Sudán del Sur: entre sequía e inundaciones

El mayor diluvio en el país de los últimos 60 años está provocando que miles de niños y niñas tengan que desplazarse debido a las tremendas inundaciones que han arrasado con el 90% de los territorios. A continuación, te contamos cómo desde UNICEF, estamos ayudando a los más pequeños y a sus familias a empezar de cero. La primera forma es muy clara: gracias a tu colaboración.

UNIDOS por el cambio climático

Si saliéramos a la calle a preguntar cuál creemos que es la solución principal para la sequía, seguro que más de uno respondería lo mismo: la lluvia. Sin embargo, si la tierra en la que cae esa lluvia no está preparada para asimilar tantas precipitaciones, entonces pasaríamos de una catástrofe natural a una aún peor. Ese precisamente está siendo el caso de la región de Bentiu, en el estado de Unidad en Sudán del Sur, donde se han producido las peores inundaciones en 60 años. El agua ha arrasado con todo lo que ha encontrado a su paso: casas, colegios, cultivos, ganado y, sobre todo, el bienestar y la salud de una comunidad que ya ha sufrido demasiado.

El pueblo de Sudán del Sur, el estado soberano más joven del mundo, ha pasado más de la mitad de su existencia lidiando con las consecuencias de una guerra civil devastadora. A los más de 120.000 desplazados por todo el país debido al conflicto armado, ahora hay que sumarle más de 46.000 personas que han tenido que huir de la zona a causa de unas inundaciones que parecen no tener fin.

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Una familia entera se mueve en canoa hacia un lugar más seco en el que volver a crear su hogar.

Como en todas las crisis humanitarias, las mujeres y, en especial, los niños y las niñas son los más afectados. Gracias a tu aportación al programa Unidos por el cambio climático, UNICEF está dando soporte al hospital de Bentiu donde se encuentra Nyajal, una niña de tan solo un año que está siendo tratada para combatir su desnutrición.

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Nyaroun observa cómo su hija Nyajal está respondiendo bien al tratamiento.

El agua llegó rápidamente, arrasando una aldea tras otra”, nos cuenta Nyaroun, la madre de la pequeña. Tras varias semanas en las que el nivel del agua no paraba de crecer, llevándose a su paso su casa y sus animales, y sin tener nada que llevarse a la boca, la barriga de Nyajal empezó a crecer. Es entonces cuando su madre decidió llevarla al hospital, donde está recibiendo el tratamiento que necesita para recuperarse.

Por desgracia, ellas son solo una de las decenas de miles de familias que han huido de las aldeas que han desaparecido bajo las aguas del Nilo Blanco, que no para de crecer. Mientras que los hombres se apresuran a llevar al ganado a las partes más altas para buscar comida, las mujeres y los niños se lanzan al agua para intentar recuperar sus enseres o para recoger la madera de lo que alguna vez fueron sus casas con el objetivo de volver a construirlas en tierra firme.

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Una madre y su hija intentan recuperar lo poco que queda de su antigua casa.

Esto está provocando el auge de enfermedades transmitidas por el agua como el cólera, la fiebre tifoidea o la diarrea. Con los animales muertos y las letrinas totalmente arrasadas, el agua se convierte en el caldo de cultivo perfecto para todas estas enfermedades, además de los mosquitos que transmiten la malaria. El problema es que los habitantes de la zona se están quedando sin opciones: los árboles están bajo el agua, lo que hace que incluso sea difícil conseguir la leña para cocinar; los alimentos y los bienes esenciales se están volviendo escasos, ya que las carreteras que servían de conexión con otros pueblos y que eran la principal ruta comercial de la región han desaparecido; y los niños, que intentan escapar del calor abrasador durante las horas centrales del día, se pasan el día en el agua sin ser conscientes del peligro que ello conlleva.

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Familias enteras desplazadas tratan de volver a construir sus casas con lo que han podido recuperar.

En UNICEF, estamos trabajando junto con el gobierno para brindar todo nuestro apoyo a los niños y sus familias. El responsable del área de nutrición de UNICEF en Bentiu, David Kidega, nos explica las medidas que se están tomando: “El plan de acción incluye el acceso a agua potable, la mejora del saneamiento, el acceso a las vacunas, atención médica y nutrición básica para madres y niños”. 

Además, estamos desarrollando un plan de actuación para paliar la desnutrición severa en Sudán del Sur, pero también en Somalia y Etiopía, ya que son los tres países que, en las últimas dos décadas, están siendo testigos de repetidas sequías, inundaciones, brotes de enfermedades e inestabilidad social. Nuestro objetivo es conseguir que 3,1 millones de niños y niñas salgan de esta situación, a la vez que ayudamos a los gobiernos a crear las infraestructuras necesarias para que puedan resistir mejor las crisis que estén por llegar.

Países como Sudán del Sur apenas tienen incidencia en el cambio climático, pero sufren sus devastadoras consecuencias. Paliar estos efectos y generar infraestructuras pensadas en ellos, es una labor imprescindible y urgente que solo podemos afrontar gracias a la colaboración de personas como tú.