La sequía no perdona a nadie

Por Lorena Cobas, Responsable de Cooperación y Emergencias de UNICEF España

Ayer estuve hablando con Ezekiel,  el oficial de salud aquí en los campamentos de Dadaab, Kenia. Su labor es garantizar que todos los niños tienen acceso a tratamiento sanitario y sabe que es fundamental que nos centremos en la prevención para lograr la supervivencia.

El trabajo en los campamentos de Dadaab es muy complejo. Hay que tener en cuenta que cada día llegan miles de refugiados nuevos desde Somalia, donde hay epidemiasde sarampión y de cólera.

"Si los refugiados vienen con estas enfermedades y no hacemos nada, tendremos los mismos brotes aquí en Dadaab”, dice Ezekiel. Por esta razón es fundamental hacer un examen médico a todas las personas que llegan al campo, para tratarlas lo antes posible. Además, la prevención es básica para evitar que se contagien, ya que estas enfermedades son mortales en esta parte del mundo.

Mientras escucho a Ezekiel, no puedo evitar pensar que los actores humanitarios aquí presentes están enfrentando cada día un contexto muy difícil y cambiante, la situación esdesesperada porque la sequía no perdona a nadie.

En Dadaab ya  hay 7 casos de cólera, preocupación a la que se une que una de las enfermedades que más ha aumentado desde la emergencia es la diarrea acuosa

aguda, que si no se trata correctamente puede llegar a convertirse en cólera.

Como respuesta, UNICEF va  a realizar en las siguientes semanas una capacitación para personal sanitario y para trabajadores de salud comunitarios en la que se enseñará cuáles son las buenas prácticas en la prevención del cólera(por ejemplo lavarse las manos en momentos críticos), y sobre todo, en la identificación y el tratamiento.

Otra de las enfermedades que más ha aumentado desde el principio de la emergencia es el sarampión, por eso UNICEF ha apoyado una campaña específica de vacunación contra esta enfermedad.  Estoy segura de que con tantos esfuerzos UNICEF y sus aliados van a conseguir controlar  la epidemia.

En Dadaab hace falta un trabajo muy intenso para garantizar la salud de los niños, pero merece la pena el esfuerzo para lograr la supervivencia de cientos de miles de personas,  ¿no creéis?