Saima cumple su sueño en medio de las inundaciones en Pakistán

Por Tahira Sharafat, de UNICEF Pakistán Para millones de niños que se llevaron la peor parte de las inundaciones en Pakistán, despertarse en mitad de la noche para ser subido en un helicóptero y marcharse lejos de su hogar puede ser muy traumático.

Por Tahira Sharafat, de UNICEF Pakistán Para millones de niños que se llevaron la peor parte de las inundaciones en Pakistán,despertarse en mitad de la noche para ser subido en un helicóptero y marcharse lejos de su hogar puede ser muy traumático. Pero para Saima, de 10 años, del distrito de Rahim Yar Khan (provincia de Punjab, centro-este de Pakistán), se acaba de abrir una puerta a un futuro más brillante. A finales de julio, la cruel cadena de inundaciones monzónicas devastó amplias zonas de Pakistán, dejando a millones de personas sin hogar. El agua era lo suficientemente poderosa como para arrasar tierras cultivadas, casas, puentes, carreteras, hospitales y escuelas en zonas equivalentes a una quinta parte de todo el país. En el sur de Punjab, la provincia más poblada de Pakistán,cientos de miles de personas siguen huyendo en todas direcciones para escapar de las inundaciones. El agua ha obligado a abandonar sus hogares, granjas y aldeas. Rahim Yar Khan es uno de los 14 distritos que han resultado afectados en Punjab, con un millón de personas que continúan sufriendo los efectos del mayor desastre natural de la historia reciente de Pakistán. ElGobierno del distrito ha establecido 30 campos de atención y 13 comunidades con tiendas de campaña para albergar a todas las familias en situación desesperada que sea posible. Llegan sin nada más que la ropa en sus cuerpos. Los campamentos están montados, pero una sombra se cierne sobre ellos; se están suministrando agua, comida y medicinas, a pesar de que las necesidades actuales superan con creces la capacidad de cualquiera para satisfacerlas. 

Incluso en estos tiempos difíciles, una cara brillante sobresale del resto. La pequeña  Saima y su familia han llegado al campamento hace 10 días y ahora la esperanza ha vuelto a llenar sus vidas. El brillo en sus ojos y su sonrisa inocente  la distinguen  inmediatamente de entre los miles de niños que hay en el campamento. Es la más joven de seis hermanos y hermanas. Su padre es sordomudo y sus tres hermanos solían ir a la escuela en el pueblo antes de las inundaciones. Pero a pesar de su deseo de ir al colegio, se vio obligada a quedarse en casa y ayudar a su madre cuando su abuelo le impidió tener acceso a su derecho fundamental a la educación. Fue la Naturaleza la que cambió el destino de Salima. Ahora, durante los últimos 12 días, está estudiando en la escuela del campamento. "Es el sueño de mi vida hecho realidad, pero pido por favor  a mi madre que me prometa que  me dejará seguir yendo a la escuela cuando volvamos a casa", dice Saima mientras recita uno de sus poemas favoritos. Ya ha aprendido el alfabeto, los números y también ha empezado a escribir. Más de 12.000 niños de las provincias afectadas por la inundación han recibido la oportunidad de seguir con su educación en los 73 centros temporales de aprendizaje y recreo creados con el apoyo de UNICEF. Hasta ahora, 11.000 escuelas han quedado destruidas por las inundaciones en Pakistán, mientras que otras  6.100 están siendo utilizadas como refugio para 1,5 millones de desplazados. Con el fin de mantener a los niños en la escuela, UNICEF y sus aliados están estableciendo espacios temporales para más de un millón de alumnos alrededor de las áreas afectadas. Aprender y divertirseUNICEF está suministrando a todas las escuelas temporales kits de ocio, que incluyen juegos y equipos deportivos, para ayudar a reiniciar las clases. Los centros de aprendizaje también tienen esteras para sentarse, pizarras y material escolar para los niños. Las actividades que se realizan fueron elegidas después de consultar con las comunidades locales en las zonas afectadas. En los centros, los niños también tienen la oportunidad de aprender sobre graves amenazas a su bienestar, tales como la violencia de género y el acoso. Las autoridades provinciales de educación están facilitando que haya maestros en los espacios temporales de aprendizaje y se aseguran de que tienen el perfil adecuado para desempeñar un papel tan importante. En medio del caos, se han encendido faros de esperanza y los niños están empezando a creer que, efectivamente, después de la tormenta viene la calma.