El desplazamiento forzado de las familias

Diana Valcárcel, coordinadora de proyectos de comunicación de UNICEF España y Yolanda Romero, responsable de comunicación de UNICEF Comité Cataluña, escriben diariamente un Blog para la página web del periódico ABC Marie France Exilien vive en Léogâne, a una hora en coche al suroeste de la capital de Haití, Puerto Príncipe.

Sentada junto a una rústica valla de madera, en la zona de Gean Gean, Marie France lleva un vestido rojo que destaca tanto como la media sonrisa perenne en sus labios. Hace seis semanas vivía en Puerto Príncipe, en el popular barrio de Delmas. Tenía un buen trabajo en la Secretaría de Estado de Alfabetización. El 12 de enero todo cambió con el terremoto, que destruyó su hogar. Viva, pero sin un lugar adonde ir con su marido y sus hijos, Marie France ha encontrado refugio en el área rural donde están sus raíces. Hoy es una de los más de 500.000 haitianos desplazados en las zonas rurales del país después del seísmo. Los desplazamientos de la población han provocado la escasez de todo tipo de servicios, incluyendo la atención sanitaria, la educación, la nutrición y, por supuesto, el agua potable. Según UNICEF, antes del terremoto tan sólo un 17% de la población tenía acceso a fuentes de agua mejoradas. UNICEF trabaja para poner en marcha un sistema de agua potable en todo el país. En las zonas rurales la distribución de agua potable es aún más difícil. Muchos de los caminos son intransitables y, en muchos casos, las familias que llegan o que regresan a las áreas rurales se instalan temporalmente en las faldas de las colinas. Con los desplazamientos de población, los servicios existentes, ya de por sí débiles, están bajo presión. Hasta ahora,UNICEF y sus aliados han conseguido distribuir 4.000 cubos para potabilizar agua en los hogares de la comunidad de Léôgane. El objetivo es distribuir 15.000 antes de que termine abril. Marie France y su familia duermen en una tienda construida con palos y sábanas. Al principio levantaron la tienda bajo la sombra de las palmeras, hasta que los cocos empezaron a caer encima. Ahora la han instalado a pleno sol y la tienda se convierte en un horno durante el día. "En la tienda sólo dormimos," dice.

Durante el día cocina empanadillas que vende a los transeúntes en un pequeño puesto junto a la carretera. También vende otros productos típicos de los puestos ambulantes del país: caramelos, mandarinas y los populares y cremosos quesitos en porciones de La vaca que ríe. La miseria que gana cada día ayuda a la economía familiar. Si no se apoya a estas comunidades existe el riesgo de que los desplazados regresen a Puerto Príncipe, incrementando la presión sobre unas estructuras que están ya al límite. UNICEF destaca la importancia de una acción de recuperación que comienza ahora, basada en ayudar a estabilizar la situación, prevenir el deterioro de la capacidad local, y reducir al máximo la dependencia de la ayuda humanitaria.