#ElRetoDeAdama: ¡ayúdanos a conseguir 10.000 kits de vacunas!

El reto se puede seguir este sábado 7 de noviembre en InstagramFacebook, con la participación de divulgadores científicos como Margarita del Val, David Callejo o Boticaria García, influencers y trabajadores de UNICEF en terreno.

Adama vacunador Malí

06/07/2020

Este sábado 7 de noviembre por la tarde tenemos un reto -#ElRetoDeAdama: llenar la nevera de nuestro compañero de Malí, Adama, con 10.000 kits de vacunas, para proteger a cada vez más niños y niñas de enfermedades como el sarampión, la polio y la tuberculosis. Los kits se pueden comprar a través de la página web www.elretodeadama.es, donde se irán contabilizando las donaciones. 

Para contribuir a lograrlo, tendremos una sesión de más de cuatro horas en directo en Instagram y Facebook, con entrevistas a científicos, profesionales sanitarios, divulgadores, influencers y trabajadores en terreno de UNICEF –desde países como Colombia, Guinea-Bissau, Níger o Nigeria-… y seguro que muchos momentos emotivos.

Entre ellos y ellas: Marián García, Boticaria García; Héctor Castiñeira, Enfermera Saturada; Carmen Osorio, No soy una drama mamá; el médico anestesista David Callejo; el pediatra y epidemiólogo de ISGlobal Quique Bassat, la viróloga del CSIC Margarita del Val, el atleta Davide Morana; Sofía Fournier, Una mami que se mima; Gonzalo Oñoro y Elena Blanco, Dos pediatras en casa; Patricia Ramírez, Patri Psicóloga; Natalia Martin, Las historietas de mamá, y el coordinador de Informativos de la Cadena COPE Ángel Expósito.

Todos y todas recordarán el poder de las vacunas para salvar vidas de niños y niñas, especialmente en lugares remotos y en situación de emergencia, y animarán a los espectadores a donar sus propios kits de vacunas.

Lucía Galán Bertrand (Lucía, mi pediatra), pediatra, escritora y miembro de nuestro Consejo Asesor, será la maestra de ceremonias de este Directo que podrá seguirse en su propio perfil en Instagram y en nuestro Facebook. “Participar en este reto me hace especial ilusión. Las vacunas salvan vidas y es fundamental que lleguen a cada niño, a cada niña y a cada bebé, esté donde esté”, ha explicado.

Donar kits

El reto se inspira en la valentía y entrega de nuestros vacunadores, especialmente en uno de ellos. Adama tiene 41 años, vive en Sadiola — un pueblo de la región de Kayes, en el suroeste de Malí— y lleva más de una década trabajando como vacunador en el centro de salud comunitario.

Con su neverita para mantener la cadena de frío y que las vacunas no se estropeen, y su desvencijada pero inseparable moto, Adama recorre todos los días más de 200 kilómetros -el equivalente a la distancia entre Madrid y Valladolid- para inmunizar a los niños y niñas de la región, muchos de los cuales pertenecen a familias que trabajan en las minas de oro de Massakama.

El empleo de equipos móviles de vacunadores para llegar a las poblaciones más vulnerables que viven en áreas de difícil acceso, es uno de los recursos que venimos implementando desde UNICEF, junto a nuestros aliados, para llegar a todos los niños y niñas. Aun sí, en la región de Kayes, tan solo 4 de cada 10 niños y niñas reciben todas las vacunas que necesitan para mantenerse sanos. En Malí, 1 de cada 10 niños muere antes de cumplir los 5 años, la mayoría por enfermedades prevenibles con una vacuna.

La profesión de vacunador de Adama no es vocacional, pero responde a un deseo de cambiar el mundo y luchar contra las injusticias sociales. “Cuando era joven tenía unos vecinos que eran pobres. Un día uno de los hijos enfermó de repente. Le salieron manchas rojas en el cuerpo y presentaba mucha fiebre. Tenía sarampión, pero los padres no tenían dinero para mandarlo al hospital ni para comprar medicamentos. Después de una semana de sufrimiento, otro vecino decidió llevarle al hospital. Tuvo suerte y se recuperó por completo, pero su hermano mayor no tuvo tanta suerte y murió. Por eso decidí hacerme vacunador”, nos cuenta.

