8 años de guerra en Siria: 8 historias que nos llegan al corazón

Más de 7.000 niños asesinados o mutilados tras 8 años de guerra en Siria. Infinito el dolor. Rescatamos las historias de 8 niños sirios que nos han tocado el corazón.

Rimas ha vivido sus 5 años y medio en Za'atari

15/03/2019

UNICEF Comité Español

UNICEF Comité Español

2018 es el año más mortífero desde que comenzó la guerra: 1.106 niños murieron debido a la violencia. Los que sobreviven lo hacen con profundas cicatrices, tanto físicas como psicológicas, y están perdiendo su infancia, al igual que los más de 2 millones de niños sirios fuera de la escuela.

La guerra de Siria entra en su noveno año con la mitad de las instalaciones sanitarias del país no operativas. El horror sigue, sin que nada ni nadie lo pare. Estas son 8 historias de tragedia, pero también de supervivencia, porque si con algo no han podido estos años de guerra es con la determinación y la fuerza de los niños y niñas sirios. 

Rimas: solo conoce Za'atari

Rimas (arriba) tiene 5 años y medio, casi tanto como el Campamento de Refugiados de Za’atari en Jordania, que alberga a más de 44.000 niños. Es su hogar porque allí ha nacido y crecido. Su madre dio luz nada más llegar tras andar muchos kilómetros y cargada con maletas. 

"Estaba de 6'5 meses y Rimas era muy pequeña y delgada. Muchos me dijeron que no sobreviviría. Pero nació y creció sana", nos dice su madre Fatima.

Ahora Rimas ha empezado el cole y está muy contenta porque va con su prima y mejor amiga Maram. Quiere ser doctora y por eso quiere ponerse a estudiar desde ya: “nos enseñan mucho aquí, y nosotros jugamos. ¡Y nos enseñan a decir 'Miau'! ¡A maullar!".

Hanaa quedó discapacitada por la explosión de una bomba en Alepo

Hanaa: una bomba la dejó discapacitada

Hanaa, de 8 años, resuelve un problema en una pizarra de un aula de su escuela en Alepo, Siria. Lo hace en su silla de ruedas, esa que le lleva a todas partes desde que una bomba le destrozara la vida.

Durante meses después del accidente, Hanaa no quiso salir de casa: "tenía miedo y ni siquiera podía jugar con mis hermanas". Fue entonces cuando voluntarios de uno de nuestros Espacios Amigos de la Infancia la llevaron al centro donde ahora juega y es feliz.

Hanaa abandonó la escuela durante un año pero ha vuelto y le encanta aprender a leer, escribir y las matemáticas. Además va a fisioterapia tres veces a la semana y está contenta porque se está recuperando poco a poco.

Tiene dos sueños: "quiero ser fisioterapeuta para ayudar a niños como yo y que la paz vuelva a Siria".

Ahmad, de Homs, sufre el duro invierno sirio

Ahmad: varias veces desplazado

Ahmad, de 12 años, vive ahora en Areesheh, un campamento de tiendas de campaña para desplazados internos en Al-Hasakah. Originalmente de Homs, Ahmad ha sido desplazado varias veces en los últimos años.

"Necesitamos una nueva carpa para protegernos de la lluvia y combustible para la calefacción", dice sobre la situación de su familia. Para las 13.000 personas que viven actualmente en Areesheh, en medio del desierto, el invierno ha sido especialmente duro.

Lleva casi toda su vida huyendo de la violencia y sin apenas nada. Y no solo él, hay miles de niños y familias enteras viviendo en condiciones extremas, sin casi ropa de abrigo, mantas o calefacción...

Niñas con mochilas de UNICEF se ubican frente a una tienda de campaña donde 350 niños de entre 7 y 14 años vuelven a aprender.

Idlib: escuelas improvisadas en tiendas

Estas niñas posan, con sus mochilas de UNICEF, en el campamento improvisado de Junaina en una zona rural del norte de Idlib. En la tienda de campaña que se ve detrás, 350 niños de entre 7 y 14 años hacen su particular vuelta al cole.

Un profesor voluntario reconvirtió seis tiendas en aulas con los recursos más básicos, y la mayoría de los niños tienen que sentarse en el suelo con las pizarras apoyadas contra las sujeciones de las tiendas.

Idlib es el hogar de casi 1 millón de niños, muchos de ellos desplazados internos, que han perdido años de educación. Es por esto que seguir con una educación se vuelve crucial para una generación de niños que apenas tienen nada más.

Khadija recoge agua cuando no puede ir al cole por la lluvia.

