Niños rohingya en Bangladesh: un año construyendo esperanza
El apoyo incondicional de las comunidades locales de Bangladesh y el esfuerzo de la ayuda internacional liderado por el Gobierno han aliviado los temores más graves por la seguridad y el bienestar de los rohingya.
23/08/2018
Hoy hace un año, la comunidad internacional se sobresaltaba con la dramática crisis humanitaria que se vivía en el extremo noreste de la Bahía de Bengala.
En cuestión de semanas, cientos de miles de personas desesperadas y aterrorizadas, el 55% de ellas niños, cruzaron la frontera desde Myanmar hasta Bangladesh, con el reflejo en sus rostros de la violencia y brutalidad indescriptibles que les obligó a huir.
Doce meses después, los recuerdos de esas experiencias siguen siendo muy duros entre los aproximadamente un millón de refugiados rohingya -incluyendo migraciones anteriores- que viven en refugios pequeños y primitivos dentro de los congestionados y a menudo insalubres campamentos de Cox's Bazar.
Pero el apoyo incondicional de las comunidades locales de Bangladesh y el esfuerzo de la ayuda internacional, liderado por el Gobierno, han aliviado los temores más graves por la seguridad y el bienestar de los rohingya.
Los brotes de enfermedades se han mantenido a raya y se ha evitado la hambruna. También se han instalado servicios de agua potable, saneamiento, nutrición y otros servicios básicos, pero aún así existen grandes retos pendientes.
Niños rohingya: en el filo de una navaja
Para aproximadamente 1/3 de los niños de hasta 14 años, la red de centros de aprendizaje y espacios amigos les ofrecen la oportunidad de comenzar con su recuperación y un respiro al entorno hostil en el que han vivido.
Una apariencia de normalidad se cierne sobre los campamentos y comunidades circundantes, pero es una normalidad que no puede durar indefinidamente. Los refugiados viven como en el filo de una navaja, aferrados a la incertidumbre sobre su futuro y aún traumatizados por sus experiencias en Myanmar.
Sus hogares, muchos construidos en laderas precarias, corren el riesgo de ser arrastrados por la lluvia del monzón o destruidos por un ciclón. Y es muy probable que se produzca una epidemia de cólera o sarampión.
Sin un final a la vista para su sombrío exilio, la desesperación y la desesperanza crecen entre los refugiados, junto con el pesimismo sobre lo que les depara el futuro.
Los niños y adolescentes que carecen de oportunidades para aprender o ganarse la vida corren el grave riesgo de convertirse en una generación perdida, presas fáciles para los traficantes y quienes los explotarían con fines políticos o de otro tipo.
Niños rohingya: fortalecer la solidaridad
Nuestro informe exige un esfuerzo conjunto para construir una nueva base para los derechos y oportunidades de los niños rohingya a largo plazo.
Al tomar medidas juntos, nosotros, la comunidad internacional, así como los Gobiernos de Bangladesh y Myanmar, podemos dar estabilidad y un sentimiento de esperanza, que actualmente no existen, a las vidas de los niños de rohingya, y fortalecer la solidaridad entre ellos y aquellos que viven en las comunidades de acogida (cuya situación a menudo no es mucho mejor que la suya).
Un elemento central de nuestro llamamiento es la promesa de una educación bilingüe y de calidad, basada en el aprendizaje de habilidades esenciales para la vida como lectura, lenguaje y aritmética.
Por supuesto, una solución duradera a la difícil situación de los rohingya requiere abordar las causas de raíz de la crisis dentro mismo de Myanmar.
Niños rohingya: retorno bajo condiciones
Los refugiados no pueden ni aceptarán regresar a sus hogares hasta que hayan terminado las décadas de discriminación y violencia a las que han sido sometidos, hasta que se hayan establecido sus derechos básicos: ciudadanía, libre circulación, salud, educación, trabajo y su antiguo hogar.
Pero no es solo en Myanmar se necesitan cambios difíciles. Como nuestra llamada a la acción deja claro, Bangladesh y la comunidad internacional tienen que abordar importantes responsabilidades.
Esta es una crisis que requerirá un enfoque complejo respaldado con recursos financieros a largo plazo, el desarrollo de una infraestructura y voluntad política.
Dada la situación insostenible en la que se encuentran los refugiados y las implicaciones para ambos países, este es un desafío que debe abordarse rápidamente. Los rohingya, y especialmente sus hijos, lo exigen y lo merecen.
Niños rohingya: gracias a ti, en 2018...
Estas son solo algunas de las cosas que estáis consiguiendo en lo que llevamos de 2018:
- Agua potable para cerca de 320.000 personas y servicios de saneamiento para 410.000.
- Vacunar a unas 880.000 personas contra el cólera.
- 9.500 niños menores de 5 años tratados contra la desnutrición aguda grave.
- Apoyo psicosocial para 145.000 niños y atención para otros más de 4.000 niños en situación de riesgo.
- Educación para unos 115.000 niños y adolescentes.
Miles de niños rohingya huyen de la violencia.
Ayúdanos a salvar sus vidas.
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