Ruth García

 

Una experiencia voluntaria: Ruth García Tiene 34 años, está en el paro y dedica todas las mañanas a trabajar como voluntaria en el Comité de UNICEF de Castilla-La Mancha, desde su sede en Toledo.

Responsable de actos especiales, es voluntaria desde hace año y medio y su trabajo, como el de otros tantos voluntarios, permite mantener a pleno rendimiento el engranaje de la maquinaria de UNICEF desde sus más humildes y pequeños comités hasta los proyectos sobre el terreno en infinidad de rincones del mundo.

Trabajo y compromiso son, desde su punto de vista, las claves para desarrollar una labor de voluntariado de que la hay que “desterrar esa etiqueta de ser voluntario para quedar bien o porque está de moda”.

¿Por qué socia y luego voluntaria de UNICEF?
Es una forma de ayudar de alguna manera a gente que lo necesita. UNICEF siempre me pareció una ONG seria, eso, unido a su transparencia y a que sus esfuerzos están centrados en la infancia me empujó a dar el salto de socia a voluntaria

¿Qué hace falta para ser voluntario?
Sobre todo tener ganas de compromiso y de trabajar. Hay que desterrar esa etiqueta del voluntario de ONG para quedar bien, porque está de moda... En las ONG hace falta mucha gente que se comprometa realmente, que quiera trabajar, que dedique horas y esfuerzo a los proyectos, a los programas, a las campañas.

¿Con qué proyecto de UNICEF te sientes más identificada?
Si tuviera que elegir uno me decantaría por la educación de las niñas. Esa educación desde pequeñas les puede permitir en el futuro conseguir una independencia económica, mejor formación, seguramente se casarán más tarde y tendrán hijos en una edad más avanzada y no en plena adolescencia como ocurre en muchos países; entre otras muchas cosas, si se alcanzan esos objetivos, se conseguirá reducir considerablemente la mortalidad infantil y materna. Otro aspecto que también es importante es el de los registros de los nacimientos, algo que a simple vista puede parecer un mero trámite permite que los niños desde su nacimiento puedan tener acceso a una serie de cuidados (nutrición, vacunación...) que son fundamentales para los primeros años de su vida, evitando muertes, enfermedades y malnutrición y garantizando un crecimiento sano.

¿Te gustaría visitar alguno de los proyectos de UNICEF sobre el terreno?
Desde luego. Si pudiera visitaría los proyectos que se realizan en Guinea Bissau para garantizar el suministro de agua potable a uno de los pueblos más pobres del planeta y con una de las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo. Además, es un proyecto con participación directa del Comité de Castilla-La Mancha en el que colaboran la Junta de Comunidades y la Caja Castilla La Mancha. Su objetivo es el desarrollo y la supervivencia de las mujeres y los niños con programas sanitarios y de nutrición.

¿Cómo ves el panorama actual del voluntariado?
Creo que en los últimos años se ha producido una evolución muy positiva del voluntariado. Como hemos visto en muchas ocasiones, la gente se sensibiliza más cuando se produce algún desastre o les toca de cerca. Desde las ONG y desde las instituciones hay que conseguir que esa sensibilización se mantenga a lo largo del tiempo y con aquellas situaciones dramáticas que por desgracia persisten en tantos rincones del planeta y están casi olvidadas.

¿Crees que las campañas de sensibilización son eficaces?
Sí, desde luego que lo son. La gente se moviliza cuando tras un desastre o una situación dramática las ONG ponen en marcha esas campañas. Lo que hay que conseguir es ser más constante, no limitarse a las campañas de emergencia o a las clásicas de determinadas épocas del año. La labor es complicada pero hay que trabajar para alcanzarla.