Nigeria: los niños desplazados vuelven a la escuela
Grace tuvo que huir de su casa en marzo de este año después de ser testigo de la brutal decapitación de su padre a manos de Boko Haram. "Cuando mi padre murió tuvimos que irnos de nuestra ciudad", recuerda esta joven de 16 años del noreste de Nigeria. "Pensaba que era el final del camino para mí".
Pero no fue así.
Conocí a Grace el pasado mes de mayo en
un campamento de
desplazados en Maiduguri, en el
estado de Borno, donde está viviendo con el resto de
supervivientes de su familia. Su madre no solo se ha
quedado a cargo de Grace y ocho de sus
hermanos, sino también de los primos de Grace, ya que su
padre murió en otro ataque.
Cuando su familia huyó de la ciudad de
Baga, Grace pensó que su objetivo de alcanzar
una educación quedaba atrás, junto a su casa. Sin
embargo, al llegar al campo de desplazados, esta joven pudo asistir
a la escuela secundaria de
Maiduguri gracias a los "turnos
dobles", una iniciativa que impulsamos desde UNICEF y que
permite que los niños desplazados puedan
ir a la misma escuela a la que van los niños de
la comunidad de acogida.
Este sistema asegura la mejor utilización posible de
las infraestructuras escolares ya
existentes. Los dos turnos de clases, uno por la mañana y otro por
la tarde, permiten tanto a los niños de la comunidad
local como a las familias
desplazadas acceder a la educación. En total,
hay 873 niños del campo y de la
comunidad que van al mismo colegio que Grace.
DESPLAZADOS EN NIGERIA: LOS TRAUMAS DIFICULTAN el APRENDIZAJE
Una de las nuevas profesoras de
Grace en el colegio, Ayodele Ponle, me contaba que, aunque algunos
de los niños desplazados van bien en clase,
algunos parecen desconectar o estar distraidos. "Algunos
presenciaron cómo mataban a sus padres y los dolorosos
recuerdos hacen muy difícil que se puedan
concentrar", decía. Ayodele cree que, con el
tiempo, los niños mejorarán. Me contó que
confiaba en que una combinación
entre aprendizaje, actividades
deportivas y recreativas podría
ayudarlos a superar el trauma.
El conflicto,
el desplazamiento,
las muertes y la separación
familiar han minado las oportunidades de
muchos niños nigerianos de acceder a la
educación. Como consecuencia de la crisis, más de 800
colegios del noreste de Nigeria han
sido destruidos, saqueados o ocupados
por familias desplazadas que buscan refugio en las
aulas. En el estado de Borno, la mayoría de los alumnos han
perdido un año escolar completo.
NIGERIA: EL PAÍS CON MENOS NIÑOS ESCOLARIZADOS DEL MUNDO
Incluso antes de que estallase la violencia a principios de
este año, Nigeria tenía 10,5 millones de niños sin
escolarizar (la cifra más alta del mundo). Más
del 60% de ellos viven en el norte del
país.
En UNICEF apoyamos a los niños afectados por el
conflicto a través de una serie de estrategias.
Además de los turnos dobles, trabajamos la formación
de profesores, proporcionamos suministros
escolares y grandes tiendas de
campaña que sirven como espacios
temporales de aprendizaje.
En los estados
de Borno, Adamawa y Yobe,
casi 40.000 niños ya han accedido a la
educación. Muchos de estos niños descubren la escuela
por primera vez en su vida.
Algunos no tienen tanta suerte. Grace echa de menos a
sus dos hermanas mayores. Me contó que
huyeron hacia el desierto el día en que Boko
Haram atacó su pueblo y mató a su padre. No las han
vuelto a ver desde entonces. "Solo quisiera que pudieran estar aquí
conmigo para continuar su educación", me
decía Grace en voz baja y con lágrimas en los
ojos.
Post de Geoffrey Njoku, oficial de comunicación en UNICEF
Nigeria