. Estaba lista para casarse con un hombre mayor, amigo de la familia, que solía visitar el pueblo.

"Es rico y tiene vacas", explica Amira. Y no es un dato menor. La familia de Amira lucha para salir adelante con bajos ingresos, desde que la mitad de las vacas que tenía su padre murieron como consecuencia de la sequía. "Ni siquiera teníamos leche para beber cuando perdimos tantas vacas" cuenta.

Amira describe el día de su intento de matrimonio: "ese día cogí el autobús con uno de mis familiares y me dijeron que íbamos a la boda de mi hermano. Luego hubo una llamada telefónica... y descubrí que yo era la que se casaba. Lloré. Estaba enfadada y me sentí traicionada".

La salvación de Amira

A pesar del enorme riesgo personal, enfrentando la ira de sus familiares masculinos, el hermanastro de Amira se enteró del plan y la interceptó en el traslado, impidiendo que la boda tuviera lugar.

"El autobús siempre se detiene a mitad de camino para un descanso y cuando nos detuvimos al costado de la carretera, vi a mi hermano parado allí con la policía. No tenía idea de que estaría allí. Me puso muy feliz", explica.

A Jamila Rashid le sorprendió mucho que un hermano interceptara un intento de matrimonio infantil. Normalmente, el hermano se confabula con el tío cuando hay dinero a cambio, pero en este caso, él la salvó.

Actualmente y de forma temporal, Amira vive en un centro infantil que cuenta con el apoyo de UNICEF. Allí proporcionamos suministros recreativos y de juegos y artículos de higiene para niños y niñas.

"Sabemos que una institución no es el mejor lugar para un niño y que ella quiere estar con su familia. Pero es complicado porque no podemos enviarla a casa sabiendo que el riesgo de que sus familiares la casen sigue siendo alto", explica Jamila.

La respuesta de UNICEF

La falta de lluvias durante un período tan prolongado ha dejado a 29,1 millones de personas en Etiopía, Kenia y Somalia con necesidad de asistencia humanitaria urgente y apoyo vital.

Los pronósticos sugieren que es probable que falle una quinta temporada de lluvias, prevista para los meses de octubre a diciembre, lo que empeorará la alarmante situación que atraviesa la infancia.

Por ello, UNICEF trabaja para ampliar sus servicios y responder a las crecientes necesidades de los niños más vulnerables en toda la región del Cuerno de África.

Y, especialmente, de las niñas. "En UNICEF estamos apoyando al gobierno para proteger a las niñas rescatadas del matrimonio, garantizando su permanencia en la escuela. Tenemos que trabajar con la comunidad, para que la gente sepa que hay otras alternativas que no pasan por casar a las niñas por una pequeña dote", afirma Zeinab Ahmed, jefe de Protección Infantil de UNICEF en Garissa.

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