A sus 9 años, el deseo de Medina era jugar, estudiar… poder seguir siendo niña. Gracias al trabajo de UNICEF se ha librado de contraer matrimonio infantil. Esa sonrisa es para ti.
Aya, 10 años, solo ha conocido la guerra en Siria. ¿Su deseo? Ir a un colegio de verdad. Hoy estrena nueva escuela y nuevos compañeros gracias a UNICEF.
El mayor deseo de Mark, 12 años, era ir al cole. Algo que parecía imposible por su discapacidad visual. Hoy, gracias a UNICEF, sigue las lecciones en un dispositivo adaptado.
Carmen perdía horas cada día yendo a buscar agua para su familia. Horas sin estudiar, ni jugar, expuesta a peligros. Hoy estrena una deseada fuente de UNICEF junto a su casa.
Franky se perdió de sus padres mientras huían de la violencia y la pobreza. Su deseo en el centro de acogida de UNICEF: reencontrarse con sus padres… ¡lo conseguimos!
Con 3 años, unos zapatos nuevos te permiten correr y jugar fuera, aunque haga frío. Muskan ahora puede salir de casa en el duro invierno de Pakistán gracias a UNICEF.
¿Quieres cumplir otro deseo?
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