Suministros y protección para los niños y niñas no acompañados en Haití
Tamar Hahn es Directora de Comunicación de UNICEF para América Latina y Caribe, y ha estado entre República Dominicana y Haití para participar en la acción de emergencia. Desde allí nos cuenta de primera mano el trabajo que ayuda de emergencia que lleva a cabo UNICEF en los primeros días tras el desastre
Ya ha pasado una semana desde que
un terremoto convirtió lo que ya era una zona desesperadamente
pobre del mundo en una situación de emergencia humanitaria en todo
el sentido de la palabra. La carrera contrarreloj para
proporcionar socorro a la gente de Haití sigue en marcha.
Los suministros llegan todos los días por tierra y por aire, y la
distribución de agua potable, alimentos, botiquines de higiene y
otros suministros de socorro ha mejorado enormemente. Sin embargo,
todos los días presentan un nuevo desafío.Cientos, si no miles, de
personas están escapando de Puerto Príncipe, con sus pertenencias
atadas en un fardo o apiladas en maletas que llevan sobre sus
cabezas mientras tratan de huir al campo. Sin embargo, todavía hay
miles de personas hacinadas en los campamentos que se establecieron
espontáneamente en torno a la capital en plazas y en escuelas, e
incluso en un campo de golf. Una gran capacidad para
reponerse Estos campamentos se han convertido en un
microcosmos de la supervivencia. En uno de ellos, un hombre ha
llevado un generador que utiliza para cargar cientos de teléfonos
móviles. Entre tanto, las mujeres cocinan en fogatas abiertas
cualquier tipo de comida que consiguen encontrar. En algunos
campamentos han establecido incluso comités para coordinar sus
necesidades. Aunque hay casos de saqueos y de violencia en
algunas zonas, lo que yo he visto más ha sido una gran capacidad
para reponerse de las personas de este país. UNICEF y sus
aliados consiguieron superar la escasez de combustible para enviar140 camiones cisterna con el fin de distribuir
diariamente agua a unas 140.000 personas. Se
entregaron asimismo suministros a un orfelinato donde viven 40
niños y niñas y se espera que lleguen pronto otros 50.También tratamos de evaluar la situación de los niños y
niñas separados y no acompañados. Es una tarea que lleva
mucho tiempo -simplemente para recorrer la ciudad se necesitan
varias horas- pero cada día que pasa el panorama se hace más claro,
y UNICEF está adoptando medidas para ofrecer una solución.Alrededor de 900 de estos niños y niñas, que se encuentran
solos en medio de esta emergencia, serán enviados a centros
provisionales establecidos por UNICEF para alojarlos,
alimentarlos y atenderlos. Una vigilancia especial a los
niños Mi primera parada fue el hospital de campaña donde,
a finales de la semana pasada, conocí por primera vez a dos niños
no acompañados: Sean, de 7 años, y ‘Niña Pequeña’ (nadie sabe cuál
es su nombre real), de 2 años. Esta vez, volví a visitar el lugar
con la Asesora Regional de Protección Infantil de UNICEF, Nadine
Perault, para llevar a estos niños y a otros dos -Sandie, de 9, y
Medoshe, de 6- a uno de los centros. Sin embargo, los médicos
dijeron que Sean y Medoshe no están todavía preparados para
marcharse; sus heridas no se han curado aún y corren el riesgo de
que se infecten. Sean y Sandie se han hecho rápidamente amigos, y
una mujer cuyo hijo de 15 años está todavía en el hospital, se ha
convertido en la madre adoptiva de ‘Niña Pequeña’. Pensamos
que sería mejor llevar a todos los niños juntos. Así que
durante los próximos días, seguirán juntos en un extremo de la
tienda de campaña, cerca del lugar de descanso para los médicos y
las enfermeras. Esto facilitará que el personal médico los vigile
de cerca, ya que varias personas han intentado llevarse niños y
niñas fuera del país. La adopción ilegal era un tema de
preocupación antes del terremoto. En medio del caos que siguió a la
catástrofe se ha convertido en un problema para las autoridades de
Haití, que temen que la salida de niños y niñas del país sin que se
sigan los procedimientos legales adecuados. Aunque la
adopción puede ser una opción viable para muchos niños y niñas que
han perdido a sus progenitores, es razonable pensar que mucha gente
todavía está buscando a sus hijos o que los niños y niñas están
buscando a sus parientes. Para evitar la salida ilegal de
muchos niños y niñas, UNICEF ha asignado a dos empleados
especializados la tarea de controlar la documentación en el
aeropuerto. "Sólo quiero ir a casa"Marie-Yolaine, otra niña de 9 años, llegó al hospital con un brazo
roto. Es un buen ejemplo de por qué necesitamos tratar de hacer lo
mejor que podamos para los niños y niñas que carecen de la atención
de sus progenitores en Haití. Marie-Yolaine es una "restavek", una
de los casi 200.000 niños y niñas de Haití a quienes sus padres
empobrecidos entregaron a parientes o familias desconocidas con la
esperanza de que tuvieran una vida mejor. La realidad es que a
estos niños y niñas se les obliga a trabajar como sirvientes
domésticos, sin ir a la escuela y sujetos a la violencia y los
malos tratos. Cuando el terremoto sacudió Haití la semana pasada,
Marie-Yolaine había salido en busca de agua. Cuando un bloque de
cemento le rompió el brazo, la familia con la que estaba le llevó
al hospital y le dejó allí por su cuenta. Ahora lo único que quiere
es que le llevemos de vuelta a su pueblo de Les Cayes, en el sur
del país, donde nació. "Mi madre ha muerto, pero creo que mi padre
está todavía vivo", dice. "Si me llevan allí, puedo reconocer mi
casa. Sólo quiero ir a casa".