Lo que las cifras esconden
Post de Armando Bello, Técnico de Investigación en UNICEF España
Hace poco UNICEF España presentaba los resultados de una encuesta realizada a una amplia muestra de niños y niñas, en la que los propios niños nos contaban sobre su vida, sus opiniones, percepciones y aspiraciones, en definitiva sobre su bienestar.
Uno de los primeros hallazgos de este estudio ha resultado ser un agradable descubrimiento o incluso una sorpresa para algunos (aunque no para otros): la mayoría de los niños y niñas en España están muy satisfechos con sus vidas. Esta es, sin duda, una buena noticia, de las que podemos alegrarnos e incluso sentirnos (moderadamente) orgullosos.
Sin embargo, al profundizar más en los datos en seguida
nos damos cuenta de que también esconden otra
realidad, que en ningún caso nos puede llevar a
sentirnos orgullosos. No todos los niños gozan de
este nivel tan alto de bienestar subjetivo, ¡ni mucho
menos! Hay niños y niñas que se quedan sistemáticamente
excluidos o “al margen” de los altos niveles de
bienestar.
Entre ellos, y de una manera muy evidente, están los
niños nacidos en el extranjero, puesto que muestran
niveles de bienestar subjetivo significativamente más bajos que los
que han nacidos en nuestro país, prácticamente en todos los
ámbitos de su vida.
Hoy en día hay más de 800 mil niños (cerca
del 10% del total) nacidos fuera de España viviendo en nuestro país
y las estadísticas y los estudios nos cuentan que ellos y sus
familias se enfrentan a menudo a situaciones de mayor
riesgo social y vulnerabilidad. Este nuevo estudio añade
una pieza más a este desalentador panorama, al incorporar
el punto de vista de los propios niños. No estamos
hablando (afortunadamente) de malestar ni de niveles extremadamente
bajos de bienestar, pero sí de una brechaimportante.
Esta brecha es muy visible en lo que respecta a las
posesiones materiales y a la casa donde viven. Los niños
de origen extranjero también se declaran menos satisfechos en
aspectos que tienen a que ver con la escuela, la organización de su
tiempo, la satisfacción personal, las relaciones interpersonales o
la salud. La única excepción se da en cuanto a la satisfacción con
la zona donde viven, debido sobre todo a que los niños de origen
extranjero valoran de manera más positiva que el resto algunos
servicios e infraestructuras (bibliotecas, policía local o
transporte público).
La distancia entre los niños nacidos dentro o fuera de
España se hace incluso más evidente si analizamos las diferencias
por género. Estas diferencias no son significativas entre
el total de los niños y las niñas encuestadas, pero sí lo son entre
los niños de origen extranjero. En este caso, (y contrariamente a
lo que pasa entre los niños españoles) el bienestar de las niñas
es claramente inferior al de los niños.
Nos queda mucho por analizar sobre estas diferencias y sus
causas, pero sin duda estos datos nos enfrentan, una vez más, a una
realidad que no podemos ignorar ni aceptar, en gran medida también
porque viola uno de los principios fundamentales de laConvención sobre los Derechos del Niño: todos los
niños deben disfrutar de sus derechos sin discriminación de
ningún tipo, incluido el origen o nacionalidad (Art. 2 CDN).
También evidencian que el objetivo común de maximización delbienestar infantil pasa necesariamente por reducir
las desigualdades y apostar por cubrir las brechas existentes, de
manera que no nos dejemos a nadie atrás, ni mucho menos al 10% de
los niños y las niñas que viven en nuestro país, cuya única “culpa”
parecería ser haber nacido en otro.