Education under fire

 
El estudio está centrado en el impacto de la violencia en los niños en edad escolar y en los sistemas educativos de nueve países (Siria, Iraq, Líbano, Jordania, Turquía, Yemen, Libia, Sudán y Estado de Palestina) que se han visto directa o indirectamente afectados por la violencia.

Los ataques a escuelas e instalaciones educativas –a veces deliberados- son uno de los motivos fundamentales por los que los niños no van a clase.

Solo en Siria, Iraq, Yemen y Libia, cerca de 9.000 escuelas están inutilizadas. En Jordania, Líbano y Turquía más de 700.000 niños sirios no pueden ir a la escuela porque la infraestructura educativa nacional está sobrecargada y no puede asumir una carga extra de alumnos.

El miedo de los profesores, que a veces abandonan sus puestos, y el de los padres, que no quieren mandar a sus hijos a la escuela por motivos de seguridad, son otros factores que han causado que millones de niños estén fuera de las aulas. 

El informe destaca una serie de iniciativas –como el autoaprendizaje y espacios de aprendizaje ampliados- que ayuden a los niños a estudiar incluso en las circunstancias más desesperadas. 

Según el informe, merece más apoyo especialmente la iniciativa No Lost Generation, lanzada en 2013 por UNICEF y otras organizaciones con las que trabaja para impulsar un mayor apoyo internacional a las necesidades educativas y de protección de los niños afectados por la crisis de Siria.

 

Los crecientes conflictos y la convulsión política en Oriente Medio y el Norte de África impiden que más de 13 millones de niños vayan a la escuela, según el informe Educación bajo el fuego publicado hoy por UNICEF.