Líbano: UNICEF protege a los niños sirios refugiados

“Cuando destruyeron mi escuela, también destruyeron mi sueño de ser médico”, dice Asu, de 11 años. Está sentado en el patio de la escuela Wadi Annakhle( a las afueras de Trípoli, que está albergando a refugiados sirios. “Había disparos y bombardeos constantes donde vivíamos en Siria, incluso destruyeron la mezquita. Fue terrible, muchos niños se quedaron sin casa y sin nada que comer".

Asu es uno de los miles de niños que ha huido del conflicto en Siria. Llegó junto a su familia de Aleppo hace cuatro meses. “Cuando vinimos aquí no teníamos nada, ni siquiera teníamos lo suficiente para comer”, afirma. “Mi hermano y yo queríamos encontrar una escuela para continuar nuestra educación y hacer realidad nuestros sueños, pero al principio fue difícil y nos quedamos en casa”.

Con la situación deteriorándose en Siria, cada vez más niños están llegando a Líbano. El impacto psicológico de la violencia en los niños ha sido muy grande, tal y como demuestran los informes procedentes de viajes a terreno desarrollados por UNICEF y sus aliados.

Al estrés se une la situación de inestabilidad en Líbano y el temor de que el conflicto llegue al país en el que se han refugiado. Asu recuerda el miedo que sintió hace un mes, cuando la lucha estalló en trípoli. “Escuché disparos fuera de nuestra casa”, dice. “Me sentí muy asustado, ya que me recordó a Siria”.

Volver a la normalidad a través de Espacios Amigos de la Infancia

UNICEF apoya la creación de Espacios Amigos de la Infancia, como el de la escuela Wadi Annakhle, que tienen como objetivo que los niños se sientan seguros, reciban apoyo psicológico y puedan relacionarse con otros niños.

El Especialista en Protección Infantil y Violencia de Género de UNICEF en Líbano, Merrin Waterhouse, describe resultados muy positivos: “En los Espacios Amigos de la Infancia los niños pueden jugar, hacer nuevos amigos y hablar de lo que les está pasando. Esto les ayuda a sentirse bien con su vida y a sentirse seguros”.

Una parte importante de las actividades consiste en integrar a los niños sirios con sus compañeros libaneses y la comunidad en la que están viviendo. Con el año escolar acercándose, la integración es un paso importante para animar a los niños sirios a que se inscriban en la escuela.

Rania, de 9 años es de Homs.Llegó a Líbano con su familia hace 5 meses: “Me gusta estar aquí, que puedo ir a la escuela y he hecho nuevos amigos”, dice.“Me encanta Siria, y espero poder volver un día. Me gusta también dibujar, quiero ser profesora de dibujo”.

Asu también ha hecho amigos y quiere volver a la escuela pronto para lograr su sueño de convertirse en médico. “Espero poder ir a esta escuela, ya que conozco a los profesores y a los niños. Todavía quiero ser medico y ayudar a las personas pobres en mi país".