Bintou Feita

 

Bintou Feita es desde hace dos años es la representante de UNICEF en Ruanda.

Con 7,6 millones de habitantes en un territorio de 26.338 kilómetros cuadrados, Ruanda es el país de mayor densidad demográfica del continente africano. El genocidio ocurrido en 1994 diezmó la frágil economía del país; empobreció profundamente a la población y deterioró la base de recursos humanos con que contaba Ruanda. Gran parte de la infraestructura quedó destruida. En la actualidad, la nación se recupera de los efectos devastadores del genocidio y, a la vez, hace frente a los problemas demográficos y las limitaciones del desarrollo y los recursos humanos.

Cuando pensamos en Ruanda lo primero que nos viene a la mente es el terrible genocidio de 1994. ¿Cuáles han sido las consecuencias en los niños y niñas?

El genocidio de 1994 fue una experiencia terrible para este país. Provocó la pérdida de 800.000 personas, aunque las últimas cifras hablan incluso de un millón de muertos y personas desaparecidas. Sus consecuencias son muy graves en los más pequeños. Hoy el 30% de la población infantil del Ruanda es huérfana, precisamente a causa del genocidio y de la guerra. Doce años después, el país sigue intentado disminuir las consecuencias de este drama. Lo que pasó es despreciable, no tienen nombre. Es terrible.

Doce años después, ¿cómo se encuentra el país?, ¿el balance es positivo?

El país ha evolucionado mucho y hoy en día existe una voluntad política enorme para hacer todo lo posible para superar de una vez por todas aquella situación. Cuando uno viaja a Ruanda hoy en día, se da cuenta de que es un país estable y mucho más seguro que otros países africanos. Por todas partes hay obras de nuevas infraestructuras, se nota que la administración está reformándose. Y algo formidable, hay mucha gente que después de su jornada de trabajo, va a estudiar porque no pudo hacerlo en su momento.

¿En qué aspectos se centra el trabajo de UNICEF en Ruanda?

UNICEF Ruanda trabaja en varios programas de desarrollo, básicamente en educación, supervivencia, protección y participación infantil. El programa de supervivencia infantil es uno de los prioritarios ya que las tasas de muerte infantil y juvenil son muy elevadas. Otro programa es el de educación. En Ruanda, la mayoría de los niños y niñas van a la escuela primaria, pero el desafío es trabajar en la calidad del aprendizaje: saber leer, contar y escribir, y las aptitudes para la vida. Además desarrollamos el programa de protección, ya que el 30 por ciento de la población es huérfana y vulnerable.

¿Cuáles son los principales logros y retos a los que se enfrentan los derechos de los niños y niñas en el país?

Para mí uno de los principales logros que estamos logrando es la participación de los niños y niñas. Yo me incorporé a la oficina de Ruanda el mismo año que se cumplía el décimo aniversario del genocidio. Enseguida percibí que no se tomaba en cuenta a los niños en la preparación de esta conmemoración. Así que desde UNICEF y en alianza con la Comisión Nacional de la Unidad de Reconciliación pusimos en marcha una iniciativa que tuvo excelentes resultados: la celebración de una cumbre nacional de tres días que tenía como objetivo escuchar los testimonios de los niños. Hicieron dibujos, redactaron poemas y canciones, hicieron realmente cosas extraordinarias. Para mí fue la mejor lección, el mejor resumen de situaciónque tuve sobre Ruanda ya que salía de la boca de los niños. El último día, el Presidente de la República se reunió con los 250 niños y niñas que habían sido elegidos como representantes de todo el país.

En 2005 UNICEF ha lanzado una campaña a nivel mundial para luchar contra el SIDA y sus consecuencias en los más pequeños. ¿Cuál es la situación en Ruanda?

Hasta el momento, a pesar de la existencia de fondos internacionales y de los esfuerzos, el enfoque de la política nacional y del plan estratégico de lucha contra el SIDA era muy débil en lo que a los niños y niñas se refiere. Hace un año, cuando se realizó una evaluación, en alianza con el Ministerio de Salud, los estudios evidenciaron el hecho de que tan sólo 500 niños y niñas eran beneficiarios de un un tratamiento antiretroviral, mientras se elevaba a 20.000 el número de los que necesitaban este tratamiento. Lanzamos la campaña y creo que podemos ser optismistas en cuanto a los resultados porque existe un compromiso personal del Presidente de la Republica y de la primera dama, la cual participó el último 25 octubre al lanzamiento de la campaña en Nueva York, mostrando su apoyo a Ruanda y también a nivel continental. Así que si se comprometen gente de esta envergadura, significa que podremos tener resultados positivos durante los cinco de duración la campaña.

¿Cuál es la experiencia más gratificante y la más dura que ha vivido durante los años que ha trabajado en África?

Mi mejor recuerdo está ligado a una visita al terreno. Fuimos a visitar un pueblo, situado a una hora de Kigali y hablamos con diferentes jóvenes que trabajaban en el sector de la limpieza. Una joven se acercó a mi al final de la visita y me dijo: “Es muy amable de tu parte que hayas venido a vernos, pero a mi lo que me gustaría es que vinieras a mi casa y pudiera cocinarte algo”. Me conmovió esa actitud. Se trataba de una niña huérfana, que se encarga de cuidar a sus hermanos y hermanas.

Mi peor recuerdo lo tuve en la República del Congo, cuando estalló la guerra en 1997. Fue una experiencia muy difícil porque gente que yo conocía fue asesinada, violada. Fue una experiencia terrible.

¿Cómo valora el papel de los Comités Nacionales de UNICEF en los países ricos?

Es un papel fundamental. Por un lado, en un mundo globalizado como el que nos ha tocado vivir, el papel de los comités nacionales es llamar la atención sobre los países que tienen necesidades, recordar que hoy en día la pobreza sigue siendo una realidad viva para millones de niños y niñas en todo el mundo. Ese papel de educador y sensibilizador de la población es muy importante. Además, los comités trabajan para conseguir los fondos necesarios para que los proyectos se puedan llevar a cabo, y esto no es una tarea fácil. Para recaudar fondos es necesario concienciar a la población de una realidad completamente diferente de la que ellos están viviendo. Creo que es necesario un compromiso que va más allá de un simple desempeño laboral y me parece enormemente respetable.

¿Qué mensaje quiere usted transmitir en España? ¿Cómo podemos ayudar a África?

Enviar dinero es una manera de mantenerse conectado a una realidad que afectó a España no hace tanto tiempo. Es lo que quiero transmitir. Y quiero también recordar algo que ocurre ahora: las imágenes horribles que vemos de gente tan desesperada que intenta pasar las fronteras como puede. Pienso precisamente que cada ciudadano puede jugar un papel que posibilite evitar estas situaciones de desesperanza que fuerzan a las personas a huir sus países y querer llegar, cueste lo que cueste, a este “El dorado” o “paraíso” que es el mundo occidental para ellos. Tenemos que crear este paraíso en su país, así ya no veremos estas imágenes tristes.