#elviajedesuvida: no es lugar para niños
En Siria, tras más de 5 años de guerra, las bombas siguen cayendo, destrozando hogares, escuelas y hospitales. ¿Se puede vivir bajo la amenaza de que la próxima bomba caiga sobre tu cabeza o la de tu familia?
En Etiopía, la grave sequía vinculada al fenómeno de El Niño está poniendo en peligro la vida de 6 millones de niños. ¿Se puede vivir sin saber si mañana podrás alimentar a tus hijos?
En Nigeria, Camerún, Chad o Níger,
grupos radicales como Boko
Haram amenazan la vida y la libertad de miles de
niños y niñas, que son víctimas de secuestros,
sufren ataques, o son obligados a
perpetrar atentados suicidas. ¿Se puede vivir
con el miedo a que a tu hija le roben la infancia?
En Sudán del
Sur, más de 2 años de
guerra incruenta expulsan a las familias de sus
tierras de cultivo y sitúan al país al borde de la hambruna. ¿Se
puede vivir sin medios de vida y temiendo que en cualquier momento
tu aldea pueda ser quemada y saqueada?
¿Se puede vivir así, entre el miedo,
la violencia,
el hambre? ¿Se puede vivir así, sin
esperanzas, sin futuro, sin
nada?
No se puede.
Y cuando no se puede, huir es la única
salida. Una salida difícil, dolorosa, arriesgada.
#ELVIAJEDESUVIDA: 250 MILLONES DE NIÑOS VIVEN EN PAÍSES EN CONFLICTO
Ninguno de estos lugares, como muchos otros en todo el mundo,
es lugar para niños. Por eso sus familias, o
a veces ellos solos, hacen lo único que pueden hacer, lo que
cualquiera de nosotros haríamos: buscar
refugio, protección, un
lugar seguro; iniciar un viaje incierto, peligroso, no
deseado para salvar sus vidas. Huyen a otras zonas dentro de sus
países (desplazados internos) o cruzan fronteras
en busca de una oportunidad (refugiados).
Todos los niños del mundo tienen derecho a
crecer y desarrollarse en un entorno pacífico y
protector. Sin embargo, cerca de 250 millones de
niños viven en países en conflicto y muchos más viven
en zonas propensas
a inundaciones, sequías, ciclones y
otros desastres naturales. Esto explica que
el número
de refugiados y desplazados
internos no deje de crecer, rozando
los 60 millones de personas, de los cuales la
inmensa mayoría (el 86%) están en países en desarrollo.
#ELVIAJEDESUVIDA: EL DERECHO INTERNACIONAL LOS AMPARA
No quieren irse. No quieren dejar sus casas,sus amigos, sus medios de vida.
No quieren. Se ven obligados a hacerlo. Y el derecho
internacional los ampara. O debería hacerlo.
Como nos interpela Anthony Lake, director ejecutivo de UNICEF,
hemos de hacer todo lo posible para que ese viaje nunca comience:
“Si abordamos las razones por las que tantas familias sienten la
necesidad de abandonar sus hogares con
sus hijos, resolviendo los conflictos, afrontando
el cambio climático, aumentando las
oportunidades, podemos hacer de 2016 un año de
esperanza, y no de desesperación, para millones de
personas”.
Y cuando no lo logramos, hemos de asegurar que el
viaje sea lo más seguro posible. Que al horror que lo
motiva y al dolor de las pérdidas, no se sigan sumando másmuerte, más dolor y másrechazo, sino que esos niños, esas familias,
reciben el apoyo, respeto yprotección que merecen.
Post por Blanca Carazo, responsable de cooperación y
emergencias de UNICEF España