Encabezar un hogar a los 14 años

Millones de niños en el mundo se encuentran un día con la necesidad de dejar atrás su infancia y afrontar responsabilidades de adulto. Esta situación se da especialmente en África, donde las cifras de huérfanos desatendidos aumentan, debido a la enfermedad y muerte de los adultos que los protegen. Una generación entera de niños y niñas se hace adulta de repente, con dramáticas consecuencias para ellos y para el desarrollo de sus países

Justin, un chico de del municipio de Ndirande a las afueras de Blantyre, Malaui, tuvo queasumir a los 14 años una gran responsabilidad para su edad.

Su padre murió, según él de una enfermedad relacionada con el SIDA. Seis meses después su madre murió también y Justin se quedó al frente de la casa y responsable de su hermano de 10 años, Ashwel, y de su hermana de 9, Future.

Normalmente, son las tías, tíos o abuelos los que suelen acoger a los niños que pierden a sus progenitores. Pero el VIH/SIDA ha devastado de tal manera Malaui, uno de los países más pobres del mundo, que a menudo los familiares se sienten desbordados e incapaces de hacerse cargo de todos los huérfanos.

"El principal problema que tenemos sin nuestros padres es el de procurarnos la comida"

Un país arrasado por el VIH/SIDA

Alrededor del 16% de la población de Malaui es seropositiva; cada día se infectan 237 personas y 139 mueren de enfermedades relacionadas con el VIH. La media de expectativa de vida en el país ha descendido de 45 a 39 años. En el municipio de Ndirande, el promedio de VIH es más alto, con una persona de cada cinco infectada por el virus.

Por consiguiente, la cifra de huérfanos de Malaui oscila entre 800.000 y 1,2 millones y el número va en aumento. Muchos de ellos, como Justin y sus hermanos pequeños, no tienen dónde ir, así que se quedan en casa, arreglándoselas como pueden.

"Cuando murieron nuestros padres, lo primero que tuvimos que hacer fue buscar trabajo que nos proporcionase algún dinero para comer"

De repente, adultos

Cuando su padre y su madre murieron, Justin dejó la escuela y ahora se gana la vida transportando comida en el mercado. "El principal problema que tenemos sin nuestros padres es el de procurarnos la comida", dice Justin. "Nunca nos llega para comer, para los gastos escolares o las cosas básicas que necesitamos, como ropa. Cuando murieron nuestros padres, lo primero que tuvimos que hacer fuebuscar trabajo que nos proporcionase algún dinero para comer."

Apoyo de UNICEF

UNICEF financia un grupo comunitario llamado Iglesias y Atención Comunitaria de Ndirande. El grupo está formado por 300 voluntarios de nueve iglesias locales y tres mezquitas que cuidan de los 3.000 huérfanosdel municipio de Ndirande y de la gente que se está muriendo de enfermedades relacionadas con el SIDA. Muy pronto se preparará a más voluntarios para que ofrezcan a los enfermos servicios de atención a domicilio y asesoramiento social y sicológico.

Cada dos días, un voluntario de la organización visita a la familia de Justin y les entrega una bolsa de maíz y algo de dinero: "Les aconsejo cómo administrar el dinero y también cómo vivir y cómo cuidarse los unos a los otros", dice la voluntaria Mercy Sunday.