Una nueva emergencia dentro de la emergencia
El campo de refugiados de Cox’s Bazar vuelve a sufrir un incendio catastrófico, dejando a más de 30.000 niños y niñas en necesidad de ayuda humanitaria urgente. Descubre cuál está siendo la respuesta de UNICEF frente a esta nueva tragedia.
El pasado 5 de marzo nos despertamos con una noticia que nunca pensamos volver a escuchar: se había producido otro incendio devastador en el campamento de refugiados rohingya de Cox’s Bazar. Aún con el recuerdo de los anteriores incendios, que se produjeron en 2021 y 2022 en la misma zona, desde UNICEF nos pusimos manos a la obra para dar respuesta a una emergencia humanitaria que afecta directamente a más de 60.000 personas, de las cuales más de la mitad son niños y niñas que lo han perdido todo. Otra vez.
A pesar de su corta edad, los niños de la comunidad rohingya llevan toda la vida intentando sobrevivir a los numerosos peligros que les acechan, empezando por el éxodo masivo que tuvo lugar en el 2017, cuando más de 700.000 personas se vieron obligadas a escapar de la indescriptible ola de violencia que sufrieron en su propio país. Desde que la vecina Bangladesh se convirtiera en su nuevo hogar de acogida, la vida en el campo de refugiados no ha sido fácil. Allí, otra vez, han visto cómo lo poco que tenían desaparecía entre las llamas.
Sohida, una de las niñas afectadas por el incendio.
Sohida, de 8 años, es una de esas niñas que ya han sufrido demasiado. Sus padres fueron asesinados durante los ataques al pueblo rohingya de Myanmar, y ahora forma parte del más de millón de personas refugiadas que viven en la actualidad al otro lado de la frontera, en el campo de Cox’s Bazar. Cuando se produjo el incendio, la pequeña estaba jugando en un parque infantil con sus amigos. De repente, empezó a ver gente gritando y corriendo de un lado para otro, así que se unió a la multitud que huía despavorida del fuego, aunque acabó sola en mitad de la noche al borde de la carretera. El miedo la llevó a alejarse todo lo posible del foco del incendio.
Al día siguiente, cuando el equipo de emergencias pudo contener las llamas, comprobamos que al menos 2.000 refugios, incluida la casa de Sohida, y 22 centros de aprendizaje de UNICEF habían sido destruidos por el fuego. La pequeña por suerte está a salvo, y nuestros compañeros en la zona se están encargando de prestarle apoyo psicosocial, tanto a ella como al resto de niños que viven separados de sus familias. Por todos ellos y gracias a personas tan generosas como tú, estamos actuando en primera línea para que recuperen la normalidad lo antes posible.
Un niño mira a su alrededor y comprueba que lo ha vuelto a perder todo en el incendio.
¿Cuál está siendo la respuesta de UNICEF?
Lo primero de todo está siendo participar en las labores de rescate. Afortunadamente no tenemos que lamentar víctimas mortales, pero son miles los heridos tras el derrumbe de las deficientes instalaciones o por las propias quemaduras a causa del fuego. UNICEF está proporcionando asistencia médica en la zona gracias al envío de dos equipos médicos móviles, que se encargan día a día de cuidar de los más afectados.
Anwar, de 6 años, aún lleva la venda en la cabeza que le puso un médico de UNICEF.
Gracias a tu colaboración con Unidos por los rohingya, nuestro equipo en Bangladesh está participando en las labores de rescate y reconstrucción del campamento. En los primeros análisis, comprobamos cómo numerosas instalaciones que brindan servicios esenciales a los niños y a sus familias habían sido destruidas, por lo que nuestra prioridad está siendo reconstruir refugios, centros de aprendizaje, centros de nutrición e instalaciones de higiene y saneamiento. Cuando sucede una tragedia de estas características, es fundamental para la salud física y mental de las personas afectadas que vean que no están solas y que hay una mano amiga dispuesta a ayudarles.
El equipo de UNICEF desplazado en la zona valora la magnitud de la catástrofe.
Además, también estamos repartiendo los llamados "kits de dignidad" por todo el campamento, que incluyen jabón, cepillo y pasta de dientes y otros artículos de higiene como compresas o toallitas. Estos kits ayudan a las familias a mantener unas condiciones mínimas de dignidad e higiene en esta situación de extrema vulnerabilidad en la que han perdido lo poco que tenían.
Ahora comienza el largo recorrido hacia la recuperación y la reconstrucción, por lo que niños, niñas y familias rohingya dependen por completo de la asistencia humanitaria internacional para obtener protección, refugio, alimentos, agua y atención sanitaria. Por otro lado, en UNICEF estamos trabajando de forma conjunta con el gobierno de Bangladesh y con nuestra red de colaboradores para que esto no vuelva a producirse. El pueblo rohingya necesita viviendas más seguras, lejos de las estructuras improvisadas sobre las que se construye el campamento y que dan lugar a tragedias como esta. De nada sirven nuestros esfuerzos si, cada vez que se produce un incendio, todo vuelve a desaparecer.
Una niña ayuda a su madre a buscar entre las cenizas.
Como ves, allá donde haya una emergencia humanitaria que ponga en peligro a la comunidad rohingya, el equipo de UNICEF estará al lado de los que más sufren. Estos niños y niñas te necesitan más que nunca, así que te animamos a seguir colaborando con Unidos por los rohingya para poder garantizar sus derechos más básicos y para que consigan, de una vez por todas, vivir en paz.