Khadija: escuelas improvisadas en tiendas

Khadija, de 10 años, ayuda a su familia a conseguir agua en los días lluviosos, cuando no puede ir a la escuela de su campamento de Atma, en Idlib.

Para más de 110.000 familias de desplazados internos que permanecen en la zona rural de Atma, el invierno es especialmente duro cada año. Las fuertes lluvias inundan tiendas y dejan el campamento cubierto de un lodo espeso que hacen que su situación sea todavía más vulnerable.

A Khadija, cuya familia vino de Hama a Idlib hace más de dos años, el barro le pone muy difícil llegar hasta su escuela, pero su determinación permanece intacta: "cuando sea mayor quiero ser doctora para ayudar a las personas heridas en la guerra", comenta.

Ahmad, enfermo y con menos de 2 años, va al brazo de su madre.

Ahmad: bebés con falta de salud e higiene

Ahmad es de Dera'a y con apenas 1 año y 10 meses, es llevado por su madre a una clínica de salud de la ONU en el cruce de Jaber Nasib. Tiene una infección.

"El lugar donde vivimos no es nada higiénico. Hay serpientes e insectos. La mayoría de los niños están deshidratados y tienen diarrea y vómitos", explica ella.

El pasado junio se desató un aumento de la violencia y los combates en Dera’a, al sudoeste de Siria, provocando el desplazamiento de al menos 270.000 personas. De estas, unas 60.000 huyeron al cruce fronterizo Nasib-Jaber, entre Siria y Jordania, donde viven en condiciones humanitarias extremas y en tierra de nadie

Hasnaa y Hawraa tuvieron que huir de la guerra con apenas 9 meses

Hasnaa y Hawraa: huyendo de la guerra con 9 meses

Son gemelas y tienen apenas 9 meses. Hasnaa y Hawraa, junto a su madre y sus dos hermanos, huyeron de la violencia en la aldea de Susa, Deir-ez-Zor, al noreste de Siria. La familia hizo un arduo viaje hasta el campamento de Al-Hol.

"Nos obligaron a desplazarnos varias veces, pero esta última vez fue la peor. Caminé 100 km llevando a mis gemelas y cuidando a mis otros dos hijos", dice su madre, Halima.

El pasado mes de febrero cientos de familias continuaron huyendo hacia el campamento de Al-Hol, a unos 300 kilómetros al norte.

Este campamento de tiendas de campaña alberga a casi 50.000 desplazados internos, mucho más de su capacidad.

Ghada ha caído enferma varias veces este invierno

Ghadaa: desprotegida ante el invierno

"He estado vistiendo ropa de verano para ir a la escuela", dice Ghada, quien ya ha caído enferma varias veces este invierno y ha tenido que faltar a la escuela.

8 años de violencia, desplazamiento, pérdida y agotamiento han dejado a su familia de 9 miembros incapaz de satisfacer sus necesidades más básicas.

Hameed es padre de 8 hijos: Ghada es la mayor con 12 años, luego están Ahmed de 10, los gemelos Rana y Ali de 8, los gemelos Rasha y Zakaria de 6, Mohammad de 3, y Fátima de solo 1. El mes pasado las viejas zapatillas de Ahmed se rompieron, ¡lo que le obligó a caminar descalzo! Le compré otro par en una tienda de segunda mano y los otros niños comenzaron a protestar porque también necesitaban zapatos nuevos. Me sentí impotente", nos dice su padre.

Siria: 6 de cada 10 niños necesitan ayuda

8 años de guerra no pasan en balde para nadie, es demasiada violencia acumulada, y por eso en UNICEF utilizamos todos los medios de que disponemos para garantizar que los niños que necesitan ayuda humanitaria, 6 de cada 10, la reciban.

2018 fue el peor año de la guerra de Siria pero trabajamos duro para conseguir:

  • Dar educación formal a casi 2 millones de niños dentro del país.
  • Proveer de agua segura a 4,6 millones de personas.
  • Instalar sistemas de agua y saneamiento de emergencia para 15 millones de personas.
  • Vacunar a 28,5 millones de niños contra la polio tanto en Siria como en los países de acogida.

Pero seguimos necesitando 1.200 millones de dólares para llegar a los niños y familias que más lo necesitan.

Si estas historias también te han tocado el corazón, ¡colabora! Porque ya es hora de empezar la reconstrucción de las vidas de los millones de niños sirios que han sufrido un eterno conflicto con el que nada tenían que ver.

La vida de millones de niños sirios está en riesgo

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