Diario desde Siria: niños testigos de la violencia
Juliette Touma, una trabajadora humanitaria regresa a Damasco un año después de su primer viaje, para encontrarse una situación de extremo sufrimiento.
Fui por primera vez a Siria en el verano de 2012 con la Misión
de Supervisión de las Naciones Unidas. A pesar de los combates,
pude viajar por todo el país. Visité pueblos en los que la
vida humana había desaparecido por completo, y caminé
entre casas derrumbadas por el fuego.
Conocí a gente que me contó historias de profunda miseria,
miedo, desplazamiento, muerte, asesinato, tortura, secuestros y
desapariciones forzosas. Abandoné Siria en agosto del año
pasado, pero Siria nunca me abandonó a mí. El pensamiento de volver
siempre ha sido una constante.
“Tengo mucho sueño, aquí siempre hay mucho ruido"
La semana pasada, volví a Siria, esta vez con UNICEF, ycomprobé cómo las cosas habían empeorado desde mi anterior
viaje. La destrucción era, esta vez,
indescriptible.
En una escuela de Damasco, convertida ahora en un centro para
desplazados internos, conocí a una niña de 8 años llamada Shadi.
Shadi es una una de las 4,25 millones de personas que se
han visto obligadas a abandonar sus casas para escapar de la
violencia de la guerra.
Shadi me agarra la mano firmemente y me lleva a una habitación
pequeña, donde me presenta a Shirine, una voluntaria de la Media
Luna Roja. Con el apoyo de UNICEF, la Media Luna Roja está
ofreciendo terapia artística a los niños cuyo mundo se ha vuelto
del revés debido al conflicto. []
“Aquí hay niños que siguen hablando de muerte, niños
que han sido testigo del arresto, agresión, e incluso muerte de
miembros de su familia”, me cuenta Shirine. “El trabajo
que hacemos aquí dibujando, haciendo teatro, con música y con
deportes les hace sonreír de nuevo, aunque sea un
rato”.
Fuera, en el patio del colegio, algunos niños juegan con la
pelota. Rida, de 5 años, está de pie, solo, sin integrarse con el
grupo. “Tengo mucho sueño, aquí siempre hay mucho ruido, siempre
estoy cansado. Echo de menos mi pequeña habitación en
Dera’a. Ahora no puedo usarla, porque la han bombardeado”,
me dice.
LUCHANDO PARA SUMINISTRAR LO MÁS BÁSICO
Los cientos de miles de familias desplazadas por el
conflicto sirio necesitan ayuda humanitaria urgente.
UNICEF ayuda a proporcionar agua potable segura, servicios de
saneamiento, escuelas, vacunas, y espacios en los que los niños
puedan recuperarse del horror de la guerra. Se trata de
algunos de los elementos esenciales para que los niños y sus
familias puedan vivir con dignidad, hasta que quizá algún día
puedan rehacer sus hogares- y sus vidas.