Las cicatrices del Nargis
El Representante de UNICEF en Myanmar, Ramesh Shrestha, nos narra su experiencia en primera persona tras visitar algunas de las áreas afectadas por el ciclón Nargis. El pasado sábado yo era uno de los más de 50 diplomáticos y trabajadores de las Naciones Unidas que el Gobierno de Myanmar llevó a conocer las áreas afectadas por el ciclón y los esfuerzos de asistencia del Gobierno.
Éramos tres grupos y el nuestro visitó cuatro lugares, entre los
que se incluía Labutta, una de las zonas más
afectadas en el delta del río Irrawaddy. En los
lugares que visitamos había 59 campos para
refugiar a miles de personas desplazadas. En un campamento había
200 tiendas que albergaban a más de 2.800
familias. Cada tienda cobijaba a más de 4 familias.La intimidad se ha convertido en un lujo en estos lugares
debido a la masificación. También visitamos 2 escuelas que
están albergando a casi 6.000 personas. La pagoda local y las
oficinas de la concejalía del distrito se han convertido enalmacenes de suministros para la población
desplazada. También vimos grandes barcos descargando
suministros en botes más pequeños para la distribución tierra
adentro a través de los canales de agua.
En los hospitales locales, vimos niños y niñas
traumatizados, niños y adultos con fracturas óseas, heridas y
dislocaciones. Algunos médicos habían llegado desde Yangón para
prestar asistencia en las clínicas locales.
Aún se
necesitan más especialistas médicos, especialmente
cirujanos ortopédicos.
Había agua, agua y agua en todas
partes. El nivel freático es elevado y aún llueve
intermitentemente, lo que ha generado graves dificultades en la
gestión de las aguas residuales. El rebosamiento del alcantarillado
debido al exceso de lluvias se está convirtiendo en
un
peligro para las vidas de quienes se refugian en el
campamento.
Las marcas psicológicas que ha
dejado el Nargis durarán mucho tiempo, especialmente para
los niños y niñas que han perdido a sus padres y familiares
cercanos. Sin embargo, ahora la prioridad es asegurar un acceso
continuo al suministro de alimentos, el agua potable, el
saneamiento y a un refugio adecuado. El Gobierno planea llevar a
los desplazados que actualmente se refugian en escuelas a nuevos
campamentos, para que así puedan reiniciarse las clases. También
hay familias que quieren regresar a sus pueblos para reconstruir
sus vidas con lo que tienen y con el apoyo que puedan conseguir,
pero la naturaleza no parece estar de su parte ya que
continúa el mal tiempo y comienza la estación del
monzón. Los voluntarios de la Cruz Roja de Myanmar, la
comunidad de empresarios locales y el ejército han prestado apoyo
en la distribución de suministros de emergencia. Pero, debido a la
magnitud del problema, sus energías se
agotarán
pronto.
Los trabajos de ayuda de emergencia y
rehabilitación requieren profesionales preparados en hacer frente a
emergencias. Los suministros escasean y creemos que aún
hay comunidades remotas e incomunicadas que no han recibido ninguna
ayuda. Mientras tiene lugar la actual ayuda de emergencia tiene que
diseñarse sin demora un
plan de rehabilitación a medio
plazo que permita a la población afectada
volver
cuanto antes a algo parecido a lo que era su vida normal.
Esto incluye la rehabilitación de las tierras agrícolas y la
reconstrucción de miles de escuelas y otras infraestructuras
públicas.
UNICEF cuenta actualmente con 30 miembros de su
personal en varias zonas afectadas por el desastre,
trabajando conjuntamente con la Cruz Roja de Myanmar y el personal
del Gobierno en la distribución de suministros de emergencia y
realizando evaluaciones que servirán para las actividades de
rehabilitación y reconstrucción. - Colabora con UNICEF
donando aquí para esta
emergencia - Conoce más sobre la
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