Consecuencias del acoso escolar
Gracias por mostrar tu interés en un asunto tan sensible y complicado como es el acoso escolar.



Una situación de acoso escolar es muchas veces complicada de detectar y de gestionar; pero además hay algo realmente importante, y es saber, poder y conseguir identificar a todas aquellas personas o grupo de personas que están sufriendo en ese contexto.
Los efectos sobre las víctimas dependen mucho de sus circunstancias personales. En general, una situación de acoso escolar puede llevar a desarrollar cuadros de estrés, ansiedad, depresión, sentimientos de aislamiento o falta de autoestima entre otros.
No solo las víctimas las que sufren las consecuencias.
Los acosadores también sufren consecuencias negativas del acoso, ya que su desarrollo emocional y social puede verse afectado. Y no solo eso; también existen consecuencias legales derivadas de una posible denuncia. Además, si no trabajamos en la mejora de las actitudes y conductas violentas del acosador, le estamos negando el derecho a recibir una educación basada en valores de paz y respeto. En muchas ocasiones, los acosadores han sido también víctimas de bullying o pueden vivir otras formas de violencia en su entorno.
Los testigos y colaboradores también sufren. De la misma manera que las personas acosadas, pueden experimentar ansiedad y miedo al identificarse con la víctima y su indefensión. Pero no solo eso: pueden llegar a ver como normal la violencia y perder la capacidad de empatía y solidaridad que necesitan para desarrollarse como seres humanos. También pueden tener sentimientos de vergüenza y culpabilidad.
© AdobeStock
Las consecuencias se extienden a las familias, que se ven afectadas de forma directa por la situación socio-emocional de su hija o hijo, al centro, donde puede llegar a deteriorar el clima escolar, así como tener un impacto directo en la calidad educativa, y por último a la sociedad, que se puede llegar a ver afectada en un futuro próximo.
Debemos ser conscientes que la educación en valores de respeto, paz y tolerancia es clave desde edades muy tempranas. Una buena base actitudinal y comportamental es muy importante para que los cambios emocionales de la adolescencia y las presiones sociales que se experimentan a esa edad no se conviertan en el caldo de cultivo para situaciones de acoso. Por eso, que todas las personas que podamos estar implicadas estemos informadas, es de máxima importancia.
