Unos 48 millones de personas, entre ellas 9 millones de niños y niñas, sufrirán hambre en 2023 si no hay soluciones urgentes y duraderas

UNICEF, la FAO y el PMA alertan de que África occidental y central se enfrenta a otro año de hambre récord

48 millones de personas sufrirán hambre en 2023

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DAKAR, 8 de diciembre de 2022 – El número de personas hambrientas en África occidental y central alcanzará un máximo histórico de 48 millones, incluidos 9 millones de niños y niñas, el próximo año si no se encuentran y ponen en marcha ya soluciones urgentes y duraderas para hacer frente a esta crisis. El último análisis sobre seguridad alimentaria de Cadre Harmonisé revela que más de 35 millones de personas, entre ellos 6,7 millones de niños y niñas, en la región, aproximadamente el 8% de la población evaluada, no pueden satisfacer actualmente sus necesidades básicas de alimentación y nutrición.

La situación es especialmente preocupante en las zonas afectadas por el conflicto de la cuenca del lago Chad y la región de Liptako-Gourma (Burkina Faso, Malí y Níger), donde 25.500 personas sufrirán hambre catastrófica (fase 5) durante la temporada de escasez que va de junio a agosto de 2023. Este es el período del año en que se agotan las reservas de alimentos de la cosecha anterior y las familias luchan por satisfacer sus necesidades alimentarias básicas hasta la siguiente cosecha.

En una declaración conjunta durante la reunión anual de la Red para la Prevención de Crisis Alimentarias en África Occidental (RPCA) celebrada en Lomé (Togo), la Organización las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas instan a los gobiernos de toda la región a aumentar el apoyo y las inversiones en programas de seguridad alimentaria y nutrición que refuercen la resiliencia de las comunidades y protejan sus medios de subsistencia, al tiempo que reducen el riesgo de que las personas caigan en una inseguridad alimentaria catastrófica.

“La perspectiva de la seguridad alimentaria y nutricional para 2023 es extremadamente preocupante y esta debería ser la última llamada de atención para los gobiernos de la región y sus aliados”, ha advertido Chris Nikoi, director regional del PMA para la Región de África Occidental. “Fortalecer la resiliencia de las comunidades debe convertirse en un enfoque singular y colectivo para todos nosotros si queremos sacar esta situación del precipicio antes de que sea demasiado tarde”, agregó Nikoi.

A pesar de las buenas perspectivas de cosecha, la mejora de la situación del mercado y el aumento de las estimaciones de producción de cereales en toda la región, la inseguridad alimentaria y la desnutrición persisten y se están extendiendo desde el Sahel hacia los países costeros debido a la persistente inseguridad, las crisis climáticas, los altos precios de los alimentos, las consecuencias económicas de la COVID-19 y el impacto del conflicto en Ucrania.

En Benín, Costa de Marfil, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Liberia, Sierra Leona y Togo, el análisis del Cadre Harmonisé revela un aumento del 20% en la inseguridad alimentaria durante el último trimestre de 2022, en comparación con el mismo período del año pasado. Solo en Nigeria, 25 millones de mujeres, hombres y niños se enfrentan a una inseguridad alimentaria de moderada a severa, lo que significa que pueden caer fácilmente en una situación de seguridad alimentaria de emergencia si no se ofrece una respuesta inmediata.

“El Sahel se tambalea al borde de una catástrofe en toda regla; estamos viendo una disminución de la disponibilidad de alimentos en la mayoría de los países, y los precios de los fertilizantes están aumentando”, ha subrayado Robert Guei, coordinador subregional de la FAO para África Occidental.

“Esto podría tener un impacto negativo en las cosechas del próximo año y empeorar una situación ya grave para muchas comunidades rurales. Debemos actuar ahora para apuntalar los medios de vida rurales antes de que sea demasiado tarde”, afirmó Guei.

Pese a los esfuerzos de los gobiernos y sus aliados, la desnutrición aguda en niños y niñas menores de 5 años es motivo de preocupación, especialmente en los países del Sahel y Nigeria, con tasas que superan el umbral de emergencia del 15% en algunas áreas de Senegal (Louga y Matam), Mauritania (Gorgol y Guidimaka ), el noreste de Nigeria (estados de Yobe y Nord Borno) y Níger (Dogon y Doutchi).

La tasa global de desnutrición aguda también supera el 10% en muchas zonas alrededor de la cuenca del lago Chad (Níger, Nigeria y Chad) y las áreas fronterizas entre Burkina Faso, Malí y Níger. Los conflictos, el desplazamiento de la población, el acceso limitado a los servicios sociales básicos -incluidos la atención médica, la educación, el agua, la higiene y el saneamiento-, y las dietas nutritivas inasequibles se encuentran entre las causas subyacentes de la desnutrición aguda en niños y niñas menores de 5 años, mujeres embarazadas y madres lactantes en toda la región.

“Los datos más recientes indican niveles inaceptablemente altos de desnutrición aguda grave para los niños y niñas en muchos países de África Occidental y Central, lo que tiene un impacto devastador en el futuro de la región”, sostuvo Marie-Pierre Poirier, directora regional de UNICEF para África Occidental y Central.

“Necesitamos ampliar el tratamiento y prestar mucha más atención a la prevención de la desnutrición infantil a través de un enfoque multisectorial para llegar a todos los niños y niñas”, agregó Poirier.

Las tres agencias de la ONU y sus aliados se han comprometido a abordar esta crisis alimentaria y nutricional sin precedentes mediante un enfoque sólido de sistemas alimentarios, con programas múltiples e integrados que ofrecen respuestas de nutrición, salud, agua, higiene y saneamiento para niños y niñas, mujeres y otros grupos vulnerables.

La FAO, UNICEF y el PMA reforzarán y ampliarán su apoyo continuo a los sistemas nacionales de protección social que respondan a las crisis y sean sensibles a la nutrición de las mujeres embarazadas, las madres lactantes, los niños y niñas pequeños y los adolescentes. Sobre la base de los sistemas existentes a nivel local, nacional y regional, y con la plena participación de las comunidades locales, las tres agencias de la ONU también ampliarán sus soluciones a medio y largo plazo con el objetivo de reforzar la resiliencia de las comunidades afectadas por crisis, mientras apoyan la construcción de la paz y la coexistencia pacífica.

UNICEF y el PMA han estado trabajando juntos en un programa de protección social conjunto en Malí, Mauritania y Níger que da apoyo a 1,8 millones de personas a través de transferencias en efectivo y servicios complementarios. Ambas agencias también ayudan a los gobiernos a fortalecer sus sistemas de protección social, como los registros sociales, las políticas nacionales y los vínculos con los sistemas de alerta temprana. La FAO trabaja en Burkina Faso apoyando a 620.000 personas para aumentar sus capacidades de producción agrícola y proteger sus medios de subsistencia. Asimismo, da soporte al sistema de protección social mediante ayudas en efectivo y servicios complementarios a 408.000 personas en el país africano.

Para contribuir al trabajo de UNICEF en desnutrición, consultar aquí: https://www.unicef.es/hazte-socio-hambruna

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