Los jóvenes sirios en el campo de refugiados de Za’tari explican a las familias la importancia de la educación
Por Toby Fricker, UNICEF
En el campo de refugiados de Za’atari, en Jordania, hay un grupo de 30 niños de entre 12 y 15 años con una importante misión: convencer al resto de niños de que regresen a la escuela.
Una de esas niñas es Mozoun, de 14 años. Con el resto del
grupo, recorre el campamento con la misión
de promover la educación entre los niños del
campamento y sus familias.
Mouzon llega hasta una casa móvil en donde una mujer está
colgando ropa junto a sus hijos. Está tan entusiasmada que las
palabras le salen de la boca en torrentes. Está decidida a hacer
oír lo que tiene que decir.
Mozoun se define como una embajadora de la educación en el
campamento. “Amo la educación, y
estoy convencida de su importancia", dice Mouzon. "Me
siento feliz, porque ya he dado los primeros pasos para ayudar a
que los niños regresen a clases".
EN EL CAMPO HAY UNOS 30.000 NIÑOS EN EDAD ESCOLAR
En el campo de Za’atari residen unos 30.000 niños en edad
escolar, por lo que la misión de este grupo no es fácil. Por eso,los dirigentes religiosos del campamento colaboran con el
equipo de estudiantes.
Abu Omar, uno de los imanes del campamento, difunde el mensaje
sobre el valor de la educación en la mezquita donde oficia, que
funciona en una casa móvil. "Hay algo que debo recordarles",
anuncia en su sermón ante el centenar de personas presentes: "La
educación hace posible que conquisten hasta sus objetivos más
ambiciosos".
En épocas de crisis, ir a la escuela ofrece a los
niños no sólo seguridad, sino la posibilidad de disfrutar de una
pausa en los problemas que les rodean. En la escuela, los
alumnos recuperan en cierta medida la normalidad en sus vidas y
esperanza para el futuro.
LAS FAMILIAS TEMÍAN POR LA SEGURIDAD DE SUS HIJOS EN EL CAMINO A LA ESCUELA
A pesar de la importancia que tiene para los niños ir a la
escuela, el año pasado se redujeron las tasas de asistencia
a clase en el campo. Una de las diversas razones de esa
reducción fue el temor de las familias por la seguridad de sus
hijos, especialmente de las niñas, durante el trayecto entre sus
hogares y las escuelas.
Y es que algunos niños, como Duha, de 11 años, tienen
que caminar más de dos kilómetros para llegar a la escuela
más cercana. A fin de proteger a los niños y calmar la
ansiedad de los padres, se establecieron puntos de reunión donde
los estudiantes se encuentran y caminan juntos hasta sus escuelas
acompañados por una maestra.
“De esa manera pueden ir y volver del colegio sin problemas",
explica Mustafa, el padre de Duha. "Ahora me siento mucho más
tranquilo y puedo dedicarme a otras cosas".
ASISTIENDO A clase, los niños no están en la calle
En otras familias, la educación no es una cuestión prioritaria
en estos tiempos difíciles. "Cuando llegamos a Za’atari,
nos olvidamos completamente de la escuela debido a la situación en
que vivíamos", comenta Abu Raed, padre de siete hijos. "Lo
que más nos preocupaba era mantenernos informados sobre lo que
sucedía en Siria".
Sin embargo, un día Mozoun y sus compañeras visitaron a la
familia de Abu Raed, a quien le impresionó mucho lo que le
contaron. "Cuando vinieron a vernos, nos explicaron que teníamos
que enviar a los niños a la escuela", cuenta Abu Raed. “Primero,
porque así no están siempre en la calle. Y segundo, porque así no
pierden el curso, aprenden y reciben sus diplomas".
Mohamed, uno de los hijos de Abu Raed, es uno de los 11.396
niños que se han inscrito en las tres escuelas del campamento de
Za’atari. Mohamed espera ansiosamente el comienzo del nuevo año
escolar. "Cuando mi padre me inscribió en la escuela me
sentí feliz. Ya no tendré que estar en la calle",
explica.