#ElRetodeAdama: vacunar a los niños de las minas de oro

Le acompañamos en una de sus jornadas para conocer a qué se enfrenta este valiente vacunador, para ponernos en su piel y en la de las familias y niños a los que atiende. “Estamos en una zona de minas de oro, y muchas familias trabajan y viven aquí, con sus hijos completamente aislados y privados de cualquier tipo de atención”, explica Adama.

A las 07:30 de la mañana Adama deja su casa rumbo a la primera parada: el centro de salud comunitario de Sadiola. Una vez allí coge su moto y continúa hasta el centro de Kobokotossou, donde toma las vacunas de un frigorífico solar que le hemos suministrado para que se mantengan a una temperatura constante. 

Hasta ahora ha recorrido 60 kilómetros, pero tiene otros 50 por delante hasta su destino final, Massakama. Adama se afana en amarrar, con la misma firmeza que delicadeza, todos los elementos a la moto: la nevera con las vacunas, el registro de vacunación y una caja de guantes.

Antes de salir me aseguro de que todo va bien sujeto y compruebo por última vez si llevo todas las vacunas básicas que pueda necesitar, porque cada vacuna puede salvar una vida infantil: tos ferina, tuberculosis, tétanos, polio, sarampión y difteria, hepatitis, diarrea, neumonía, fiebre amarilla y meningitis”, dice.

Aún son las 8:30 horas y, bajo un sol abrasador, el termómetro se acerca a los 40 grados. Adama continúa con su carrera contrarreloj para llegar a las minas de oro, vacunar al mayor número posible de niños y regresar a casa antes de que anochezca. La carretera por la que debe viajar es complicada, está aislada y carece de infraestructuras. Es un viaje peligroso.

Adama vacunando en las minas de oro

Después de conducir durante dos horas, finalmente llega a Massakama. Está agotado, pero decidido. Las minas de oro de Massakama están cerca de la frontera con Senegal. Más de 2.000 personas, incluidas familias con niños y niñas, viven aquí. No hay escuela ni centros de salud. Sin ninguna otra opción, muchos de los niños trabajan, privados de sus derechos a la protección, la educación y la supervivencia y el desarrollo.

Mariam [nombre ficticio para proteger su identidad], de 14 años, lleva trabajando cinco años en las minas de oro. Nunca ha ido al colegio. “Quiero irme de aquí, estoy cansada. Sueño con ir a la escuela como mis amigos”.

En cuanto Adama llega con su moto, las madres y los niños y niñas se acercan corriendo a él. “Empecé a trabajar y nunca pude llevar a mi hijo a vacunar”, nos explica compungida la madre de un bebé de 6 meses. “He oído que ha habido casos de sarampión entre adolescentes en Senegal. Si no vacuno a mi hijo podría coger la enfermedad y morir”.

Por cada niño vacunado, Adama apunta la información en su registro. Cuando se queda sin vacunas, toma nota de los niños que necesitarán dosis en su próxima visita. A las 14:00 horas le dice a los padres y madres que volverá la próxima semana, y coloca todo de nuevo en la moto para volver a Sadiola antes de que oscurezca.

Adama hace un trabajo increíble. Aquí, los padres pasan sus días buscando oro y terminan muy tarde. Sin este sistema de vacunación móvil, la mayoría de ellos no podrían vacunar a sus hijos”, cuenta el jefe de la villa de Massakama.

Donar kits

#ElRetoDeAdama: cada kit cuesta solo 1,42 euros

Queremos seguir llenando la nevera de Adama con kits de vacunas de Regalo Azul. Y tú, ¿nos ayudas a proteger la vida de más niños? El objetivo es conseguir la donación de 10.000 kits de vacunas, o lo que es lo mismo: 60.000 vacunas.

Cada kit cuesta 1,42 euros y contiene 2 vacunas contra el sarampión, 3 contra la polio y 1 contra la tuberculosis, por lo que con cada kit se puede proteger a un niño frente a tres enfermedades potencialmente mortales. ¡Ayúdanos a ayudar!

Donar kits

Ildefonso González

Responsable de Publicaciones de UNICEF España