Volver a la escuela para volver a vivir
Rescate y reinserción en la escuela. Esa es la ambiciosa iniciativa que estamos llevando a cabo desde UNICEF. Este proyecto tiene como objetivo identificar a las niñas que viven en la calle, determinar su lugar de origen y ayudarlas a que finalmente puedan reasentarse en sus comunidades y reintegrarse en las escuelas.
Cientos de niñas ugandesas han podido dejar de sobrevivir en las calles y ahora pueden crecer y aprender en el sitio del que nunca debieron salir: las escuelas. Gracias a tu participación en Unidos por la educación, historias como esta se hacen realidad.
El acceso a la escuela es, para muchas niñas de Uganda, la oportunidad de tener un futuro digno.
El acceso a la educación es un derecho fundamental de todos los niños y niñas del planeta. Se trata de un factor imprescindible para garantizar sus oportunidades de aprendizaje, que son las que les proporcionarán las habilidades y los conocimientos necesarios para tener una vida plena.
Sin embargo, la situación crítica a la que se enfrentan las comunidades en los países en vías de desarrollo provoca que, niñas como Jane (nombre ficticio), no lo tengan tan fácil como los chicos para continuar con sus estudios. En un país como Uganda, donde muchas familias se enfrentan a la pobreza extrema, la educación no es solo un derecho, es su única vía para salir adelante. Por eso, desde UNICEF estamos haciendo que la reinserción escolar con enfoque de género sea una realidad.
Jane, con sus libros en la mano, nos cuenta cómo está siendo su vuelta al cole.
Lo recuerda perfectamente: era una mañana cualquiera. Su madre la despertó como todas las mañanas, pero aquel día le iba a dar una noticia inesperada: se mudaban a Kampala, la capital del país. Jane no entendía nada, pero casi sin darse cuenta y con una maleta demasiado vacía, se vio esa misma noche durmiendo al aire libre en uno de los barrios más pobres de la ciudad. En ese mismo momento, empezó la etapa más dura para su familia, marcada por la necesidad y la pura supervivencia.
Al día siguiente, cuando Jane se levantó y le dijo a su madre que tenía hambre, ella le explicó que, si quería comer, tenía que buscarse la vida. Y así lo hizo. A los pocos días empezó a trabajar en casa de una familia somalí, donde se encargaba de las tareas domésticas. La joven se terminó acostumbrando a limpiar, cocinar y hacer el resto de labores, pero cuando miraba por la ventana y veía a las chicas de su edad andando de camino al colegio, le invadía la tristeza por haber tenido que renunciar a sus estudios.
Jane, junto a otras niñas de la comunidad, puede volver a aprender en clase.
Como Jane, existen miles de niñas. Gracias a personas como tú, ya son 637 las que han podido retomar sus vidas, volver a la escuela y soñar con un futuro mejor en Uganda.
Sin embargo, no es suficiente solo con devolverlas a las escuelas, la reinserción tiene que ir un paso más allá. Muchas de ellas, al volver a incorporarse a las aulas, presentaban cambios en su conducta debido al trauma de haber sido víctimas de trata. Por eso, en UNICEF no solo les estamos dando una mochila cargada de material escolar; también les ofrecemos apoyo psicosocial y acompañamiento emocional. Los colegios de la zona ahora cuentan con espacios donde las niñas pueden recibir orientación educativa, jugar y hablar libremente sobre sus inquietudes y sus preocupaciones.
Todos los estudiantes juegan un papel fundamental a la hora de recibir a las chicas en clase.
El caso de Jane pone de manifiesto algo que ya sabíamos: la condición de vulnerabilidad a la que se enfrentan las niñas por el mero hecho de serlo. Molly Nangiro, responsable del área de Bienestar Social del Distrito de Napak, nos explicó que las chicas son más propensas a ser víctimas de la trata infantil, ya que los traficantes las utilizan para las labores domésticas, el cuidado de otros niños y, en el peor de los casos, la explotación sexual. Por eso, es vital educar también a las familias y difundir el mensaje, aldea por aldea, de que las chicas tienen el mismo derecho a asistir a clase que los chicos.
Jane ahora sueña con estudiar peluquería y trabajar en un salón de belleza para poder ayudar económicamente a su madre. Los estudios son claves para labrarse un buen futuro profesional, por eso este tipo de proyectos son tan importantes. No solo permiten a las niñas recuperar su formación, también las convierte en motor de progreso de sus propias comunidades. Con tu impulso y apoyo pueden volver a soñar, pueden volver a vivir.