Somalia: visita a los campamentos de refugiados en Galkayo
Por Jessica Mony y Kate Vigurs, de UNICEF Reino Unido
Después de dejar el recinto de UNICEF en Galkayo, Somalia, nos desplazamos a los campamentos de desplazados de la zona. Hay muy pocas carreteras asfaltadas, la mayoría son caminos de tierra o gravilla.
Durante el camino, Maulid Warfa, Especialista en Emergencias de
UNICEF en Somalia, nos comenta “mucha gente en Somalia tiene
armas”. Es entonces cuando nos damos cuenta de la cantidad de armas
que vemos a nuestro alrededor.
Es un día caluroso, seco y con mucho viento. Todo está cubierto de
nubes de polvo y los niños se agrupan rápidamente para darnos la
bienvenida al llegar a nuestro destino.
Vamos hacia el primer campamento, uno de los 21 campos de
desplazados en Galkayo, Somalia, en el que viven unas600 personas.
Primero conocemos a Ubah Nurharsi, enfermera de la clínica local de
salud materno infantil. Ella nos cuenta que “muchas de las personas
que llegan están desnutridas y frecuentemente sufren diarrea en los
campamentos”. UNICEF apoya a la clínica proveyéndoles
medicinas.
La historia de Nimco y su familia
Nimco Mohamed Hassam, de 25 años, nos cuenta cómo llegó al
campamento, junto a sus tres hijos pequeños. Antes vivía en Barbare
Village, en la región de Bay,
distrito de Baidoia
(aproximadamente a 900 kilómetros del campamento en el que se
encuentran ahora). "Nos fuimos porque la zona no era segura y por
la sequía", cuenta. Tuvieron que pedir dinero prestado a familiares
para viajar en coche a
Galkayo. Tardaron
15 días en hacer el
trayecto".
Llevan en el campamento desde finales de junio. Cuando le
preguntamos cuánto tiempo se quedarán, contesta: “Nos quedaremos un
año, hasta que nos digan que nuestra casa es un lugar estable de
nuevo”.
Su hijo mayor tiene 5 años. El más pequeño tan solo unos meses. El
mediano, de 4 años, sufre desnutrición. Está retraído y bastante
asustado. Su madre nos cuenta que lo ha estado llevando a un
ambulatorio de
alimentación terapéutica, apoyado
por UNICEF, en el que le hacen seguimiento y donde recibe
comida altamente calórica.
Su peso era de 6,4 kilos el 27 de junio, 7 kilos el 4 de julio y
7,5 kilos el 11 de julio. Aunque el niño aún sufre de desnutrición
está creciendo cada semana, gracias al apoyo que está
recibiendo.
Nimco nos cuenta que lo único que puede permitirse es una pequeña
bolsa de arroz. A menudo tiene que mendigar para comprar comida,
cuenta.
“Ninguno de mis hijos está vacunado, pero voy a llevarles a los
Días de la salud infantil para que los
vacunen”. Esta iniciativa, en la que trabaja UNICEF junto a la
Organización Mundial de la Salud, tiene como objetivo beneficiar a
1,2 millones de niños en toda
Somalia.
Le preguntamos a Nimco qué es lo que quiere para sus hijos. Nos
contesta: “Quiero que mis hijos vivan. Quiero que reciban
educación y que tengan comida”.
Por su parte, Maulid Warfa nos cuenta que este campamento ha
cambiado desde que estuvo hace dos meses: “Está mucho peor,
los niños están más desnutridos que antes”.
Dona para la emergencia nutricional en el Cuerno de África