Jordania: ¿Por qué no puedo volver a Siria?

Por Hala Abu Khatwa, Especialista en Comunicación de UNICEF

Umm Ghassan es una abuela siria de tan solo 60 años, pero el sufrimiento que ella y su familia están padeciendo ha dejado profundas huellas en su rostro y la ha hecho envejecer varias décadas. Cuando la conocíen el campamento de Za'atari (Jordania), estaba sentada en el interior de su tienda de campaña abrazando a su nieto de dos años. Esperaba a la madre del niño y a sus hermanos, que se habían ido a buscar agua potable para satisfacer las necesidades diarias de la familia.

Umm me sorprendió con la pregunta: "¿Cuándo vamos a volver a nuestra patria?". "Quiero volver a Tafas, es un plato de mal gusto estar lejos de Tafas", agregó. Esta abuela tiene nueve hijos y decenas de nietos, la mayoría de los cuáles se unieron a ella cuando abandonó su ciudad natal de Tafas, en la provincia de Daraa.

Umm echa de menos los tomates, por los que los verdes campos de su ciudad natal son conocidos. "Quiero comer tomates, las hortalizas de Tafas. No podemos soportar este polvo. No podemos parar de lavarnos. Alabado sea Dios, tenemos agua, pero las condiciones son difíciles. El calor y el polvo harán enfermar a nuestros niños", se lamenta.
 
Los bombardeos y el miedo obligaron a Umm y a miles de familias sirias a abandonar sus hogares en dirección a los países vecinos de Siria. La cifra de desplazados sirios registrados en Jordania asciende a más de 40.000. De éstos, más de6.000 viven en el campamento de Za'atari, construido para albergar a más de 100.000 refugiados.
 
UNICEF, junto con otras organizaciones de Naciones Unidas y sus aliados, presta ayuda humanitaria para satisfacer las necesidades básicas de los refugiados. UNICEF lidera los esfuerzos dirigidos a proporcionaragua potable y apoyar las infraestructuras de agua, higiene y saneamiento, incluyendo la instalación de letrinas permanentes, duchas y lavabos, así como unidades móviles preparadas para estos fines. UNICEF trabaja para garantizar que la cuota de agua per cápita es de al menos 50 litros diarios.
 

ENFRENTÁNDOSE A LOS DESAFÍOS

Las duras condiciones del desierto se imponen sobre los habitantes del campamento: una ráfaga caliente, vientos con polvo... UNICEF y sus aliados trabajan arduamente para hacer frente a estos desafíos y tratar de paliar sus consecuencias. Se han distribuido unos 400 ziirs (grandes vasijas de barro usadas tradicionales para enfriar el agua) y se están preparando más. Asimismo, se están cercando y techando lospuntos de agua para que les dé la sombra. Debido a que Jordania sufre escasez de recursos hídricos, UNICEF y sus aliados, en coordinación con el Ministerio de Agua e Irrigación, estudian cavar un pozo especial en elcampamento de Za'atari para que el creciente número de refugiados tenga cubiertas sus necesidades de agua. 
 
Maha, de 11 años, acompaña su hermana de 3 a una de las letrinas móviles, instaladas por UNICEF el mismo día que Maha llegó al campamento. Maha parece agotada. El viaje con sus padres y tíos desde Homs duró dos días, y muchas horas fueron a pie. Trata de no dejarse vencer por las lágrimas. "Tengo miedo de todo. Tengo miedo de los bombardeos, miedo a los francotiradores", dice.
 

EDUCACIÓN EN EMERGENCIAS

Hoy, Maha cumple más de una semana en Za'atari. Los rasgos de su cara parecen más relajados a pesar de que sufre mucho por la cantidad de polvo. Cada día, acude a alguna de las diez tiendas de campaña utilizadas por UNICEF, junto aSave the Children, como Espacios Amigos de la Infancia, donde se ofrece a los niños apoyo psicosocial, actividades recreativas y servicios de educación informal.
 
Malek, de 12 años, también lleva a sus hermanos a estos Espacios que ella llama “la escuela”. Muy pronto, Malek y otros niños sirios que viven en centros de refugiados en Jordania, estarán en las escuelas jordanas coincidiendo concomienzo del nuevo curso, en septiembre. El Ministerio de Educación les aceptará en las escuelas que rodean el campamento, y UNICEF y sus aliados cubrirán todos los gastos y garantizarán que todos los niños de Za'atri acceden a la educación.
 
Malek dice que perderá a sus amigos y compañeros de la escuela de Tafas. Pero ahora espera con interés que empiecen sus clases de sexto grado, con los ojos puestos en un futuro mejor para ella y sus nueve hermanos.