UNICEF trabaja en Haití para reunir familias y reconstruir vidas

Las imágenes de niños y niñas vagando perdidos por las calles de Haití tras el terremoto han impactado al mundo. ¿Cómo proteger a estos niños? ¿Cómo asegurar su supervivencia y su salud y bienestar físico y emocional? ¿Cómo evitar que sean víctimas de explotación, tráfico y abusos? UNICEF trabaja en emergencias desde 1946 y su experiencia en colaboración con los gobiernos y otras organizaciones han llevado a la existencia de protocolos claros de actuación en casos como este

A los 15 años, Khairuddin se perdió entre el tumulto tras el tsunami en Meulaboh, en Aceh (Indonesia) y tardó 7 meses en encontrar a su madre, Yusliani. El rencuentro, en las oficinas de UNICEF en Aceh, fue posible gracias a que ambos se registraron en los listados de reunificación disponibles. Khairuddin es un ejemplo de la importancia de reforzar los sistemas de identificación y reunificación.

Khairuddin y Yusliani no son un caso único. UNICEF colabora con las autoridades locales y con otras organizaciones para garantizar la reunificación familiar tras los desastres y permitir que los niños afectados por una catrástrofe no añadan otra tragedia a sus cortas vidas: la de la separación de su entorno conocido, sus seres queridos, sus costumbres y su hogar.

Una de las consecuencias de las catástrofes es lapérdida o suspensión temporal de los servicios públicos que garantizan el registro y los censos poblacionales. En ocasiones los propios edificios gubernamentales quedan dañados y la identificación y emisión de documentos se hace especialmente difícil.

Esto, sumado al gran problema de falta de registros de población que hay en muchas zonas del mundo y al hecho de que los niños pequeños no siempre pueden dar datos sobre si mismos, configuran un panorama que obliga a extremar la cautela. En estas situaciones los niños son especialmente vulnerables al tráfico de menores.

Un trabajo largo y complicado

Thambipillai Sarojini, una trabajadora social de Sri Lanka se enfrentó en 2005 a un reto que no podía rechazar: colaborar con UNICEF en el reencuentro de 6 hermanos separados por el tsunami que azotó el sur de Asia en diciembre de 2004.

Los niños y niñas, de entre 8 y 19 años, habían quedado huérfanos por el desastre, y entre el caos y la desesperación de los días siguientes al tsunami, se habían perdido y no tenían manera de encontrarse. Algunos vivían con familiares lejanos, otros habían huído a poblaciones del interior y otros se encontraban en centros de protección. "Están mucho mejor juntos", dice Sarojini. "Antes estaban sufriendo enormemente. Por supuesto que echan de menos a sus padres, pero se han recuperado muchísimo desde que han vuelto a estar juntos".

Un proceso eficaz en las condiciones más duras

En 1996, 640.000 ruandeses que habían vivido refugiados en Zaire durante 2 años volvieron a sus hogares. Durante el desplazamiento masivo de población, unos 5.000 niños y niñas perdieron a sus familias. UNICEF, en colaboración con Save the Children y organizaciones locales, pusieron en marcha el proceso de identificación y reunificación. Gracias a ello muchos niños pudieron volver con sus familias.

Los reencuentros, tras días e incluso meses de búsqueda, suelen estar llenos de lágrimas. Pero por primera vez tras el desastre son lágrimas de alegría. Para UNICEF es prioritario que los niños y niñas separados de sus familias permanezcan allí donde puedan ser encontrados cuanto antes.

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