COVID-19: un año de retroceso para la infancia
Hay más niños pobres, con ansiedad y víctimas de abuso.
10/03/2021
Un año después de que la COVID-19 se declarase pandemia, nuestros últimos datos revelan una nueva normalidad devastadora y distorsionada para los niños y niñas de todo el mundo.
“Un año después del inicio de la pandemia de COVID-19, el progreso ha retrocedido en prácticamente todos los indicadores importantes de la infancia”, ha señalado nuestra directora ejecutiva, Henrietta Fore.
“El número de niños que pasan hambre, están aislados, son víctimas de abuso, sufren ansiedad, viven en la pobreza y se ven obligados a contraer matrimonio ha aumentado. Al mismo tiempo, su acceso a la educación, la socialización y a algunos servicios esenciales como la salud, la nutrición y la protección ha disminuido. Las señales de que los niños sufrirán las peores consecuencias de la pandemia durante años son inconfundibles”, ha agregado.
Las consecuencias del coronavirus en los niños
- Un 13% de los 71 millones de infecciones por COVID-19 en 107 países (el 62% del total mundial de infecciones) corresponde a niños y adolescentes menores de 20 años.
- La pobreza infantil aumentará en torno a un 15% en los países en desarrollo. También se prevé que otros 140 millones de niños de estos países vivirán en hogares que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza.
- Los colegios de más de 168 millones de niños en edad escolar de todo el mundo llevan casi un año cerrados. Dos terceras partes de los países donde las escuelas han cerrado total o parcialmente se encuentran en América Latina y el Caribe.
- Al menos 1 de cada 3 niños en edad escolar no tuvo acceso a la educación a distancia mientras las escuelas estuvieron cerradas.
- Unos 10 millones de niñas más corren el riesgo de ser sometidas a matrimonio infantil de aquí a 2030.
- Al menos 1 de cada 7 niños y jóvenes vivía en países donde se impusieron políticas de confinamiento en el hogar durante gran parte del año pasado y, como consecuencia, sufrió ansiedad, depresión y aislamiento.
- En noviembre de 2020 se habían interrumpido más de dos terceras partes de los servicios de salud mental para niños y adolescentes.
- Hasta el pasado noviembre, entre 6 y 7 millones más de niños menores de cinco años podrían haber sufrido desnutrición aguda en lo que iba de año, elevando la cifra total a 54 millones de niños. Se trata de un aumento de un 14% que podría traducirse en más de 10.000 muertes adicionales al mes, sobre todo en África subsahariana y Asia meridional. Además, la disminución del 40% en los servicios de nutrición dirigidos a niños y mujeres podría empeorar otros resultados relacionados con la alimentación.
- Más de 94 millones de personas corrían el riesgo, el pasado noviembre, de no recibir una vacuna a causa de la interrupción de las campañas del sarampión en 26 países.
- Los refugiados y los solicitantes de asilo en 59 países carecían, en noviembre de 2020, de acceso a cualquier tipo de ayuda de protección social relacionada con la COVID-19, debido al cierre de las fronteras y el auge de la xenofobia y la exclusión.
- Unos 3.000 millones de personas de todo el mundo carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos con agua y jabón en su hogar. En los países menos desarrollados, tres cuartas partes de la población, más de dos terceras partes de las escuelas y una cuarta parte de las instalaciones de atención sanitaria no cuentan con los servicios básicos de higiene necesarios para reducir la transmisión de la COVID-19. Unos 700 niños menores de cinco años mueren de media cada día por enfermedades causadas por la falta de agua, saneamiento e higiene.
“Los niños deben ocupar un lugar primordial en los esfuerzos de recuperación (…) Para ello, hay que dar prioridad a las escuelas en los planes de reapertura. Esto significa brindar protección social, por ejemplo, a través de transferencias de efectivo para las familias. Y significa también proporcionar servicios esenciales a los niños más vulnerables. Solo así podremos evitar una generación perdida”, ha añadido Henrietta Fore.
El trabajo de UNICEF frente a la COVID-19
Durante el último año hemos trabajado contrarreloj para hacer frente a los efectos de la pandemia en los niños y sus familias en todo el mundo, tratando de minimizar los daños en los más vulnerables. Solo en 2020 conseguimos resultados para la infancia como estos:
- 2.700 millones de personas con información de prevención contra la COVID-19.
- 92 millones de niños y sus familias s con suministros de agua, saneamiento e higiene.
- 78,3 millones de niños y mujeres con servicios de salud en centros apoyados por UNICEF.
- 4,2 millones de niños menores de 5 años tratados contra la desnutrición aguda grave.
- 274,6 millones de niños y niñas han podido continuar sus estudios a distancia o desde sus casas.
- Más de 355.000 escuelas con protocolos de prevención y control del COVID-19.
- 2,1 millones de trabajadores sanitarios con equipos de protección individual (EPI).
- 75,1 millones de niños, padres, madres y cuidadores con atención para su salud mental y apoyo psicosocial.
- 24 millones de niños y adultos con acceso a canales seguros para denunciar casos de explotación y abuso sexuales.
- 46,8 millones de hogares con ayudas sociales, nuevas o adicionales, de los gobiernos.
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