Mauritania, el encuentro con la realidad

Por Toté Moreno, Presidente del Comité de Castilla-La Mancha y Patrono de UNICEF España.

El avión salió puntual de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Puntual hasta que se detuvo en un cruce de las pistas. Tras media hora de espera, el comandante de la aeronave comunicó que la culpa era de… los controladores aéreos. Ése iba a ser el último contacto con la realidad española, al menos durante los próximos nueve días.

Mauritania, un país de arena y sol, de pobreza y miseria, de nómadas y tribus, nos esperaba.

El pequeño grupo lo formamos Lorena Cobas, Técnico de Cooperación en la Sede Central;  Inma Sánchez, Técnico de Cooperación y Comunicación en el Comitéde Castilla-La Mancha; y yo, que hemos tenido la oportunidad de poder ver de primera mano la realidad de este país, aprovechando un hueco en la apretada agenda y lejos de las intensas reuniones técnicas.

Tras ocho horas de escala en Casablanca, salimos hacia Nouakchott, capital mauritana, el sábado por la noche. En el pequeño aeropuerto nos espera Christian Skoog, representante de UNICEF en Mauritania, con el que tuve la suerte de compartir una semana en Haití hace ya tres años. Junto a él, Inés Lezama, infatigable trabajadora y fantástica anfitriona, que ha trabajado en UNICEF España durante varios años. La estancia está siendo mucho más amable y fácil gracias a su predisposición y amabilidad… Nos sentimos como sus invitados personales en este caluroso rincón de África.

El trabajo está siendo intenso.La primera parte del viaje la hemos dedicado a conocer la Oficina de UNICEF en Mauritania y a que el personal de aquí conozca el funcionamiento de UNICEF España. Para los que hemos oído mil veces las palabras: “pbas”,  “factura única”, “formulación”, “justificación”, pero nunca hemos sido capaces de entenderlo en profundidad, esto es como un cursillo acelerado e intensivo de todo el proceso de programación, financiación, ejecución y justificación de proyectos de cooperación.

En estos tres días también hemos tenido la oportunidad de visitar al responsable de la Agencia Española de Cooperación, uno de los financiadores más fuertes en estos momentos en Mauritania. Hemos mantenido una reunión con el equipo de Intermon Oxfam, que enterados de nuestra vista quisieron conocernos; y de recorrer las instalaciones del Centro de Salud de Sebkha, donde hemos empezado a tomar contacto con la realidad mauritana en lo que se refiere a atención y necesidades sanitarias.

Sin duda emociona la capacidad de trabajo de los profesionales sanitarios, exprimiendo al máximo los escasos recursos de los que disponen para atender a la población. Sala de consultas, vacunación, planificación familiar, ecografías, odontología, área de malnutrición, de tuberculosis… con lo mínimo y con mucho ahínco parece que las cosas salen adelante.

No obstante, en esta visita, cargada de colorido por las vestimentas del gran número de mujeres y niños que esperan pacientemente para ser atendidos, las imágenes del centro han sido muy duras, al ser conscientes de la escasez de medios, sobre todo la visión de la sala de partos: un espacio donde las paredes y los techos ya casi no aguantan en pie, donde se antoja excesiva la suciedad y donde las camillas en las que las mujeres se tumban para dar a luz parece que se fueran a venir abajo por el óxido que las corroe…

Los próximos días serán de viaje por el sur, muy cerca del río Senegal. Nos esperan proyectos de repatriados, de saneamiento, de protección y de lucha contra la ablación genital femenina, un grave y dramático problema en el país, y del que sólo al oír algunos testimonios, se te parte el corazón.

Todo contrastes, mientras escribo estas líneas vuelvo a pensar en las inmensas playas mauritanas (que ya hemos visitado porque hay que aprovechar el tiempo), en paseos interminables con la calma del Atlántico bajo nuestros pies, esa calma que desprende este país, situado a un puñado de kilómetros de nuestras paradisíacas Islas Canarias.