Las sonrisas inspiradoras de Amina, Sara y Ariel
He conocido a muchos niños maravillosos e inspiradores en la República Centroafricana en los últimos días.
No me refiero a niños que están aprendiendo en la escuela con
sus maestros, apenas ninguna está abierta.
No me refiero a niños que viven seguros en sus hogares, muchos
viven ahora en campamentos de desplazados internos.
No me refiero a niños que están sanos y fuertes, he conocido a
varios de ellos con lesiones terribles y debilitantes.
Me refiero a niños con sonrisas preciosas y
grandes esperanzas y sueños para
el futuro a pesar de la inseguridad, la incertidumbre y los retos a
los que se enfrentan cada momento, cada día.
Amina desafía todo eso con una sonrisa suave.
Tiene unos 8 años y recibió un disparo en la parte
superior del muslo durante un ataque a su pueblo natal, a cientos
de kilómetros de la capital, Bangui, donde fue llevada para recibir
tratamiento. Su madre y su padre murieron en el
ataque.
Vive con una familia que la ha acogido, pero también se
encuentran en una situación desesperada, aislados en un barrio
rodeado de hombres que juran matarles si no abandonan el país. Sin
embargo, Amina ni siquiera puede caminar sin la ayuda de unas
pequeñas muletas de plástico. La cicatriz en el muslo mide unos
cuatro centímetros y no tiene buena pinta. Pero susonrisa es hermosa como ella, mientraslucha y logra cojeando caminar sólo unos pasos más
que ayer. Ella sabe lo verdaderamente importante que es aprender acaminar de nuevo.
Sara desafía todo eso con una sonrisa
determinada. Tiene 11 años y vive en un campo de
desplazados internos, junto con otras miles de personas
que tuvieron que huir de los ataques a sus pueblos y barrios. Sus
padres tratan de ganarse la vida haciendo cualquier pequeña
tarea. 

Sara sabe lo mala que es su situación y ayudacada mañana barriendo los alrededores de su
pequeña casa provisional, hecha bajo un avión abandonado con
sábanas viejas. Luego recoge la madera y enciende
un pequeño fuego para que su tía cocine café para vender.Lava la ropa de la familia en un cubo de plástico
y cuida de su hermana pequeña. Es una chica seria
y no tiene tiempo para jugar. Sólo quiere volver a la escuela a
aprender, para poder llegar a ser un día policía, "así podría
proteger a mis padres."
Ariel desafía todo eso con una sonrisa
brillante. Tiene 9 años y cuando la conocí en el único hospital
pediátrico del país, estaba sentada en su cama bajo una mosquitera
blanca. Pensé que llevaba una camiseta naranja hasta que me
acerqué y vi que todo lo que era de color naranja era sucarne, terriblemente quemada en
las zonas del pecho y la espalda.
Lleva ahí varios meses y comparte habitación con otros niños
heridos por disparos o accidentes. Conoce bien las rutinas del
hospital y los padres de los otros niños heridos la llaman la “jefa
del pueblo”. Ariel me pide que saque una foto con mi teléfono y
sonríe cuando se la enseño a través de la mosquitera.

Amina, Sara y Ariel son sólo tres de los muchosmaravillosos e inspiradores niños de la República Centroafricana que he conocido en los últimos días.
Niños con sonrisas preciosas y grandes esperanzas y sueños para el
futuro. A pesar de toda la inseguridad, la incertidumbre y retos a
los que se enfrentan en cada momento de cada día.
Ellos nos inspiran a seguir haciendo todo lo
que podamos por ellos. UNICEF está trabajando
contrarreloj en la República Centroafricana con otras agencias de
la ONU, colaboradores
humanitarios y el gobierno interino en las áreas de salud,
nutrición, educación, protección de la infancia y agua y
saneamiento para todos los niños y niñas afectados.
Todavía hay mucho trabajo por hacer: Amina, Sara y Ariel son
sólo tres de los 2,3 millones de niños cuyas vidas
han sido afectadas por la actual crisis y el conflicto en su
país.
UNICEF República Centroafricana ha hecho un llamamiento urgente de fondos por valor de 62
millones de dólares (45,4 millones de euros) para
llevar a cabo su labor humanitaria por los niños afectados en
2014.