Rompiendo estigmas

En UNICEF, queremos que las niñas de todo el mundo puedan hacer vida normal y no sufrir ningún tipo de discriminación a causa de la menstruación. Contigo, desde Unidos por los derechos de las niñas, protegemos los derechos de miles de jóvenes de Bután.

Vivimos en un mundo donde la mitad de la población convive todos los meses, durante unos 35 años de su vida, con un proceso biológico tan necesario como silenciado. Sin embargo y, a pesar de que la menstruación es una etapa de sobra conocida por todos, es algo que en algunas partes del mundo sigue incomodando y siendo un tema tabú. Esto obliga a millones de niñas y jóvenes de todo el mundo a esconderse durante esos días por miedo al rechazo de la sociedad, lo que provoca en última instancia que tengan que abandonar sus estudios por no tener los medios higiénicos y sanitarios suficientes.

Imagen de un grupo de chicas sosteniendo unas compresas

En UNICEF consideramos que las escuelas son el medio idóneo para hacer llegar nuestro mensaje de que tener la regla es algo normal. Se trata de un entorno seguro en el que las actrices principales son las chicas, pero donde también podemos involucrar a los chicos, a los profesores y a las familias para que sepan cómo pueden ayudar a las niñas de su entorno. Por eso, nuestra estrategia pasa por trabajar de manera conjunta con nuestros colaboradores en cada país, que nos ayudan a identificar esos riesgos de exclusión para que podamos ponernos manos a la obra. En esta ocasión, y gracias a tu apoyo a Unidos por los derechos de las niñas, hemos podido ayudar a las niñas de Zilukha, en Timbu (Bután).

Imagen de una niña con un cartel

Las niñas del colegio posan con un cartel que dice: La educación sobre la menstruación lo cambia todo.

Con la ayuda de su entorno de apoyo, por fin estamos consiguiendo que las estudiantes de secundaria de la ciudad conciban la regla como algo común. Tan común que ya no les impide ir a clase ni participar en otras actividades escolares. Además, en UNICEF estamos proporcionado instalaciones WASH (del inglés, agua, saneamiento e higiene) y vestuarios, lo que hace que las niñas se sientan más cómodas durante esos días y que no les dé vergüenza decir abiertamente que van al baño a cambiarse. Dawa Zam, de 17 años, es una de las alumnas a las que estas medidas les han cambiado la vida: “Ahora hay más personas, incluidos nuestros compañeros de clase, que nos apoyan y entienden la menstruación. De hecho, si nos quedamos sin compresas ellos mismos se acercan a la tienda de la esquina”, nos cuenta orgullosa.

Imagen de una niña en un vestuario

Una de las alumnas nos enseña los vestuarios como parte de las instalaciones WASH.

De hecho, las chicas nos cuentan cómo era su día a día hasta hace unos meses, cuando la situación era totalmente diferente: “Antes no teníamos un lugar donde cambiarnos y cada vez que teníamos la regla, nos daba miedo sentarnos en clase por miedo a manchar la silla y que nuestros compañeros se rieran de nosotras”, nos cuenta Pema Yangden, de 18 años. “Sin embargo, hoy tenemos acceso a productos de higiene femenina y a instalaciones sanitarias, aunque lo más importante es la red de apoyo que se ha creado en las escuelas para gestionar la menstruación de forma natural”

Para crear esa red de apoyo de la que nos habla Pema, es fundamental la colaboración de todos, pero hay que reconocer la labor indispensable que realizan los coordinadores de salud escolar en cada centro, como es el caso de Yangchen Dema, que ha sido coordinadora desde el 2013. Ella es uno de los pilares de la escuela y se dedica a presentar iniciativas que contribuyan a crear conciencia sobre la gestión de la higiene menstrual. Yangchen nos ha contado cómo “las donaciones de productos sanitarios nos permiten normalizar la conversación sobre la regla y charlar abiertamente del tema”. 

Imagen de una coordinadora con un grupo de chicas

La coordinadora de salud del centro explica a un grupo de alumnas el funcionamiento de un tampón.

UNICEF en Bután ha distribuido hasta el momento 2.000 copas menstruales, 17.000 compresas, 500 tampones y 5.500 toallitas íntimas desechables en 139 escuelas de todo el país. Es decir, gracias a la colaboración de personas como tú, estamos protegiendo la salud y el bienestar de 2.700 niñas y adolescentes, así como ayudándolas a cuidar de su salud mental y a gestionar este proceso sin estrés, vergüenza o barreras innecesarias. Si en algún momento te planteas para qué sirve tu aportación a Unidos por los derechos de las niñas, queremos que sepas que tu ayuda siempre llega y que nos permite mejorar el presente y el futuro de millones de jóvenes en todo el mundo.