Catástrofe en Haití: llueve sobre mojado

 
Hoy, el mundo entero está poniendo el foco sobre Haití: el peor desastre  natural de la historia reciente se cobra la vida de cientos de miles de hombres y mujeres y a su paso, la vida de los más vulnerables: los niños.  Pero lo más triste de esta historia es que el terremoto de Haití ha sido lluvia sobre mojado.
 

 UNICEF trabaja desde 1949 en Haítí, consciente de que el  país, colapsado por este desastre natural, vive una emergencia silenciosa pero abrumadora. Durante 2008, los altos precios de los alimentos y el combustible, junto a los cuatro huracanes consecutivos que sacudieron el país ya habían golpeado fuertemente a la población. Haití, antes del ataque del terremoto, ya sufría el ataque de la desnutrición, de la falta de acceso al agua, de la mortalidad infantil y de la pobreza extrema.¿Qué le van a contar a Haití que no sepa?Hoy,  miles de niños deambulan por las calles de Puerto Príncipe, huérfanos, desnutridos. El agua escasea y el aire amenaza con brotes de cólera. Los hospitales están colapsados y los nuevos heridos buscan su espacio en los centros. A  esto se une que de Haití no es solamente la peor crisis humanitaria de la historia reciente, sino también la peor tragedia para el personal de la ONU en toda su historia. El personal de UNICEF en la isla está a salvo pero ellos también son victimas que duermen sobre el suelo y sienten la impotencia de no poder actuar como deberían. Desde UNICEF sabemos, por experiencia, que los niños son siempre el sector más vulnerable en estos casos porque quedan separados de sus familias o huérfanos. Ante una catástrofe de esta índole,  los más pequeños sufren traumas psicológicos que perduran en el tiempo. UNICEF trabaja para crearles un entorno seguro para prevenir el abuso, el tráfico, la violencia y la explotación sexual. Hasta hoy el mundo ha vivido de espaldas a una situación que ya era muy dura.Haití ha tenido que conocer el infierno y tocar fondo para que lo miremos de frente.