Llegada a Angola: comienza la aventura

Lorena Cobas, Técnico de Cooperación y Emergencias de UNICEF España, inicia una serie de entradas sobre su reciente visita a Angola para conocer el trabajo de UNICEF en este país africano Llegamos a Luanda, capital de Angola, de madrugada, después de toda una noche en el avión y con la maleta cargada de ilusiones ante un viaje apasionante. Tengo muchas ganas de conocer cómo se trabaja por el desarrollo en este país. Esta es mi primera vez en África, y realmente estoy muy nerviosa.

Tengo muchas ganas de conocer un poco de este continente.

El objetivo del viaje es ver el impacto de las acciones de UNICEF, en especial en el área de Supervivencia y Desarrollo de la infancia. Va a ser una semana viendo cómo se puede garantizar el acceso a la salud, la protección, prevención y tratamiento del VIH/SIDA, y el acceso a agua potable. La visita promete mucho. Angola está llena de contrastes. Mientras que el sueldo medio de la población es más o menos de 400 dólares estadounidenses, el alquiler de un apartamento pequeño en Luanda puede ser de más de 6.000 dólares al mes. Ante este panorama, la pregunta obligada es: ¿cómo puede vivir la gente? La respuesta la veríamos después, en las afueras, en casas destrozadas entre lodazales y basurales. No es de extrañar que la brecha entre ricos y pobres parezca insuperable aquí. Nuestra primera impresión es la de una ciudad con muchísimo tráfico. Días después lo sufriríamos en nuestras propias carnes, llegando a estar tres horas en caravana para recorrer unos 6 kilómetros. Además, cualquier trámite, incluso hacer la compra diaria, es dificilísimo. Cuando preguntamos por qué esto es así, siempre teníamos la misma respuesta: “Es complicado”. Tal vez esta pequeña frase, sin saberlo, sea un resumen de la situación de este país, que hace tan sólo siete años que ha salido de una guerra de tres décadas.